MARTES Ť 13 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť La capital de Afganistán, semidesierta; todos los presos fueron liberados y hay saqueos

Ocupa la Alianza del Norte Kabul; el talibán se repliega hacia Kandahar

Ť Los opositores aseguran a EU que el grueso de sus fuerzas aún no ha entrado a la ciudad

JUAN PABLO DUCH ENVIADO

Tashkent, martes 13 de noviembre. Grupos de avanzada de las tropas tadjikas de la opositora Alianza del Norte, al mando de Mohamed Fahim, entraron la madrugada de este martes en Kabul, la capital de Afganistán, sin encontrar resistencia de la milicia talibán, que abandonó la ciudad en dirección hacia Kandahar, de acuerdo con el canal de televisión satelital Al Jazeera.

Todo sucedió en cuestión de horas. De manera inesperada, tras haber fortalecido durante los últimos días las líneas de defensa de la ciudad, empezaron a circular intensos rumores en el sentido de que, esta misma noche, la mayor parte de los combatientes talibanes, así como todos los funcionarios del régimen y sus familias, estaban dejando Kabul en columnas de vehículos, seguidos de tanques, carros blindados y camiones que remolcaban piezas de artillería.

Aparentemente sólo se quedaron unidades poco numerosas de miembros de la llamada legión extranjera, pero más bien para cubrir la retirada talibán. En declaraciones a Al Jazeera, un responsable de los talibanes reconoció la caída "parcial" de Kabul en manos de la Alianza del Norte. En otro reporte de la Aip los talibanes desmintieron que la alianza opositora hubiera tomado el aeropuerto de su bastión, en Kandahar.

La BBC de Londres confirmó, poco después, que en Kabul prácticamente no se veían ya milicianos talibanes, al tiempo que la radio japonesa informaba que varios destacamentos de avanzada de la Alianza llegaron hasta el centro de la ciudad.

"Alá es grande"

No hubo, de hecho, enfrentamientos armados en las calles, y grupos pequeños de habitantes, según la radio de India, salieron de sus semidestruidas casas para saludar a los soldados de la Alianza con aclamaciones de "Alá es grande". Algunos hombres ya no llevaban turbante, obligatorio conforme a las reglas de comportamiento impuestas por los talibanes.

Las sedes de instituciones gubernamentales en Kabul están desiertas; las cárceles quedaron vacías tras la liberación de los prisioneros y comienzan a conocerse los primeros casos de saqueos. Haji Amin Jan Josti, responsable del mercado de cambio de Shara-e-Shahzada, sostuvo que le robaron millones de dólares, además de computadoras y alfombras.

Aunque no hubo reportes de muertos en enfrentamientos, testigos citados por corresponsales extranjeros en Kabul dieron informes sobre algunos cadáveres en las calles de la capital, que podrían corresponder a talibanes ejecutados o a víctimas del intenso bombardeo que sufrió Kabul el lunes.

Reportes de último momento indican que continúan entrando a la capital afgana camiones con soldados de la Alianza. Los vehículos lucen casi todos, a modo de estandarte, una enorme fotografía del comandante Ahmad Masud, antiguo jefe de las fuerzas armadas de la oposición, asesinado por los talibanes en septiembre pasado, dos días antes de los atentados en Estados Unidos.

También se supo que los talibanes llevaron consigo a los ocho trabajadores extranjeros de una ONG que mantenían detenidos bajo la acusación de difundir el cristianismo en Afganistán. Se trata de dos mujeres estadunidenses, dos australianios y cuatro alemanes, trascendió.

La entrada en Kabul de las fuerzas de la Alianza del Norte, continuó su vertiginoso avance hacia la capital, en tanto los soldados uzbekos de Rashid Dostum, que desde el pasado viernes controlan Mazar-e-Sharif, tomaron Kunduz y otras ciudades del norte afgano, confirma la extraña tendencia de los últimos días.

Desde que la oposición ocupó Mazar-e-Sharif, la estratégica ciudad del norte de Afganistán, las milicias talibanes no fueron propiamente derrotadas en ningún frente, sino que optaron por replegarse hacia Kandahar, donde el régimen talibán tiene su cuartel general.

