MARTES Ť 23 Ť OCTUBRE Ť 2001

ITACATE

Ť Marco Buenrostro y Cristina Barros

Presencia de los ancestros /I



ESTAMOS CERCA YA de una de las celebraciones más importantes de nuestro calendario. Es evidente que los llamados ''días de muertos'', comprendidos del 31 de octubre al 2 de noviembre, reúnen a millones de mexicanos en torno a sus hogares para preparar el recibimiento de sus antepasados fallecidos.

ESTA TRADICION ESTA profundamente arraigada y tiene sus orígenes, como tantas otras ceremonias, en la manera de ver el mundo (cosmovisión) de las culturas mesoamericanas. En el estado de Guerrero, donde hay una amplia población nahua, esta línea de continuidad cultural puede observarse con claridad.

EN EL ESTUDIO de Catharine Good Eshelman acerca de las ceremonias agrícolas, los muertos y la expresión estética entre los nahuas de Guerrero, que aparece en el interesante libro coordinado por Johanna Broda y Félix Báez-Jorge, y cuyo título es Cosmovisión, ritual e identidad de los pueblos indígenas de México (FCE), hay importantes datos que nos permiten hacer ese seguimiento.

DESDE LA PERCEPCION nahua ''la muerte deja su cuerpo físico, pero sigue perteneciendo a la comunidad y la grupo doméstico como miembro productivo''. Pertenecen sobre todo, porque sus almas ya ligeras, por estar desprendidas del cuerpo físico, se convierten en mensajeras que ayudan a pedir favores y a intervenir ante los santos y Tonantzin, muy especialmente para que envíen las lluvias y hagan propicias las cosechas.

ESTE VINCULO DE cooperación mutua entre muertos y vivos, se establece cuando alguien de la comunidad muere. Para enterrarlo, los familiares y amigos depositan diversos objetos rituales, entre otros una jícara pintada (xóchihuacal), un rosario, un cinturón trenzado, un morral de ixtle, un cántaro de los que se utilizan para llevar agua al trabajo de campo, cuatro o cinco granos de maíz, huaraches tejidos de palma y tiras de tela cortada de la ropa que se les cambia a los santos.

LAS JICARAS SE reciben en vida, usualmente de los padrinos de bautizo, y están presentes en varias ceremonias durante el lapso de vida. El cinturón se teje con pabilos de velas o ceras que aportan las personas cercanas a la familia; su tamaño refleja las relaciones sociales ritualmente establecidas en vida y le dan fuerza al difunto. La palma con que hacen los huaraches provienen de los tejidos que se hicieron para los domingos de ramos. Cada objeto tiene una función especial en el viaje que realizará hasta llegar a donde se encuentran las almas de los otros muertos, que esperan a su vez de él, sus regalos.

Tamales de frijol



SE PREPARA MASA de nixtamal con un kilo de maíz. Aparte se cuece con sal un kilo de frijol; una vez cocido se muele. Se hacen tortillas de masa y sobre ellas se colocan otras tortillas hechas con la masa de frijol molido. Se enrollan y se envuelven en hoja de milpa. Se cuecen al vapor. (Recetario indígena de Guerrero, CNCA, 2000)

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