MARTES Ť 6 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť De Arráncame la vida a Azul y de los sonidos a las décimas
Son, mambo y danzón en el adiós de Tlacotalpan al festival lareano
ARTURO JIMENEZ ENVIADO
Tlacotalpan, Ver., 5 de noviembre. Una hora y media concedió la fina lluvia que cayó sobre esta ciudad la noche del domingo para que la tierra escogida por el Flaco de Oro como lugar de nacimiento pudiera decir adiós, con un baile popular, al segundo Festival Internacional Agustín Lara.
El escenario: un zócalo inundado por la algarabía de cerca de 400 leales tlacotalpeños y bañado por la transparencia del viento y de la poesía lareana, recreada a ritmo de son, danzón, salsa, mambo y hasta de merengue (con una versión de Farolito) por la Orquesta Moscovita de la Universidad Veracruzana.
En Tlacotalpan, el reloj del ayuntamiento, puntual, marcó las 12 de la noche y el cielo y el río Papaloapan se iluminaron de destellos pirotécnicos. Cientos, miles de pájaros abandonaron sus nidos para volar debido al estruendo de los cohetes.
La Orquesta Moscovita había comenzado la fiesta a las 10:40 de la noche, luego de secar instrumentos y equipo y de recibir dos o tres pequeñas descargas eléctricas.
La elección para el arranque: un arreglo del trompetista Cecilio Velázquez, a ritmo de son montuno, de María bonita. Vendrían luego danzones con Noche de Veracruz y La clave azul, un son con La cumbancha y varias más. El programa para la clausura en Tlacotalpan había comenzado a las 7 y media de la noche en el Teatro Nezahualcóyotl, casi lleno. Margie Bermejo y el pianista Dimitri Dudin presentaron un programa de 15 canciones de Lara, varias de ellas leídas por la intérprete.
Las más aplaudidas fueron Arráncame la vida, a ritmo de tango, y Azul, a ritmo de jazz.
Música y décimas fueron ofrecidas tanto al dueto como a Lara por Estanzuela, una de las agrupaciones emergentes del movimiento sonero jarocho y que en diciembre contará ya con su primer CD.
Afuera eran las 9 de la noche y la delicada llovizna amenazaba con impedir el concierto de la Orquesta Moscovita. Pero la paciencia del público y un breve fandango en los portales del ayuntamiento a cargo de Estanzuela alentaron la espera.
Poco antes de la media noche, uno de los vocalistas de la orquesta habría de preguntar: ''ƑAhora sí ya nos podemos ir?''. Y le responderían: ''Nooo".
Enseguida: ''ƑHasta que llueva otra vez?''. Y tras la respuesta afirmativa, exactamente a la media noche, delgadas gotas bañarían de nuevo la plaza. Pero unos minutos antes de esas preguntas, el tiempo había alcanzado para que interpretaran el son Adiós a Lara.