SABADO Ť 27 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Los comensales no saben exactamente lo que están pidiendo hasta que lo prueban

En Alemania, restaurante a oscuras con meseros ciegos

DPA

bar-cartelesColonia (alemania), 26 de octubre. Es imposible que la comida entre por los ojos. O que éstos sean más grandes que el estómago. Quien quiera cenar en el restaurante Unsicht-Bar, de la ciudad alemana de Colonia, deberá hacerlo completamente a oscuras.

Se trata de una experiencia novedosa, casi sin precedentes en el mundo, que apunta a explorar el olfato, el gusto, el tacto y el oído, y dar una idea de cómo se orientan los ciegos.

El promotor de la idea es Axel Rudolph, joven empresario apasionado con su proyecto. "Trabajo en esto desde hace más de diez años, pero en otro contexto. Diseñé diferentes exposiciones para organizaciones de ciegos, en las que los videntes paseaban por espacios completamente oscuros y experimentaban en parte la vida de un ciego", relató.

"Por ejemplo, tenían que pasar por un espacio totalmente oscuro en el que se reproducía acústicamente un cruce de calles, idéntico a uno real, con 24 canales de sonido, olor a caño de escape, etcétera. Muchas veces había un pequeño bar en la oscuridad en el que podían tomar un café."

A partir de esa experiencia surgió el proyecto de montar un restaurante completo, en el que se pudiera disfrutar de una buena cena de forma completamente distinta. "En Zurich existe un restaurante llamado Blinde Kuh (Vaca ciega), pero es un espacio oscuro en el que se sirve comida normal. El Unsicht-Bar se basa en un concepto más amplio."

Lo que se intenta en este local, cuyo nombre es en alemán un juego de palabras entre invisible (unsichtbar) y bar, es desarrollar más profundamente la relación con la comida.

Así, antes de adentrarse en la oscuridad, los huéspedes pueden elegir el menú de una carta con platos presentados en forma de adivinanzas. "No saben exactamente qué están pidiendo, y no saben muy bien lo que hay sobre el tenedor hasta que lo huelen y lo prueban."

Según la experiencia de Rudolph en los cuatro meses que lleva abierto el restaurante, la gente sale realmente eufórica. "Muchos días antes ya están pensando en cómo será comer en la oscuridad. Tienen muchos miedos. Y luego descubren que en el fondo es muy sencillo. Hay cosas mucho más difíciles de hacer en la oscuridad."

"El comedor está absolutamente oscuro", explica. "No hay ni un puntito de luz. Está más oscuro que cualquier sótano oscuro. Eso es algo que ninguno de nuestros huéspedes experimentó antes. Y siempre hay alguno al que le da pánico, pero se da cuenta desde el principio y se va."

Los camareros ayudan a los comensales con algunas indicaciones, basadas en las agujas del reloj. Al servir una bebida dicen: "Se la dejo a la una". Y entonces el cliente sabe que está junto al borde superior derecho del plato.

Los camareros del Unsich-Bar son ciegos. "Es el mejor personal que me pueda imaginar, porque todos están totalmente motivados. Toda su vida estuvieron trabajando en cosas en las que tenían que demostrar que como ciegos también podían hacerlas, aunque nunca tan bien como los videntes. Y ahora tienen un trabajo que pueden hacer mucho mejor que cualquier vidente. Es decir, son necesitados como ciegos."

El éxito de la empresa -ya hay reservaciones hasta fin de año- llevó a este emprendedor a pensar en crear una cadena con base en este mismo concepto. Y el siguiente paso es inaugurar en las próximas semanas otro restaurante en Berlín.

"Es un trabajo increíblemente interesante y enriquecedor, porque los ciegos se orientan completamente de otra manera y entonces todo lo que a uno le viene a la cabeza no sirve. No tiene nada que ver con caridad", aclara.