lunes Ť 19 Ť noviembre Ť 2001
Iván Restrepo
Pequeño ejemplo del desbarajuste pesquero
Cada que surge un problema relacionado con el medio ambiente y los recursos naturales del país, los actuales funcionarios responsables de velar por el sano desarrollo de esas áreas ofrecen un diagnóstico sobre el estado lamentable en que las recibieron de sus antecesores, recalcando las dificultades que existen para resolver dichos problemas y la urgencia de tomar medidas radicales que permitan detener el deterioro de recursos tan preciados como el agua y el bosque, la biodiversidad o el aire de las ciudades.
Hoy referiré un pequeño asunto no resuelto que puede enfrentar nuevamente a poblaciones y gobiernos de dos estados, Campeche y Yucatán: la captura de pulpo en el Golfo de México.
Hace justamente un año numerosos habitantes de Isla Arenas, en Campeche, detuvieron a 32 pescadores de Celestún, Yucatán, a quienes decomisaron e incendiaron cinco lanchas y dos barcos de mediano tamaño. El motivo: extraer pulpo en aguas de Campeche. El Congreso de esta entidad, su gobernador y otras agrupaciones señalaron como culpable de los hechos a la maestra Julia Carabias, entonces titular de la Secretaría de Recursos Naturales y Pesca (Semarnap), porque concedió a coyotes de Yucatán 400 permisos para capturar especies marinas en aguas campechanas. Pidieron además entablar "juicio político" contra la citada funcionaria.
Por la captura de pulpo y otras especies se enfrentan desde hace más de diez años los habitantes de Isla Arenas y Celestún, ubicados en los límites de los dos estados mencionados. Aunque existe un acuerdo de 1990 por el cual los pescadores solamente podrán trabajar frente a las costas de la entidad federativa en la que residen, los de Celestún con frecuencia "invaden" con cientos de embarcaciones la zona de Campeche. Los afectados pidieron sin éxito a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) reforzar su vigilancia para evitar tal invasión de área de trabajo. Por el contrario, el conflicto se agravó cuando la Semarnap otorgó al empresario yucateco Renán Solís 237 permisos de captura de pulpo en aguas de Campeche.
Luego de acusaciones diversas, ya para finalizar el sexenio anterior la Semarnap revocó los citados permisos y decidió, de paso, suspender la captura de pulpo en ambas entidades, adelántandose varios días al inicio de la veda existente con la que se busca regular el volumen de pesca de dicha especie y garantizar su sano desarrollo. También anunció que se haría una revisión científica y técnica con el fin de contar con "el soporte necesario para mantener el aprovechamiento sustentable de las pesquerías en el Golfo y Caribe de México". De esa manera, el conflicto entre pescadores de ambas entidades se dio por terminado, revalidando el acuerdo de 1990 sobre áreas de trabajo.
Mas hace una semana, pescadores de Isla Arenas detuvieron tres lanchas provenientes de Celestún, cuyos ocupantes pretendían recoger pulpo de aguas campechanas. En este incidente nuevamente salió a relucir el nombre del empresario Renán Solís, dueño de cientos de embarcaciones y de quien se señala obliga a sus trabajadores a capturar pulpo en el Golfo para abastecer el mercado japonés y de otros países.
En el fondo lo que demuestra este nuevo incidente es la irracional sobrexplotación pesquera que ocurre en México, la obsolescencia de las flotas y la concentración de la actividad en empresarios que explotan la mano de obra ribereña; la falta de programas viables que permitan el aprovechamiento sustentable de los recursos y el mejoramiento de la economía y la calidad de vida de los auténticos pescadores; el éxito parcial de las vedas establecidas para garantizar el crecimiento de especies de elevado valor comercial, como camarón, pulpo, caracol y calamar. En el caso del pulpo, de políticas que eleven su consumo interno y permitan competir internacionalmente en un mercado que comienzan a dominar otras naciones.
Los asuntos pesqueros corresponden ahora a la secretaría que encabeza el empresario agrícola Javier Usabiaga, quien un día sí, y otro también, ve cómo los conflictos en el agro brotan por doquier. En el caso de la pesca es igual y no aparecen en el horizonte las medidas tendientes a resolver los problemas que la aquejan. Por el contrario, se agravan, echando por la borda las promesas de hace apenas un año.