MIERCOLES Ť 31 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť El artista concluye hoy exhibición de cinco obras en la galería Enrique Guerrero
Más que estar tocado por la divinidad, con el arte busco un camino, expresa Antonio Hernández-Diez
MERRY MAC MASTERS
''Creo que soy artista porque no sé hacer nada. El arte me permite buscar un camino. No me considero un artista en el sentido de que estoy tocado por una divinidad y necesito expresarme. Puedo vivir perfectamente sin hacerlo. Además, me relaja mucho. Simplemente de pensar en ello me siento más tranquilo'', afirma José Antonio Hernández-Diez (Caracas, 1964).
Para el artista multidisciplinario su vida cotidiana alimenta su obra, aunque no habla en forma directa de las personas que influyen en él, las amistades, los amores y las relaciones.
''Logré llegar -expresa- a una desidia de la cotidianidad que busco plasmar como tal. Me llaman la atención los detalles más mínimos e insignificantes. Es ese proceso del día a día que me lleva a hacer piezas. Cómo me levanto, lo que como, lo que miro, con quién hablo. Es como una cotidianidad programada que me lleva a hacer arte. Pero si aprendiera a hacer otra cosa, prescindiría del arte. Sé que voy a vivir toda mi vida con él, pero podría dejar de hacerlo.''
Construir una casa utópica
De Hernández-Diez hoy concluye la exhibición de cinco piezas, entre esculturas y video, en la galería Enrique Guerrero, de Horacio 1549-A, Polanco. Al respecto expresa: ''Estas parten de la idea de que construyo una casa utópica que, en algún futuro, será habitada por estos muebles. Esta pieza en particular la llamo Lazos familiares. Es un trabajo con camas, a base de uniones, como si fueran eslabones de una cadena. Somos cinco hermanos. Es un poco eso, las relaciones que tengo con mi familia que pueden estar muy tensas o muy holgadas. También trabajo video y fotografía, pero cada día me siento más escultor. Lazos familiares es una pieza muy formal desde el punto de vista escultórico''.
El artista suele trabajar varias ideas al mismo tiempo. Lo de los muebles se remonta a 1997, cuando participó en la empresa binacional de arte contemporáneo, Insite. Instaló una mesa con sensores en un salón de la Casa de la Cultura de Tijuana; los visitantes la golpeaban con un bat de beisbol y los sonidos se registraban. En 1998 integró la colectiva Así está la cosa, organizada por el extinto Centro Cultural/ Arte Contemporáneo.
Sin una formación artística tradicional, el entrevistado siente que su ''falta de capacidad para dibujar'' lo lleva a realizar obras muy formales, utilizando una herencia minimalista. Asimismo, trabaja directamente con el carpintero o ''la persona que vaya a elaborar esto''.
Tiene un especial gusto por la producción en serie, de hacer moldes, sacar piezas, para dar a cada una su identidad. Dedicado por entero a su obra, la paradoja es que ''tampoco me quita mucho tiempo porque la producción es muy sencilla. No soy un escultor que trabaje con las manos, ni siquiera tengo un taller. Entonces, cada vez que hay una exposición -por lo general cada dos meses- me pongo a trabajar en ella''.