jueves Ť 18 Ť octubre Ť 2001
Martí Batres G.
ƑY cuál es el acuerdo?
Fue un domingo siete. Los presidentes y presidentas de los partidos políticos, y el Presidente de la República, anunciaron un Acuerdo Político Nacional para el Desarrollo (APND). Aunque más que acuerdos precisos, anunciaron en realidad una agenda. La lista de temas es amplia y nadie podría decir que esos puntos no deben discutirse.
Sin embargo, a medida que pasan los días dicho acuerdo se va convirtiendo en un tema de debate nacional. Ya diversos sectores de la sociedad civil y legisladores han señalado la necesidad de rediscutir la reforma indígena. Y otro tema tendría que ser el del IPAB-Fobaproa. Ambos asuntos no aparecen en la agenda presentada como acuerdo.
A pesar de su generalidad, el APND señala en el rubro relacionado con la cuestión internacional el compromiso para "promover la lucha por la paz ...". Esto fue firmado por el Presidente de la República a las 17:00 horas, pero cuatro horas más tarde, él mismo declaró a favor de la guerra contra Afganistán.
Viajó al extranjero y desde allá declaró que ya hay acuerdo para la reforma hacendaria. Sin que nadie en el Congreso lo haya autorizado para hablar en nombre del Poder Legislativo; sin que existan dictámenes que permitan presumir lo declarado, y sin que los diputados, al menos no todos, estemos enterados de ello.
Al día siguiente de la firma del APND, el Tribunal Federal Electoral avaló la postura del PRI en relación con las controvertidas elecciones en Ciudad Juárez y Tabasco.
En estas circunstancias, cabe preguntarse: Ƒqué respeto le merecen los acuerdos al gobierno federal? ƑExisten acuerdos secretos entre el PRI y el PAN que no conozcamos? ƑNo será que el acuerdo está en otra parte?
Una de dos: o el acuerdo nacional es una relación temática de la que deben desprenderse consensos específicos y concretos en el Congreso de la Unión; o los acuerdos reales ya se están tomando en otras esferas y el acuerdo nacional es sólo un telón de fondo.
En todo caso, si el APND busca generar consensos nacionales entre todos, será indispensable que el Congreso de la Unión lo tome sólo como una base de temas a los que tendría que agregar, sin embargo, los de la reforma constitucional indígena y el del Fobaproa-IPAB. En realidad el Congreso tiene que tejer sus propios acuerdos.
Si el acuerdo nacional pretende serlo realmente, es decir, con la nación, el Congreso de la Unión no puede aprobar una reforma fiscal con IVA en alimentos, medicinas y libros.
Si los acuerdos no están preconcebidos en otras pistas, hay mucho que hacer en el Congreso para ampliar temas y precisar el alcance de los acuerdos. Si no es así, entonces casi todos somos simples espectadores de los acuerdos reales y el llamado Acuerdo Político para el Desarrollo Nacional es un respaldo legitimador para lo ya acordado.