Eric Rudolph o ¿cómo detener a un terrorista hábil y preparado?
NUEVA YORK, 26 DE OCTUBRE. El ejército estadunidense busca a Osama Bin Laden en las inmensidades afganas pero, en un bosque de Carolina del Norte (Estados Unidos, este), un solo hombre, presunto terrorista, demuestra desde hace cuatro años cuán difícil es capturar a un fugitivo hábil, resistente y bien preparado.
El extremista de derecha Eric Rudolph es buscado desde enero de 1998 por su participación en tres atentados con bomba, entre ellos el de los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996. Se filtra desde entonces entre las redes tendidas por centenares de agentes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y de la policía local en el macizo de Nantahala, una región muy accidentada de los Apalaches, en el este de Estados Unidos.
Hoy en día, sólo un puñado de ellos está en la pista. Buscan a un hombre de 35 años, ex paracaidista, solitario, resistente, entrenado desde su infancia en la vida de los bosques, en técnicas de supervivencia y en el manejo de las armas.
Fue visto por última vez en julio de 1998 por un ex vecino que lo describió como un hombre delgado, barbado, con el cabello tendido como cola de caballo y traje camuflado. Partió con su camioneta, llena de latas de conservas, baterías eléctricas y otras provisiones, por las que pagó con cinco billetes de 100 dólares.
Agentes federales armados hasta los dientes han rastrillado los caminos y senderos del bosque Nantahala, asistidos por perros. Helicópteros con detectores térmicos capaces de rastrear la presencia de un cuerpo humano sobrevolaron la zona. Hubo relevamiento con aviones. Se instalaron cámaras, detectores fotoeléctricos de movimiento. Un indio rastreador cheyenne ofreció sus servicios; un ex coronel de los "boinas verdes" -fuerzas especiales de elite- lanzó 40 hombres en su persecución: en vano.
Desalentada por los acontecimientos, la FBI ofreció una recompensa de un millón de dólares e intentó contratar cazadores y guías de los alrededores a 20 dólares la hora. Pero en esta región distante, muy conservadora, donde se sospecha de todo lo federal, esos incentivos no tienen efecto. Crece en cambio la leyenda del hombre salvaje, medio Rambo y medio Robin Hood, que burla a sus perseguidores.
Darren Free, especialista en técnicas de supervivencia que conocía al fugitivo y que colaboró con la FBI, declaró en marzo a la cadena de televisión CNN que Rudolph se escondía en una de las miles de cavernas o minas abandonadas de la zona. "Le gustan mucho las grutas. Ahí se siente en casa. Sabemos que está en un agujero. ¿Pero en cuál?".
Con una temperatura constante de 15 grados, con agua, con fisuras que dejan salir el humo del fuego, estas cavernas pueden ser refugios seguros durante largo tiempo. Los investigadores calculan que el fugitivo tenía sin duda preparados sus escondites con años de anticipación, acumulando allí provisiones y material.
Cuando un vecino le preguntó dónde vivía, el fugitivo respondió: "Allí donde ningún hombre ni perro podrá encontrarme", dando así a los perseguidores la pista de una caverna cuyo acceso está dificultado por un río subterráneo.
También es bajo tierra donde se deberá buscar a Osama Bin Laden y no será tarea fácil, asegura el especialista en temas militares en Afganistán, Ali Jalali.
El ex militar afgano afirma que los túneles, escondites y búnkers subterráneos que utilizaron los mujaidines en la guerra contra los soviéticos han sido reforzados, ahondados y equipados por Bin Laden, y que sólo la colaboración de las fuerzas afganas permitirá desalojarlo. AFP
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