LUNES Ť 19 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť Presionados por Estados Unidos, los opositores dialogarán con los pashtunes

Acepta la Alianza del Norte negociar fuera de Afganistán un nuevo gobierno de unidad

Ť La sede sería Alemania, Suiza o Austria; participarían Rusia y Estados Unidos

JUAN PABLO DUCH ENVIADO

Tashkent, 18 de noviembre. Bajo fuerte presión de Estados Unidos, la opositora Alianza del Norte, facción que representa los intereses de las minorías étnicas afganas y ocupa Kabul, aceptó este domingo celebrar un encuentro fuera de Afganistán con representantes del ex monarca Zahir Sha y las tribus pashtunes del sur para discutir la formación de un gobierno de unidad nacional postalibán.

La reunión, que aún no tiene fecha ni lugar definidos, podría llevarse a cabo en el transcurso de los próximos días y se menciona como sede más probable Suiza, Alemania o Austria.

Se espera que también participen los miembros del llamado Grupo 6 más 2, los países vecinos de Afganistán, junto con Estados Unidos y Rusia.

Este es el principal resultado de las conversaciones que sostuvieron hoy en Tashkent el representante especial del presidente de Estados Unidos ante la oposición afgana, James Dobbins, y el llamado canciller de la Alianza del Norte, Abdullah Abdullah.

No trascendió qué argumentos manejó Dobbins, pero es fácil imaginar qué pasaría con la Alianza si Estados Unidos suspende el apoyo aéreo que le permitió, en cuestión de días, avanzar de modo vertiginoso y que aún necesita para vencer la resistencia talibán en la región norteña de Kunduz.

Desconfianzas

haji_qadeer_cu7Estados Unidos, de por sí, mira con desconfianza a la facción tadjika de la Alianza, que se orienta hacia Rusia, y favorece una fórmula de arreglo político en que los pashtunes del sur tengan preponderancia, en correspondencia con el porcentaje de población que representa cada grupo de la oposición. Esta fórmula, además, permitiría apaciguar los ánimos en Pakistán, aliado estratégico de Estados Unidos en la región.

El emisario de la Alianza fue convocado a la capital uzbeka apenas un día después de que fracasó de hecho la misión mediadora de Francesc Vendrell, representante especial adjunto de la ONU para Afganistán, quien viajó a Kabul el sábado para proponer que la primera reunión de los distintos grupos de la oposición afgana se realizara en un tercer país.

La propuesta fue rechazada ayer por Burhanuddin Rabbani, el depuesto presidente afgano que reiteró su tesis de que quien lo desee es libre de ir a Kabul para hablar del tema, pero hoy la Alianza, por boca de Abdullah, dio marcha atrás.

"Será (la reunión) fuera de Afganistán. Algunas de las posibles sedes sugeridas por (Francesc) Vendrell son aceptables para nosotros: Suiza, Alemania o Austria", dijo Abdullah, al término de su plática con Dobbins.

Ambos comparecieron en una concurrida rueda de prensa para anunciar el acuerdo, que es el primer paso de una larga y compleja negociación para integrar un gobierno que incluya a todas las facciones de la oposición afgana, lo único que podría evitar, en opinión de los mediadores de la ONU, un nuevo baño de sangre en Afganistán.

En contraste con la inflexibilidad de Rabbani, Abdullah asumió un tono conciliador y dijo que estaba convencido que muchos líderes pashtunes deberían desempeñar un papel importante en la pacificación de Afganistán.

"Las recientes victorias del Frente Unido (Alianza del Norte) no deben hacer creer que queremos imponer nuestra propia solución al pueblo. Por el contrario, estas victorias, junto con la liberación de gran parte del territorio, despejan el camino para la formación de un gobierno de amplia base, de plena representatividad étnica", apuntó Abdullah, y agregó: "Para ello, es necesario sumar esfuerzos, nacionales, regionales e internacionales".

Unas horas antes, en Nueva York, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, tras conocer el reporte de Vendrell, formuló un comentario poco optimista: "Si sólo un grupo intenta hacerse del poder, entonces tendremos problemas. Y espero que el señor Rabbani esté consciente de eso. Al fin y al cabo, él conoce la historia de su país".

Abdullah aprovechó su viaje a Tashkent para minimizar el incidente provocado ayer por la exigencia de Mohamed Fahim, el lugarteniente militar de Rabbani, de que los cerca de cien soldados británicos abandonen de inmediato el aeropuerto de Bagram, al norte de Kabul.

"Los militares británicos están ahí tras acordarlo nosotros con el gobierno de Gran Bretaña. Su objetivo es prestar la seguridad necesaria en todo lo relacionado con la distribución de ayuda humanitaria", explicó Abdullah.

Con estas palabras el representante de la Alianza del Norte quiso poner fin a la polémica, cuando todavía desconocía que el secretario británico de Defensa, Geoff Hoon, confirmó en Londres los planes de enviar pronto a Afganistán un contingente de 6 mil soldados.

No se sabe cómo va a reaccionar la Alianza ante el drástico incremento de los militares británicos en las zonas que controla en el norte de Afganistán. La misión de estos soldados no será repartir ayuda humanitaria, sino actuar de fuerza estabilizadora para, en palabras del propio Hoon, "ayudar a reconstruir el país", que tras 22 años de guerra civil acabó de ser destruido durante las últimas semanas de ataques aéreos y combates entre opositores y talibanes.