MARTES Ť 13 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť Dudosa, la influencia de Washington sobre los líderes rebeldes

A la oposición afgana se le asesora, pero no se le sigue ciudad por ciudad: el Pentágono

AFP, DPA Y REUTERS

Washington, martes 13 de noviembre. Estados Unidos, que había llamado en los últimos días a las tropas de la Alianza del Norte a no ingresar todavía en Kabul para dar tiempo a sus negociaciones para un gobierno de amplia base en Afganistán, dijo hoy que evaluaba los informes sobre la entrada de los opositores en la capital.

"Hemos visto los informes, los estamos evaluando y en este momento la situación en el terreno es muy fluida", señaló el portavoz del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca, Sean McCormack, mientras el vocero del Pentágono, Tim Blair, declaró que "no podemos confirmar" la toma de Kabul por el momento.

El vocero militar afirmó que los militares estadunidenses y la Alianza del Norte no estaban tan estrechamente coordinados como podría parecer: "No los seguimos lugar a lugar y ciudad a ciudad. Los asesoramos pero no necesariamente les damos las metas que conseguir".

Fuentes de la oposición afgana citadas por Reuters dijeron el lunes que cerca de las líneas del frente alrededor de Kabul habían visto a soldados estadunidenses, que al parecer estaban ayudando a las fuerzas opositoras a coordinar los ataques.

También la víspera, el Pentágono evitó emitir declaraciones. Sólo fuentes que pidieron el anonimato confirmaron que las fuerzas opositoras controlaban la planicie de Shomali, al norte de Kabul, pero precisaron que habían detenido su marcha a unos diez kilómetros de la capital, pues "tienen que asegurarse que las líneas de abastecimiento continúen antes de poder hacer cualquier otra cosa".

Además señalaron que si bien las fuerzas opositoras controlaban el norte y el oeste, el sur seguía bajo firme control de los talibanes.

Aparentemente para tranquilizar a Estados Unidos, voceros de la Alianza del Norte aseguraron la mañana de este martes que el grueso de sus fuerzas permanece afuera de Kabul, y que los destacamentos que entraron a la ciudad sólo tenían la misión de impedir saqueos tras la salida de los talibanes.

"No hemos autorizado a nuestros mujaidines a entrar en la ciudad, sólo hemos enviado fuerzas de policía", explicó el comandante Gul Haider.

El avance de la oposición arroja dudas sobre si Washington tiene realmente influencia sobre la oposición antitalibán, indicaron expertos.

El presidente George W. Bush y otros funcionarios habían llamado a la Alianza del Norte -compuesta por un conglomerado de milicias con intereses muy disímiles- a rodear la capital, pero no ocuparla, ya que Washington busca colocar a Kabul bajo control internacional y negociar un gobierno representativo de todas las etnias.

Pero el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ya había reconocido el domingo que "no tenemos suficientes fuerzas en el terreno para impedirlo. Son las tropas de oposición las que tomarán la decisión" de ingresar o no a la capital.

Según William Taylor, especialista militar del Centro de Estudios Estratégicos de Washington, Estados Unidos tiene una influencia real sobre los dirigentes de la Alianza, que continúan necesitando apoyo aéreo para avanzar. "Los hemos reaprovisionado y no me sorprendería que le hayamos dado mucho dinero a la gente que queremos influir", dijo.

Pero Fred Starr, director del Instituto de Asia Central de la universidad John Hopkins, estimó que "nadie puede controlar a la Alianza (...) que no creo que haya sido jamás una alianza. Son señores de la guerra locales, vagamente relacionados entre ellos por el apoyo de Moscú y Teherán".

Los jefes de la Alianza "aprendieron la lección, pero no se aprecian y pueden volver al pasado", sostuvo, en alusión a la anarquía y los asesinatos en masa cometidos en Kabul por "los señores de la guerra" cuando tomaron la capital 1992. En 1996, Kabul pasó a manos de los talibanes.

Más allá del espectacular avance de la oposición desde el fin de semana, luego de una aparente paralización de la campaña militar estadunidense iniciada el 7 de octubre, no se vislumbra un eventual gobierno que pudiera representar al conjunto de etnias afganas, así como a los intereses de los países vecinos.

Según The New York Times, Estados Unidos ha gastado más de mil millones de dólares en el primer mes de la operación militar sobre Afganistán, y algunos miembros del Congreso estadunidense empiezan a manejar la posibilidad de que las naciones aliadas ayuden a financiar el esfuerzo de la guerra, para así poder "medir el nivel de apoyo existente".