VIERNES Ť 19 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Reunión de análisis en Filosofía y Letras fue interrumpida por miembros del CGH

Un pacto entre universitarios garantizaría el éxito del congreso, señala González Casanova

Ť La más grave crisis que la universidad ha vivido está relacionada con políticas neoliberales, dice

KARINA AVILES

La democratización de la UNAM, en momentos en los que se insiste en aplicar el neoliberalismo a pesar de sus graves consecuencias sociales, debe plantearse como un proyecto de defensa de la universidad, de la educación pública y de la política social y nacional, expresó el ex rector Pablo González Casanova. Afirmó que lo único que puede asegurar el éxito del congreso es la voluntad coordinada de los universitarios y la realización de un acuerdo o pacto para que los miembros de la comunidad se planteen los distintos problemas y soluciones en un plan de seriedad y legitimidad.

Expresó que los motivos de la más grave crisis que la universidad ha vivido están relacionados con políticas neoliberales que hasta hoy subsisten y representan ''serios obstáculos para una serie de metas que la universidad mexicana debe cumplir y que son fundamentales para el futuro de la historia de nuestra institución y nuestro país''.

En tales condiciones, dijo, la universidad, como parte de la educación pública y de los servicios públicos y nacionales, continúa en una situación de ''vulnerabilidad que debemos enfrentar procurando con nuestra conducta y nuestro pensamiento resolver los problemas de la educación pública que están a nuestro cargo, a reserva de actuar en otras organizaciones para enfrentar al neoliberalismo y sus nuevas políticas de guerra''.

En el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras, los profesores eméritos Pablo González Casanova, Luis Villoro y Adolfo Sánchez Vázquez -este último se encontraba entre el público-, al igual que investigadores, académicos, estudiantes y funcionarios, se dieron cita para reflexionar en torno a si es posible un pacto universitario para realizar un congreso democrático en la UNAM.

González Casanova indicó que la crisis del neoliberalismo ha sido oficialmente reconocida por los más altos funcionarios que lo han impulsado y, sin embargo, insisten en seguir aplicándolo. Habló de la incoherencia que significa que muchos de quienes preconizan la necesidad de impulsar educación, tecnología y participación democrática, como el Grupo de los Siete, al mismo tiempo realizan las políticas más opuestas para el alcance de esas metas.

''En tales condiciones, la democratización de la universidad tiene que plantearse como un proyecto de defensa de la universidad, de defensa de la educación pública y de la política social y nacional que permita hacer inversiones y gastos en educación, salud, alimentación, habitación, infraestructura, a fin de proporcionar trabajo y empleo a los especialistas que esta universidad y otras instituciones de cultura superior del país preparen para una población que no siempre tiene los recursos necesarios para adquirir en el mercado los servicios y bienes más elementales'', señaló.

Al plantear cómo alcanzar un acuerdo, manifestó que primero deben precisarse los objetivos de la UNAM que todos comparten, pero también tiene que formularse una lista de aquellos en los que hay opunam_congreso_ju18dginiones diferentes. Los objetivos que los universitarios comparten corresponden a la cultura universitaria que radica en el respeto a las distintas ideologías, creencias, teorías y modos de pensar y sentir, añadió.

Y destacó que la libertad de cátedra, investigación y difusión de la cultura, como libertad de expresión, corresponden a un valor que debemos anteponer a nuestros diálogos sobre el acuerdo, el pacto y el congreso. Consideró que la discusión tiene que centrarse en definir qué se entiende por democratización de la universidad.

El investigador emérito habló de una democratización entendida como ''mejor educación para más'', lo cual -precisó- no implica el abatimiento de los niveles académicos. En ese sentido, destacó que el sistema de universidad abierta puede convertirse perfectamente en un sistema de excelencia para educar a más estudiantes y educarlos mejor.

Otro elemento para la democratización significa que la conducta de los integrantes de la institución esté sujeta a reglas y no sea objeto de decisiones arbitrarias, de presiones autoritarias o populistas. También, subrayó que la democracia universitaria no sólo es una cuestión de representación y participación cuantitativa sino cualitativa. ''Y no es sólo un problema de votación, sino un problema de autonomías dentro de la autonomía''.

Dijo que la democratización con respecto a las autonomías de las distintas unidades que integran la universidad, supone combinar las actividades de cada una y todas ellas en redes de ciencias y humanidades, de artes y de técnicas que las impulsen a emprender tareas comunes y constantes.

Resulta indispensable, enfatizó, no imitar los modelos de democracia política de las naciones para aplicarlos a las universidades. Por el contrario, hay que realizar un trabajo que fomente las formas no autoritarias, los modelos no excluyentes de la cultura universitaria y las fuerzas creadoras que permitan alcanzar nuestras metas, apuntó.

Enseguida tocó el turno a la académica Carola García Calderón. La consejera universitaria subrayó que la universidad requiere de reformas a fondo y no cosméticas, y también llamó a defender la universidad pública frente a los embates neoliberales.

Gritos e insultos de cegeacheros

Apenas se había iniciado la participación del profesor de la ENEP-Aragón Ricardo Ramírez, cuando un joven del Consejo General de Huelga (CGH), por medio de un altavoz, expresó a gritos -desde la parte trasera de la sala- su repudio a lo que llamó un ''acto entre el PRI y el PRD'' para confabular un ''congreso charro''.

A coro, un grupo de alrededor de 30 jóvenes -que también se ubicaban en la parte trasera del auditorio- siguieron el tono de ese joven para iniciar una oleada de gritos que demostraron la clara intención de sabotear la reunión. Una vez que se sintieron apoyados, otro grupo que se encontraba en las butacas de enfrente, entre ellos el ex alumno Alejandro Echevarría, El Mosh, y David Jaramillo, se unió a la protesta.

Las pocas palabras, y luego los insultos, fueron dirigidos permanentemente al coordinador de la Reforma Universitaria, José Narro, quien era otro de los ponentes de mesa. ''šPresenta tu renuncia en este momento si quieres que esto avance! šLárgate de aquí!'', vociferaba un joven de gorra verde.

El director de Filosofía y Letras, Ambrosio Velasco, visiblemente exaltado trataba de poner orden, al tiempo que señalaba: ''Esto no es la facultad, ningún estudiante hace esto por más que esté en contra. šEs un grupo minoritario!''

David Jaramillo, expulsado de la UNAM por un año a raíz de la agresión en la que fueron desnudados funcionarios y académicos de Ciencias Políticas, encaró a José Narro. El objetivo fue el mismo: insultar. Después de 45 minutos, en donde fue imposible que aquellos jóvenes pudieran articular argumentos y razones, pese a que fueron invitados a participar en la reflexión, los ponentes decidieron salir del lugar. Más tarde fue reanudado el foro.