Ť Su obra El extensionista, con más de una década en cartelera, marcó un hito
Murió Felipe Santander, autor sui géneris en la dramaturgia mexicana contemporánea
Ť Todo lo que no debió sucederle le ocurrió; donde no debió estar estuvo y lo que no debió lograr lo consiguió, expresa Raúl de la Rosa Ť Sus restos serían cremados anoche
ANGEL VARGAS
Felipe Santander es recordado como un caso sui géneris en la historia del teatro contemporáneo en México. No sólo por el hito que marcó su obra El extensionista, sino porque ''todo lo que no debió sucederle, le sucedió; donde no debió haber estado, estuvo; y todo lo que no debió haber logrado, lo logró".
Su muerte, acaecida ayer a los 67 años, en Cuernavaca, Morelos, a causa de cáncer, significa la pérdida de uno de los pilares de la dramaturgia nacional de las últimas épocas.
Nacido en San Luis Potosí, el 15 de abril de 1934, Santander se desempeñó también de actor, director y guionista, y se graduó de ingeniero agrónomo en Chihuahua.
Su currículum incluye la autoría del guión cinematográfico La casa del farol rojo (1961) y de las obras de teatro Luna de miel... para diez, Las fascinadoras, La orden, Una noche todas las noches, A propósito de Ramona, Y el milagro y Los dos hermanos, entre otras.
Hace un mes, en El Juglar, se realizó la lectura en atril de la que quizá es su última creación, una obra surrealista en la que se cuenta cómo el descubrimiento de una planta que puede subsanar la deficiencia alimentaria cambia la historia del país.
Entre los premios que su trabajo logró cosechar en el transcurso de los años se incluyen el de Teatro de la UNAM de 1963, el Nacional de Teatro en 1982 y el de la Asociación Mexicana de Críticos de Teatro en 1986.
Sin embargo, gran parte de su fama y renombre se la debe a El extensionista. Con ella no sólo obtuvo innumerables e importantes galardones, entre ellos el Xavier Villaurrutia, el Sor Juana Inés de la Cruz y el Juan Ruiz de Alarcón en 1978, así como el Casa de las Américas en 1980, sino que provocó ''un fenómeno" en el arte teatral mexicano.
Expresión de otra realidad
Raúl de la Rosa y Martha de Zea, amigos cercanos de Santander, recuerdan la ''curiosa historia" de esa obra, la cual logró más de 3 mil 200 representaciones ininterrumpidas en México, Ecuador, España, Cuba y Estados Unidos, no obstante ''lo poco convencional" que resultaba en la época que se estrenó, a finales de 1977, y que se reflejaba, en principio, en una asistencia de público menor al número de integrantes del elenco.
''Era una pieza poco común para esos años, porque lo que imperaba era el teatro clásico y en ella se trataban cuestiones del campo y la problemática agraria. Se convirtió en una obra fundamental, ya que logró expresar otra realidad, otro mundo que la mayoría de las personas no conocían", señala De la Rosa, en aquel entonces coordinador nacional de difusión del Crea, instancia federal de atención a la juventud.
''Los muy ortodoxos lo criticaban, no veían los elementos extras que aportaba al teatro mexicano. La obra, además de manejar con mucha clase diversos elementos teatrales, entre ellos el teatro musical, hacía denuncia social y política."
En el éxito de El extensionista, dice, tuvieron mucho que ver los estudios en agronomía del autor, pues manejaba información de primera mano. ''El mismo era una especie de extensionista", agrega, y ''con esa obra marcó una raya en el agua."
Promotor cultural, otra faceta
Cuando El extensionista fue montada en 1996 en el Tecnológico de Monterrey campus Chihuahua, motivó la siguiente crítica: ''Es una obra de teatro escrita por un joven para jóvenes. No es una incitación a la revolución, un canto a la violencia, ni una sentimental remembranza del supuesto paraíso terrenal en que vivieron Adán y Eva. Es un testimonio de la vida real de hoy en cualquier pueblo o aldea de la República Mexicana. Es un retrato fidedigno de la lucha permanente que se produce en el agro entre lo viejo y lo nuevo, lo caduco y lo renovador, lo retardatario y lo progresista.
''El autor propone a los jóvenes trabajar por el establecimiento de una sociedad agraria más racional, en la que el hombre se reconcilie consigo mismo y con sus hermanos. La problemática del atraso, de los intereses creados, del poder económico, la desinformación y la incultura son temas que se nos presentan como nuevos a la luz de la respuesta que Santander desarrolla frente a la apatía de los conformistas. No se trata, pues, de una utopía; es simplemente un testimonio de la respuesta realista de un escritor sensible y valiente ante la sociedad actual."
De Zea y De la Rosa subrayan también la faceta de promotor cultural de Felipe Santander, quien como encargado del Instituto Mexicano de Cultura en San Antonio, Texas, logró crear un recinto para apoyar y difundir el arte y la artesanía mexicanos, además de organizar allí un festival internacional de teatro.
''Logró lo que otras personas, con otra preparación o trayectoria, supuestamente mejores, no han podido hacer", enfatizan.
Los restos del creador fueron velados ayer en la capital morelense y se dijo que por la noche serían cremados.