MARTES Ť 13 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Un Airbus A-300 de American Airlines se desplomó sobre Queens, a 3 minutos del despegue
Avionazo en NY deja 260 muertos; no hay indicios de que fuera un atentado
DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES
Nueva York y washington, 12 de noviembre. "šOh Dios!" fue la primera reacción de miles de neoyorquinos, incluyendo al alcalde. "No podía creer lo que veían mis ojos, y me dije: aquí vamos de nuevo", dijo a gritos una testigo.
Otra mañana transparente y soleada, otro avión que se estrella en Nueva York, otro día de emergencia nacional. Tensión y angustia colectivas en una ciudad que apenas se recupera de la peor tragedia en su historia, ocurrida hace casi exactamente dos meses. La gran manzana nuevamente está abrazada por el terror -aunque nada, hasta el momento, indica que este haya sido un acto "terrorista".
El vuelo 587 de American Airlines, un jet Airbus A-300 con 255 personas abordo (más cinco niños sin asiento propio), partió del aeropuerto John F. Kennedy con destino a Santo Domingo a las 9:14 de la mañana; tres minutos después de despegar cayó sobre la colonia residencial Rockaway, en la sección de Queens, provocó incendios en varias casas así como una alerta nacional.
Hasta el cierre de esta edición las autoridades federales decían desconocer las causas que provocaron el incidente, pero insistieron en que toda la información preliminar con la que cuentan indica que fue un accidente, y no un acto terrorista.
"Toda la información que tenemos actualmente es que fue un accidente", declaró Marion Blakey, directora de la Junta Nacional de Seguridad de Transporte. Otros funcionarios señalaron que las primeras suposiciones son de que uno de los dos motores General Electric del avión sufrió una falla "masiva". Pero aún no se pueden descartar otras causas.
Los tres principales aeropuertos de la región fueron cerrados, cazas F-16 sobrevolaron la ciudad y según un informe el Pentagono ordenó el despliegue de varios cazas más para proteger el espacio aéreo nacional; puentes y túneles que llevan a Manhattan fueron cerrados después del incidente, la sede de la Organización de Naciones Unidas, donde sesiona la Asamblea General, fue sellada (prohibieron ingreso y salida de todos), el Empire State, ahora el edificio más alto de la ciudad, también fue cerrado y se declaró máxima alerta en toda la ciudad.
En la Casa Blanca el presidente George W. Bush se encontraba en sesión con su equipo de seguridad nacional cuando fue informado, a las 9:25, del siniestro, y su nuevo zar antiterrorista, Tom Ridge, se dirigió al "cuarto de situaciones" de la Casa Blanca para monitorear el incidente.
Unas tres horas después el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, convocó a una rueda de prensa para declarar que no se contaba con ninguna información concreta sobre lo que causó el desastre. En la presidencia, dijo, serían "muy cautelosos en las conclusiones en torno a las causas (del avionazo)". Cuando se le preguntó si había algún indicio de "terrorismo", Fleischer respondió: "no estamos descartando nada".
La Junta Nacional de Seguridad de Transporte encabeza la investigación, ya que por ahora se considera un "accidente". La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) se mantuvo al margen y sólo se haría cargo de la investigación si el accidente se declara "crimen" o un atentado político. A lo largo del día, a falta de indicios o pruebas de una bomba o un intento criminal, fue bajando el nivel de la alerta de seguridad; los accesos a Manhattan por puente, al igual que algunos aeropuertos, fueron reabiertos cinco horas después del incidente y las autoridades federales expresaron menos preocupación por la posibilidad de que se tratara de "otro ataque".
En las calles había rostros tensos. La sensación de un silencio ominoso era evidente en las calles, donde la gente se detenía para ver las pantallas de televisión o escuchaba reportes radiales de lo ocurrido.
Las imágenes de las viviendas en llamas en Queens, de los casi 200 bomberos que llegaron a la zona, de ambulancias, y de representantes de agencias federales, estatales y municipales se repitieron todo el día. Otra vez, el humo invadía el ambiente en Nueva York. Toda esta parte de Queens fue declarada "zona de investigación".
Mientras tanto, familiares y amigos de las víctimas acudían al hotel Ramada Plaza en el aeropuerto JFK, el mismo que funcionó como punto de información y apoyo para la tragedia del vuelo 800 de TWA hace uños anos.
La información preliminar indicaba que la mayoría de los pasajeros -tal vez 90 por ciento- eran dominicanos, cuya comunidad en Nueva York es de unos 800 mil residentes.
El alcalde Rudolph Giuliani ofreció una conferencia de prensa junto con el embajador dominicano (que lloraba) para expresarle sus condolencias.
Poco antes, en la zona afectada, un reportero le comentó a Giuliani que temía que sus padres estuvieran en ese vuelo y le preguntó dónde podía obtener información.
El alcalde expresó sus condolencias y le pidió al informador acudir al hotel Ramada en el aeropuerto.
Este nuevo incidente, dijo Giuliani, fue "particularmente triste", ya que el avión cayó en una colonia que ya había sufrido pérdidas humanas en el desastre de las Torres Gemelas, no sólo de gente que trabajaba ahí, sino de bomberos y policías desaparecidos residentes en ese lugar.
En esa colonia, informaron las autoridades, resultaron dañadas 12 casas y otras cuatro fueron destruidas, aunque se estima que la tragedia pudo ser mayor, ya que al parecer el avión entró en picada y su impacto se concentró en un solo lugar. Hasta ahora se sabía de entre seis y ocho "desaparecidos" por parte de los residentes en la zona donde se desplomó el Airbus.
Sin embargo, se encontraron partes del avión en un área de 20 cuadras y en las aguas cercanas a la bahía; un motor cayó en las afueras de una gasolinería -resultado tal vez de que el aparato se estaba despedazando antes de caer. Las autoridades empezaron a rescatar diferentes partes del avión para examinarlas, mientras que las dos cajas negras (la que graba información técnica y la que registra ruidos en la cabina) fueron encontradas pocas horas después del desastre.
El director ejecutivo de American Airlines, Donald Carty, voló a Nueva York esta tarde y señaló: "estas noticias llegan en un momento difícil para nuestro país, para la industria de la aviación, y para American Airlines".
De hecho, esto era lo último que deseaban las aerolíneas ya que después de los ataques del 11 de septiembre se encuentran tal vez en su peor crisis económica en la historia. Obviamente, este incidente no ayudará a convencer al público a recuperar su confianza en el transporte aéreo.