SABADO Ť 27 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Interpretó los temas de su más reciente álbum Sao Vicente di longe

Cesaria Evora convirtió en mar azul y carnaval el Salón 21 la noche del jueves

Ť Con Bésame mucho conquistó al público mexicano; su actuación, sobria y sin aspavientos

Ť Fue el primero de sus dos conciertos en el foro de Polanco; este domingo, en el Centro Histórico

ARTURO CRUZ BARCENAS

cesaria4La voz y el quebranto de Cesaria Evora llenaron el Salón 21 de Polanco, el pasado jueves, en el primero de dos conciertos de La diva descalza, en el que cantó sobre todo los temas de su nuevo disco, Sao Vicente di longe. El tono y los ritmos fueron y llevaron del mar azul al carnaval.

Hubo varios clímax en las dos horas en las que la originaria de Cabo Verde hizo gala de su control escénico y de su impecable técnica, de su concentración, que le hacen proyectar nostalgia, calidez, profundidad. Pero cuando cantó Bésame mucho, aportación al mundo de Consuelo Velázquez, el aplauso fue unánime. En español canta emotivamente igual que en otros idiomas. La morna y la coladeira, los géneros tradicionales de su nación, trasminaron y cribaron en el tema dramático de Velázquez, en una interpretación plena de fraseo y fuerza.

Cize, como la llaman cariñosamente sus amigos, no necesita hacer aspavientos o recurrir a parafernalias artificiosas. Parada en el centro del escenario, bajo los haces amarillos, mirará fijamente al público. Serena, mientras varios bailan cadenciosamente, envueltos con la melodía del cavaquino tañido por Antonio Pina, ni siquiera gesticula. Tampoco baila. Su potencia interna se focaliza en la garganta privilegiada que busca la consonancia sonora, que es seguida por el saxo de Antonio Gómez.

Hizo un breve intermedio. Se apoyó en el piano y fumó un cigarrillo, como si nada. Prosiguió acompañada sólo por el piano del maestro Fernando Andra. Por momentos la melodía rodeó a los asistentes; algunos estaban extáticos, gozando la música. Hubo incluso quien cerraba los ojos. Una mujer elegante llegó a los límites de Morfeo.

Las guitarras de Joao Pina y Alberto Portes se complementaron poniendo el acento en lo brasileño y cubano. Sao Vicente de Longe, un remanso que remite a esa tierra árida, seca, esa patria rodeada de agua, donde una flor es tan sólo una ilusión. Así deja ver su naturaleza en la portada del disco Así es, comentó en entrevista reciente.

El lenguaje tiene una potencia evocativa. No es necesario traducir. Las imágenes se sustituyen por sentimientos. Homem na meio di'homen, una descripción de las angustias, las agitaciones internas, la alegría de existir, donde las cuerdas de Julián Corrales y Leonel Hernández caminan con cierta parsimonia y con sabrosura.

Cuando el chelo de Daniel Rodríguez se coloca en la superficie, Time and silence hace chasquear a varios. "Una casa en el cielo/ un jardín en el mar". Tiempo y silencio... "moriré en tus brazos", "voz y quebranto". Si el Salón 21 fuera un mar, no habría olas, o carecerían de vaivén.

La guitarra blanca tocada por ese negro refulge en Peach flavor y en Pain of love. Le piden que interprete algunas de sus piezas más famosas. "Calma." Tal palabra fue de lo poco que pronunció en todo el concierto. Ni en los temas carnavalescos su cuerpo fue víctima de la seducción. Como una columna dórica o jónica; apenas alzando o moviendo el micrófono. No más.

Unas jovencitas iban de fiesta y bailaron con sinuosidad. Cesaria sabe que es ne-cesaria. Se le ha comparado con Edith Piaf y Billie Holliday. Los asistentes son insistentes y le piden que cante otra, y una más. Regresa y regala sonrisas, pero no tantas. Tal es la parquedad, la brevedad de la comunicación gestual. Pero cuando canta nadie puede evitar oírla referirse al exilio, a los amores frustrados, a la sodade. Su canto pertenece a la gente, a todos nosotros.

Fue una noche de fado, morna, coladeira, samba, bolero, blues. A veces todo junto, con calidez y melancolía. Su canto y sus pies descalzos llegarán mañana domingo, en un concierto en la plancha del Zócalo de la ciudad de México.