La agonía petrolera
Es evidente que hasta hoy ha resultado imposible contabilizar toda la energía que el mundo consume para su sostenimiento material. Incluso podría llegar a ser absurdo. Sin embargo, dentro de lo que podemos llamar energías comerciales o energías contabilizadas hay realidades que conviene nunca olvidar.
Lo primero: ¿cuánta energía se consume en el mundo y en qué se consume? Se estima que hoy se requiere energía equivalente a 210 millones de barriles de crudo al día. En estricto sentido sólo se necesitan 80 millones de barriles al día de petróleo, es decir 38 por ciento; 22 por ciento es gas natural equivalente a 46 millones de barriles de crudo; el carbón equivale a 26 por ciento; la energía nuclear a 7 por ciento; y la energía hidráulica y otras formas como la solar, la eólica y otras alternativas también equivalen a 7 por ciento.
La quinta parte para el transporte: casi la tercera parte para la iluminación, la refrigeración, la calefacción, la transmisión y recepción de información y otros usos en casas, comercios y edificios públicos. El resto se utiliza en la industria, de la que una parte muy importante la concentran las llamadas industrias intensivas en energía: acero, vidrio, cemento, química, aluminio, celulosa y papel, principalmente.
Con esta energía se genera un producto -el contabilizado- medido en 50 millones de millones de dólares (trillones estadunidenses, billones nuestros). Estados Unidos representa la quinta parte de este producto pero -lamentablemente- nuestros sufridos pero descuidados y también violentos vecinos consumen la cuarta parte de la energía total.
¿Es esto -que su energía consumida pese más en el total que su producto- un signo de desarrollo, de bienestar o de ineficiencia? En realidad un poco de todo pero, sin duda, también de dispendio, a pesar de que desde el choque petrolero de 1973 y 1978, sus necesidades de energía han crecido a una tasa media anual de sólo 2 por ciento y su producto a una tasa media anual mayor a 3 por ciento.
Pues bien, lo lamentable ?para todos? es que nuestros vecinos apenas tienen 2.8 por ciento de las reservas de petróleo técnica y económicamente recuperables hoy, es decir, con la tecnología actualmente disponible y a los precios medios actuales. Y sólo producen 10 por ciento del total del crudo aunque ?aquí el drama de todos, pero principalmente de quienes sí tienen crudo? su economía se traga ?sí, se traga? la cuarta parte del total mundial, es decir, poco menos de 20 millones de barriles de petróleo al día. Con el ritmo actual de producción tienen crudo para 11 años. Pero si tuvieran que producir todo lo que se consumen, sólo tendrían petróleo para 4 años.
Por eso -para alargar más esto que bien pudiéramos llamar su agonía petrolera-, importan 10 millones de barriles al día y buscan desesperadamente garantizar abastos. Algo similar aunque menos dramático resulta para el gas natural.
Pero, indudablemente, lo más delicado está en el petróleo, por eso tratan de garantizar a toda costa y en primera instancia, el acceso al crudo de Canadá y de México lo que, sin embargo, no les resuelve mucho, a pesar de que, como toda reserva, les da un mayor tiempo para garantizar sus requerimientos. Y es que haciendo los números de reservas, producción y consumo para el bloque de América del Norte, las existencias sólo les garantizan cuatro años más de abasto, de nuevo con la tecnología actual y a los precios actuales y considerando que se descubren reservas para garantizar el crecimiento de la demanda. Por eso conviene no sobrestimar esta situación, por más importante que les resulte por la cercanía y la aparente seguridad.
¿Dónde está el petróleo, entonces? Ya lo sabemos todos. En el Medio Oriente está 65 por ciento de las reservas mundiales de crudo; en Venezuela 7 por ciento; también 7 por ciento en Africa (Argelia, Libia y Nigeria principalmente); y en Rusia 5 por ciento (acaso por eso en el reportaje de Sabrina Tavernise y Brigit Brauer de The New York Times de este viernes se asegura que Rusia se está convirtiendo en un aliado petrolero insustituible. Cosas veredes, Sancho). ¿Y dónde está el gas natural? También ya lo sabemos: en Rusia 28 por ciento; en el Pérsico el 9 por ciento; en el Mar del Norte ( Holanda, Noruega y el Reino Unido) también el 9 por ciento; en Canadá el 7 por ciento; y en Africa ( Argelia y Nigeria primordialmente) también 7 por ciento. Todo esto no es nuevo. Ya se sabía antes del 11 de septiembre. Y, sin embargo, como dice el dicho: a la oportunidad la pintan calva.