MIERCOLES Ť 17 Ť OCTUBRE Ť 2001

EL ATAQUE

Ť Pese a que la infraestructura militar talibán ya no existe, continúan inclementes los ataques

Prueba EU en Afganistán armas que eliminan toda forma de vida

Ť Han sido arrojados proyectiles que valen millones de dólares contra el país asiático más pobre Ť Después de 20 años de conflicto bélico ya no quedan blancos que valgan la pena, dicen expertos

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington y Nueva York, 16 de octubre. Los militares estadunidenses co-menzaron una nueva fase de la guerra aérea contra Afganistán, al desplegar esta semana aeronaves artilladas "de vuelo bajo" AC-130, armadas con morteros howitzers de 150 milímetros guiados por computadora y cañones Gatling capaces de disparar mil 800 balas por minuto y eliminar casi cualquier forma de vida en una zona bajo ataque o destruir un edificio completo.

Esta segunda semana de bombardeos comenzó con lo que oficiales del Pentágono caracterizaron como unos de los ataques más intensos desde el comienzo de la campaña afgana hace nueve días, y con el uso de los AC-130.

Para algunos analistas esto indicaría una nueva fase de la guerra que posiblemente marque el co-mienzo de la utilización de fuerzas especiales en el país, aunque el Pentágono se niega a confirmar o negar lo anterior.

Según el analista de asuntos mi-litares William Arkin, en los primeros siete días de esta guerra la fuerza aérea de Estados Unidos lanzó unas 500 municiones conjuntas de ataque directo de 2 mil libras guiadas por satélite, conocidas como "bombas inteligentes", contra blancos en Afganistán.

Pero como ha sucedido en conflictos anteriores, y en contraste con las imágenes de video dadas a conocer a los medios estadunidenses por el Pentágono -en las que se muestra una extraordinaria precisión del impacto explosivo so-bre blancos seleccionados-, la mayoría de las bombas arrojadas sobre Afganistán en la primera semana -unas mil del total- fueron "bombas tontas" MK82 lanzadas desde bombarderos que volaron de bases tan lejanas como las ubicadas en Estados Unidos.

Devastar es el juego

La fuerza aérea también arrojó, hasta el momento, unas 50 bombas racimo CBU-87, mientras que cazas de la marina que despegaron de portaviones dejaron caer unas 240 municiones conjuntas de ataque directo y bombas guiadas por láser, de acuerdo con cálculos de Arkin en un artículo publicado en el periódico The Washington Post en línea (versión Internet).

Estados Unidos también ha de-jado caer por lo menos tres de las bombas BGU-37 de 5 mil libras diseñadas para penetrar a través de 10 a 15 metros de concreto re-forzado antes de estallar.

Hasta el domingo pasado, Estados Unidos también había lanzado unos 60 misiles Tomahawk destinados a blancos particulares enac-130_jjd Afganistán, desde torres de radar hasta hangares de aviación, así co-mo contra campamentos de capacitación de "terroristas" y los hogares del liderazgo talibán.

El lunes pasado, el Pentágono reportó que habían lanzado por lo menos otros 15 de estos misiles, que por unidad tienen un costo aproximado de un millón de dólares, aunque los oficiales militares se negaron a informar qué blancos estaban atacando.

En comparación, según Arkin, Estados Unidos lanzó 150 misiles crucero durante el primer día de la Guerra del Golfo y unos cien Tomahawk el primer día de acción estadunidense en la ex Yugoslavia.

El problema, indicaron varios analistas militares, es que después de 20 años de conflicto bélico ya no quedan muchos blancos que valgan la pena en Afganistán.

En la primera semana de acción militar Estados Unidos reconoció que atinó un total de 50 blancos, comparado con 144 bombardeados durante la primera noche de acción bélica en la Guerra del Golfo, informó Arkin.

De hecho, Afganistán es un país tan pobre que el Atlas de Desarrollo del Banco Mundial ni siquiera registra cifras del producto interno bruto per cápita o la producción económica del país.

Casi un tercio de la población de 26 millones de habitantes había sido desplazada de sus lugares de origen antes de esta guerra, el ciudadano promedio tiene una expectativa de vida de 46 años de edad y la mitad de la población adulta de hombres y 80 por ciento de las mujeres es analfabeta (lo cual po-ne en duda la efectividad de los panfletos que Estados Unidos ha dejado caer para informar a la po-blación afgana que la guerra y las bombas no son contra ellos, sino contra su gobierno).

Contra este país Estados Unidos ha lanzado por lo menos 75 millones de dólares en misiles crucero y seguramente decenas de millones más en todo tipo de municiones y bombas.

Algunos analistas señalan, me-dio en broma, que la acción estadunidense resultaría en regresar a Afganistán a la edad de piedra, ya que ni a ese nivel llegaba después de tanto conflicto y desastre.

A falta de objetivos para las ar-mas aéreas de alta tecnología, los jefes militares estadunidenses, al parecer, han decidido recurrir a armas menos desarrolladas (aunque igual de devastadoras) como el AC-130 Spectre.

Estas versiones modificadas de los aviones de carga C-130 están integradas a la estructura del Co-mando de Operaciones Especiales de la fuerza aérea y se suelen utilizar en preparación para el co-mienzo de acciones de tropas te-rrestres de operaciones especiales.

Los aviones relativamente lentos de turbohélice pueden circular sobre un objetivo mientras su sistema de computadoras se asegura que sus ametralladoras de alto ca-libre siembren una "carpeta" de balas sobre una concentración de tropas o vehículos, y destruir todo lo que se ubica frente a su mira.