Resulta difícil saber todavía si es un cambio de táctica y con la entrada del invierno buscan involucrar a la oposición en una desgastante guerra de guerrillas, o si los dirigentes talibanes, ante la intensidad de los bombardeos estadunidenses, decidieron concentrar todas sus fuerzas en la parte sur del país, donde cuentan con el mayor apoyo de la población.

En este sentido, no parece carente de sustento lo dicho ayer por un portavoz talibán, Azis Al-Rajman Abdul Ahad, quien declaró attack_afghan_bb2al canal de televisión satelital Al Jazeera que el retiro de la zona norte "es una medida táctica".

En el transcurso del lunes, según diversos reportes, se escucharon en las afueras de Kabul, hacia el norte de la ciudad, intensos bombardeos de la aviación estadunidense y de la artillería aliancista sobre posiciones de vanguardia de los talibanes, que a su vez respondieron con fuego de artillería y tanques.

Como resultado, los grupos más adelantados de Fahim, que lograron romper dos líneas de defensa talibanes, llegaron a estar a sólo 6 kilómetros de Kabul y el grueso de las tropas, a 25 kilómetros.

Hacia la medianoche aún no era claro si la facción tadjika de la Alianza, algunos de cuyos dirigentes habían venido dando muestras de impaciencia, intentaría la toma de Kabul, en abierto desafío a la exigencia de Estados Unidos de no entrar en la capital, hasta que se alcance un acuerdo sobre la composición del futuro gobierno de coalición afgano.

Los soldados incluso habían recibido órdenes de detener la ofensiva. El llamado ministro de Relaciones Exteriores de la Alianza, Abdullah Abdullah, señaló al respecto: "Debemos evaluar la situación y hacer todo lo posible por no entrar en Kabul", con lo cual ratificó que la facción tadjika no tenía una posición definida.

Otro vocero de la Alianza, menos versado en el lenguaje de la diplomacia, Waisudin Salik, el jefe de un pequeño grupo de combatientes que está a 10 kilómetros de la capital, ofreció otra versión de los hechos: "Detuvimos la ofensiva para dar un descanso a nuestros hombres", declaró a la agencia Afp.

El mismo Abdullah fue el domingo pasado mucho más preciso, al advertir que la Alianza tomaría Kabul, si de esa manera "se evita un peligroso vacío de poder".

El abandono de Kabul por parte de los talibanes creó el escenario ideal que ni el propio Abdullah podía imaginarse tan inmediato y, ahora, nadie puede acusar a la Alianza de haber roto ningún acuerdo, más aún que voceros de la oposición insisten en que sólo entraron en Kabul para "evitar desmanes y mantener la ciudad en orden".

A pesar de que los grupos de avanzada gritan "šTomamos Kabul!", los dirigentes de la facción tadjika de la Alianza mantienen una posición más prudente y aseguran que el grueso de sus tropas no ingresarán en la capital hasta que se solucionen las controversias respecto de un arreglo político postalibán.

Hasta ayer lunes Estados Unidos ejercía presiones de todo tipo para impedir que la situación se le salga de las manos. Las negociaciones que sostienen las partes implicadas -los grupos afganos de oposición y los países que respaldan a cada uno-, hasta ahora han tenido más desencuentros que consenso en la búsqueda de una fórmula que satisfaga a todos.

El candidato de Estados Unidos para encabezar el gobierno de transición, el ex monarca Zahir Shah, apenas supo de los hechos en Kabul dirigió la madrugada de este lunes, desde su residencia en Roma, un mensaje en al pueblo afgano.

"Una condición imprescindible para salvar Afganistán -dijo Zahir Shah- es la unidad de la nación, que toda nuestra gente pueda contribuir a restablecer el país. Deseo que Afganistán se convierta en un país independiente, islámico, en el cual se respeten los derechos de las mujeres y los hombres".

