JUEVES Ť18 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť El fin de semana la dirigencia priísta sostendrá otra ronda de negociaciones

Aún falta definir tres entidades en las que se realizará la 18 asamblea nacional del PRI

Ť La reunión debe ser plenaria para lograr un proyecto homógeneo, dice Murat Casab

ENRIQUE MENDEZ

La Comisión de Coordinación Política del PRI entrará este fin de semana a otra ronda de negociaciones hacia la 18 asamblea nacional, en medio de una nueva controversia interna. Ayer el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) precisó que tres de los cinco estados sedes aún están a negociación, pero José Murat Casab anticipó que hay otras entidades "a escoger", como Oaxaca -en donde es gobernador-, Guerrero, Tabasco, Campeche, Quintana Roo, Coahuila, Chihuahua y Sinaloa. "Ahí hay estados del sur y del norte".

Reveló que el área administrativa del tricolor consultó en el Auditorio Nacional los costos por la renta de dos días, como una opción para que los 11 mil 700 delegados -cuya lista se difundirá el lunes- puedan debatir en un solo sitio.

Sin embargo, el PRI informó que el aforo no es suficiente y tendría que erogar más recursos para el traslado de todos los representantes de sus estados al Distrito Federal.

La dirigencia del PRI envió delegados especiales para coordinar la logística de las mesas que se instalarían en San Luis Potosí, Veracruz y Sonora, y precisó que sólo se han definido las sedes del estado de México, donde se concentrarán 6 mil delegados que participarán en 23 tribunas, e Hidalgo, que será la segunda delegación más grande, con 2 mil 500.

Se informó que el resto se dividirá en grupos de mil 700, y que sí habrá una sesión plenaria por circuito cerrado el 20 de noviembre, pero sólo para escuchar el mensaje final de la presidenta del partido, Dulce María Sauri Riancho, y conocer las conclusiones de las mesas.

Los detalles aún están a debate y la vocera del partido, Adriana Delgado Ruiz, explicó ayer que en las sesiones de la comisión Política "no hay decisiones unilaterales y los acuerdos se toman entre todos, incluidos los gobernadores".

En tanto, consultado acerca del convenio para fraccionar la asamblea, Murat Casab sostuvo que en las reuniones de la comisión de Coordinación Política -integrada por el CEN, los tres sectores, grupos parlamentarios y gobernadores- sólo se ha visto como una "posibilidad" realizar la asamblea priísta en cinco estados.

"No hay consensos aún que permitan transitar hacia una asamblea exitosa, que debe ser plenaria porque dividida en cinco se corre el riesgo de que no se den los vasos comunicantes entre los delegados para lograr el proyecto homogéneo que defina el partido democrático que queremos. Y si quieren cinco sedes, hay otros estados, que escojan", expresó.

Precisamente, uno de los dilemas de la comisión nacional organizadora de la asamblea, que preside Jesús Murillo Karam, es el de convenir con los gobernadores dónde se pueden instalar las mesas, sin que el resto se sienta excluido. El problema que aduce el CEN es el de la logística: los traslados por avión y por tierra, el hospedaje y las comunicaciones.

Asimismo, Murat afirmó que ni la comisión de coordinación puede delimitar si la asamblea es deliberativa o electiva, porque "como órgano máximo del partido puede tomar sus propias decisiones, incluido el método para elegir dirigentes".

Insistió en que el PRI no debe tenerle "miedo a la democracia", y alertó que si en las cinco semanas que faltan para la asamblea no hay acuerdos básicos, se llegará a un punto en el que la asamblea "tome sus propias decisiones, y si los delegados deciden ya no será responsabilidad nuestra".

Aun así, dijo que tiene interés de llegar a acuerdos que permitan una asamblea productiva que emita un documento con el proyecto de nación para ofrecer a la ciudadanía y a los electores.

En tanto, Dulce María Sauri Riancho se reunió ayer con los ex presidentes del CEN priísta para informarles del acuerdo de dividir en cinco sedes la asamblea, y ofrecer el argumento de que llevarla a cabo en un solo estado sería muy costoso económicamente para el partido.

Al término de la reunión, el senador Humberto Roque Villanueva, presidente de la comisión organizadora del proceso interno para renovar la dirigencia nacional, refirió que la separación de la asamblea en mesas ya se hizo en la 14, cuando los delegados aprobaron la imposición de candados para nominar candidatos de elección popular. "Así que ya ha pasado y no es novedoso", expresó.

Dijo que el hecho de que la asamblea se divida no representa "mayor problema", lo que importa es garantizar "que prevalezca el espíritu democrático en la reforma de los estatutos", y consideró que para el PRI ese espacio constituye "la prueba de fuego".

Agregó que aún no hay acuerdo sobre el método para renovar el CEN, pero sí hay consenso respecto de que se depuren y actualicen el Consejo Político Nacional y los consejos políticos estatales. "La idea es que sean órganos para que se acote la actuación del Comité Ejecutivo Nacional y de los comités directivos estatales".

El senador priísta comentó que se ha mantenido al margen de las reuniones entre los ex aspirantes a la candidatura presidencial del PRI para evitar que se cuestione su imparcialidad cuando conduzca el proceso interno. "Tengo que llegar totalmente neutral, fresco. Lo importante es que las reglas se respeten y ese es mi compromiso", indicó.

Se quedan los perdedores

Luis Martínez Fernández del Campo, ex secretario adjunto a la presidencia del PRI, afirmó que la cúpula del partido no sólo ha puesto a los militantes en el nivel de infantes, sino que al configurar una "asamblea mediática y virtual nos eleva a la categoría de estúpidos summa cum laude".

En entrevista, dijo que su partido está ante la última oportunidad de "abrirse a los vientos de la democracia interna", y lamentó que el diseño de la asamblea busca "dejar en la dirección del partido a los perdedores de la elección presidencial".

Señaló que el PRI quiere "engatuzar" a la militancia y sólo unas pocas voces, "como las de Manuel Bartlett y Beatriz Paredes, se han levantado para evitar esta atrocidad. Ya nos hicimos bastante daño; obedecimos las instrucciones de Ernesto Zedillo, que nos impuso a un candidato idóneo para que perdiéramos la elección de 2000".