MARTES Ť 13 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Discrepa de Friedrich Katz acerca del movimiento mexicano de 1910
Las nuevas revoluciones deberán ser contra el mercado, opina Semo
Ť En nombre de la eficiencia se pisotean los derechos de la humanidad, señala el historiador
Ť Se requiere un nuevo gobierno mundial para imponer límites a la globalización, expresa
RENATO RAVELO
La nuevas revoluciones tendrán que ser contra el mercado, opina el historiador Enrique Semo, pues ''en nombre de la eficiencia se han pisoteado los derechos. Si bien definitivamente la mundialización de la economía no se puede parar, lo que sí se puede regular es la forma de globalización que responde a los intereses básicos de las trasnacionales''.
El mercado, señala en entrevista, ''ha demostrado ser una conquista de la humanidad, necesaria, para la cual sin embargo se deben establecer límites porque también es un aprendiz de brujo que cuando se le suelta produce destrozos''.
El también director del Instituto de Cultura de la Ciudad de México (ICCM) retoma el debate que comenzara en estas páginas el especialista en Francisco Villa, Friedrich Katz, quien sostuvo que la Revolución rusa, a diferencia de la Mexicana, tuvo secuelas de terror, pero no es de ahora que ambos confrontan sus ideas.
Stalin y los campos de trabajo
Semo y Katz se conocieron en la calle de Amsterdam, en la colonia Condesa, cuando éste permaneció en la década de los cuarenta asilado con su familia. Katz pertenecía a un grupo de jóvenes exiliados alemanes que profesaba ideas de izquierda. Semo (Bulgaria, 1930), quien tenía 13 años, pertenecía a un singular grupo de boy scouts más bien heterodoxo, sin esa militancia católica. Luego coincidieron como académicos y amigos en distintos foros, entre ellos la Universidad de Chicago, donde el historiador fue docente invitado y Katz impartió historia latinoamericana.
Ahora comparten espacio en el ciclo de actividades Siglo XX: revoluciones, sueños y pendientes, que incluye un foro en el que participarán, para culminar el 5 de diciembre, especialistas para hablar lo mismo del arte en la Revolución que la revolución en las ciencias físicas, y en el contexto del cual se realizarán un magno festejo en el Zócalo, dos exposiciones, espectáculos literarios, de música y danza, así como un encuentro de jóvenes.
No comparto del todo la visión de Katz, sostiene Semo, ''porque como secuela de la Revolución mexicana, donde hubo un millón de muertos, todos los líderes murieron asesinados, hubo una guerra cristera, estamos hablando de que desapareció 8 por ciento de la población del país, si bien muchos fueron por hambre o la influenza española''.
Ciertamente, concede, ''la Revolución rusa fue más sangrienta porque el zarismo, a diferencia del porfiriato, tenía mil años como sistema político, de un despotismo oriental, opresivo y cruel. Incluso cuando el zar dejó el poder, la nobleza no se rindió y hubo cuatro años de guerra civil y la presencia de 19 países -lo cual recuerda la situación actual- tratando de ahogar los cambios. Fueron 20 millones los que padecieron el gran ataque fascista, hubo una represión interna que la Revolución mexicana no conoció. Pienso en Stalin y los campos de trabajo. Fue una revolución envuelta en una espiral de violencia''.
Muchos tipos de revoluciones
Para Semo, sin embargo ''la violencia mexicana lleva a que en los años veinte miles de campesino fueran reprimidos. La Revolución mexicana no encontró tanta resistencia, pero destruyó el sistema de hacienda que es muy cercano a un sistema de esclavitud. Estableció el derecho de los obreros industriales y el de la nación sobre sus recursos. Se realizó asimismo el único intento real en el siglo XX por llevar a cabo una reforma agraria que redistribuyera la riqueza del campo, si bien a partir de los años cuarenta fue revertida por la corrupción de la burocracia estatal. En esa década inicia una contrarrevolución por el poder de la familia revolucionaria, que termina en una elite corrupta, privilegiada y arbitraria''.
-ƑCuál sería la aportación de la Revolución rusa?
-Trae consigo la abdicación de la propiedad privada, además hace posible una economía con poco mercado, con poca propiedad, pero ciertamente la liquidación del mercado produjo ineficiencia. Pero uno de los principales aportes es la educación para un pueblo que era 90 por ciento iletrado. Hoy día hay 15 millones de ingenieros que manejan una tecnología avanzada. También impulsó la seguridad en los trabajadores, abolió el desempleo y sentó las bases de la seguridad social. Con los altos niveles de igualdad fue un modelo de cambio durante 30 años, como en su momento lo fue la Revolución francesa -si bien ésta lo fue durante dos siglos-, cuando la gente de Oriente iba a París a estudiarla.
-ƑEn la actualidad existen condiciones para una revolución?
-Hay muchos tipos de revolución, la que hizo Gandhi, la de Mandela, la bolchevique. Personalmente no veo cómo las inequidades de este principio de siglo, la crisis, la guerra, el colonialismo, se puedan enfrentar sin grandes movimientos sociales y sin resistencia.
-Si como usted sostiene, la Revolución francesa fue contra el linaje, la rusa contra el zarismo, la mexicana contra la hacienda, Ƒla del siglo XXI será contra el mercado?
-Puede ser, el mercado ha demostrado ser una conquista de la humanidad, al hacerse necesario para su sobrevivencia. Sin embargo es un aprendiz de brujo que cuando se le suelta produce destrozos. La cuestión es cómo ponerle reglas que coloquen las necesidades de la humanidad por encima del mercado.
Mundialización imparable
-ƑQué tipo de reglas?
-Por ejemplo el estado de bienestar social que en Europa no han desmantelado y funcionó entre los años cuarenta y los ochenta. Apoyo al desempleo, a pensionados, a madres solteras, a discapacitados. La tarea que la sociedad sigue cumpliendo, garantizando la igualdad básica. En Israel, por ejemplo, están prohibidos los hospitales privados: todos son iguales ante la enfermedad.
-Entonces, Ƒserían tantas revoluciones como países?
-Definitivamente la mundialización de la economía no se puede parar, pero sí la forma de la globalización que responde a los intereses básicos de las trasnacionales, que debilitan las leyes y los estados. En la actualidad a quien realmente manda nadie lo elige. Se requiere un nuevo gobierno mundial que se apoye en algunas experiencias de la ONU y sea capaz de imponer límites a los aspectos negativos, porque en nombre de la eficiencia del mercado se pisotean los derechos ganados por la humanidad.