Pakistán, el único país que mantiene todavía relaciones diplomáticas con el régimen talibán, había complicado ayer el panorama. El portavoz de su cancillería, Azis Mohamed Jan, hizo una declaración inesperada: "Para Pakistán, el que controle Kabul y la mayor parte del territorio será reconocido como gobierno de Afganistán".

A primera hora de este lunes, a través del mismo vocero, Pakistán propuso que en Kabul se introduzca un contingente pacificador de la ONU y que la capital sea declarada zona desmilitarizada.

"Kabul debe ser una zona desmilitarizada hasta que se logre conformar un sistema político que sea apoyado por todos los grupos afganos", dijo Mohamed Jan.

Las tropas del general uzbeko Rashid Dostum, animadas tras haber ocupado Mazar-e-Sharif, la capital de una provincia étnicamente uzbeka, afirman haber conquistado, en menos de 72 horas, Jairaton, Pul-i-Jumri, Bamiyan, Shebergan, Taloqan, Imam Sahib, Aibak, Argui, Kalai Nau y Kunduz, las ciudades más importantes del norte de Afganistán.

En el oeste del país, los combatientes opositores dicen tener ya bajo control la estratégica ciudad de Herat, a 150 kilómetros de la frontera con Irán y que abriría el camino hacia Kandahar, en el sur, donde tiene su cuartel general el régimen talibán.

El gobierno talibán desmintió la pérdida de Herat, aunque admitió que algunos soldados opositores lograron entrar a la ciudad, que desde hace meses estaba asediada por las tropas de Ismaíl Jan, antiguo gobernador de la región del mismo nombre, nominalmente del lado de la Alianza del Norte pero con intereses propios y un amplio apoyo de Irán.

Por otro lado, en el norte de Afganistán y a pesar de que la mayoría de los milicianos se retiraron hacia el sur, sigue habiendo focos aislados de resistencia talibán y llegan noticias de combates incluso dentro de las ciudades que la Alianza ya da por tomadas.

En el propio Mazar-e-Sharif, cerca de 300 milicianos talibanes, permanecen en el edificio de una escuela, que los soldados de Dostum no han podido tomar por asalto desde el pasado viernes.

Quizá por ello el gobierno de Uzbekistán no se da prisa en abrir el puente de Termez, que -al margen de su importancia para el despliegue de tropas de Estados Unidos- es la vía más eficaz y directa para el transporte de la ayuda humanitaria para los refugiados afganos, que la requieren con dramática urgencia.

Por razones que sólo las autoridades de Tashkent conocen, apenas este miércoles, según confirmó la oficina de la Organización Naciones Unidas en Termez, saldrán las primeras dos embarcaciones con sacos de harina, procedentes de la Unión Europea, que cruzarán el Amudaria hacia el puerto de Jairaton.

A este ritmo, y por la vía fluvial, difícilmente se cumplirá el pronóstico de la ONU de proporcionar 16 mil toneladas mensuales de alimentos a los desplazados afganos.

La actitud cautelosa del gobierno de Karimov puede obedecer a la preocupación de que, con la entrada de Dostum en Mazar-e-Sharif, que era defendida por militantes del proscrito Movimiento Islámico de Uzbekistán al servicio de los talibanes, algunos grupos que no se hayan replegado hacia el sur intenten regresar a su país de origen, confundiéndose entre los refugiados que tratarían de reunirse con sus familiares de este lado del río, apenas se abra el puente.

Además, el ánimo de venganza contra Uzbekistán aumenta en la medida en que trasciende que las tropas de Dostum han cometido excesos de violencia, ejecuciones sumarias y saqueos en la parte norte de Afganistán.

El aparato de propaganda local procura silenciar ese bochornoso lado de la realidad y destaca sólo que en la región uzbeka del vecino país se han derogado todas las restricciones que habían impuesto los talibán.

Se difunde la versión alegre de que hay colas en las peluquerías para rasurarse la barba, que se escucha música uzbeka en las calles, que las mujeres pueden salir sin estar cubiertas con la burka y que muy pronto abrirán sus puertas los restaurantes y los cines.