CASO DIGNA OCHOA: AVANCE ESPERANZADOR
Al
informar ayer sobre los avances en la investigación en torno del
reciente homicidio de la abogada Digna Ochoa y Plácido, el procurador
general de Justicia del Distrito Federal, Bernardo Bátiz Vázquez,
informó que dos o más militares adscritos al 40 Batallón
-el cual participó en la captura y posibles atropellos contra los
campesinos ecologistas Teodoro Cabrera y Rodolfo Montiel, injustamente
acusados de tráfico de drogas y recientemente liberados mediante
un indulto presidencial- rendirán declaración ante el Ministerio
Público dentro de la investigación que se sigue sobre el
caso de la defensora de derechos humanos.
Cabe recordar que Digna Ochoa participó en la defensa
legal de Cabrera y Montiel y que, como informó ayer el procurador
Bernardo Bátiz, en una de las audiencias de ese caso la litigante
"tuvo una participación relevante, haciéndoles (a los militares)
un interrogatorio muy largo en donde se logró dejar asentadas las
principales causas del juicio de los campesinos".
Lo dicho por el titular de la Procuraduría General
de Justicia del Distrito Federal es relevante por dos razones.
La primera es que el citatorio a efectivos castrenses
-que será turnado a la Secretaría de la Defensa Nacional
y que, de no ser acatado, dará lugar a órdenes de presentación
que habrán de ser cumplidas por la Policía Judicial capitalina-
constituye un hecho casi sin precedentes que abre caminos en el combate
a la impunidad de militares involucrados en violaciones a los derechos
humanos; ello puede, en consecuencia, ser un antecedente importante para
la tarea de la fiscalía especial que habrá de investigar,
por recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos
y por órdenes presidenciales, las desapariciones forzadas de opositores
en los años setenta y ochenta.
El otro aspecto destacable de lo declarado ayer por Bátiz
Vázquez, es la posibilidad implícita de que el homicidio
de Digna Ochoa haya estado vinculado a la persecución y el acoso
legal contra Teodoro Cabrera y Rodolfo Montiel, y se haya originado en
el afán de algunos de sus acusadores de preservar su impunidad por
lo que constituyó, a todas luces, una grave serie de violaciones
a los derechos humanos de ambos acusados.
Si ello fuera así, el esclarecimiento del asesinato
de la litigante veracruzana permitiría hacer justicia real y plena
en el caso de Cabrera y Montiel, los cuales fueron liberados pero no exonerados,
y cuyos torturadores aún gozan de completa impunidad.
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