SABADO Ť 20 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť Coinciden los escritores Burmeister, Schneider y Mora
De cara al siglo XXI, el futuro de la literatura alemana es incierto
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
El Muro de Berlín cayó en 1989 y desde entonces han ocurrido numerosos cambios políticos, económicos, sociales y culturales en Alemania. Esas transformaciones también se reflejan en la literatura, al punto de que hoy no es posible determinar hacia dónde se encamina la narrativa de ese país europeo en el siglo XXI, coinciden en entrevista con La Jornada los escritores Brigitte Burmeister y Peter Schneider, y la narradora húngara Terézia Mora, cuya característica principal es que escribe su obra en alemán.
Burmeister expresa que existe una ''individualización y diferenciación muy fuerte'' dentro de la literatura de su país, de tal manera que no es posible prever hacia dónde va sobre todo porque ''no hay una escuela, una agrupación, un rasgo o autores determinados que puedan marcarla''.
Mora, a su vez, enuncia la existencia de una nueva generación caracterizada por la heterogeneidad, en la cual los escritores ''enfatizan que son individuos, personas aisladas''. La autora, de 30 años, quien empezó su carrera hace poco, precisó que en Hungría ''sí existe cierta continuidad con la generación después de la guerra en la literatura húngara, pero no podría decirlo de la alemana''.
Unión de dos pueblos diferentes
Peter Schneider, algunos de cuyos libros han sido traducidos al castellano, subrayó el hecho de que antes había dos Estados alemanes (el democrático y el federal) y, por tanto, existían dos literaturas alemanas ''situación que terminó con la caída del Muro'' el cual durante 40 años dividió a la población en wessis (occidentales) y ossis (orientales). No se puede hablar, dijo, de una reunificación, sino de la unión de dos pueblos diferentes.
Schneider define la escritura como ''una forma de entenderse a sí mismo y por ese medio entender también a la sociedad'', en la que cada autor habla ''sobre lo que le preocupa, lo lacera, le afecta y no realmente para comunicar algo. Uno escribe acerca de lo que no entiende para poder encontrar una explicación y tal vez explicarlo a los demás'', mientras que Brigitte Burmeister no escribe, dijo, ''para transformar al mundo, ni para convencer a nadie. No me sentiría ofendida si alguien se convence por lo que escribo''.
Los tres autores destacaron la multiplicidad de temas de los que se escribe ahora en Alemania, donde ya las narraciones de guerra y división se quedan atrás para dar paso a una literatura en la que se habla de la pluralidad de razas que coexisten en esa nación europea, además de problemas como la violencia de los neonazis.
Poco después en una mesa redonda organizada por el Instituto Goethe y la Sogem, Tim Staffel, otro de los escritores alemanes y quien no participó en la entrevista, destacó que tras la caída del Muro ''todos reclamaron 'la novela del cambio' y 'la novela de Berlín', pero ahora los temas son amplios y diversos porque en la literatura no nos deberíamos dejar arrollar por la historia a tal grado de que escribamos sobre un tema''.
La situación de los escritores de Alemania ha mejorado con el paso de los años, aunque ciertamente son pocos los que viven sólo de sus libros, coincidieron los autores que el próximo año integrarán, con otros colegas, una antología de narrativa del país europeo que publicará el Fondo de Cultura Económica en cooperación con el Instituto Goethe.