DOMINGO Ť 2 Ť DICIEMBRE Ť 2001 Ť

Ť José Antonio Rojas Nieto

El precio del petróleo para el presupuesto

Convendría comentar el espinoso asunto de lo que en Estados Unidos ya se caracteriza como la cloaca, cuando se habla de la poderosa compañía de energía Enron y su quiebre financiero. Enron ha mantenido personeros en México que desde hace años presionan por la privatización de petróleo y electricidad. Como lo dio a conocer La Jornada en su momento, fueron autores del primer borrador de la reforma eléctrica del actual gobierno.

Hoy, sin embargo, hablemos del precio del petróleo. Para ello conviene recordar que hace unos días el National Bureau of Economic Research afirmó que desde marzo la economía estadunidense cayó en recesión, finalizando así su expansión de más de 10 años.

Curiosamente, también en estos días algunos especialistas aseguran que ya se presentan elementos que permiten pensar en una caída anual un poco menor a lo estimado, y en la confirmación de que a partir de la segunda mitad del año próximo puede comenzar la recuperación: 1) producción industrial y capacidad utilizada estables en su nivel de descenso; 2) desempleo menor a lo previsto; 3) mercado de valores en continua recuperación desde septiembre; 4) tasa de interés en descenso continuo, clave en frenar la recesión; 5) baja reciente de inventarios, reflejo de cierta recuperación de ventas; 6) costos menores de energía por baja en los precios del crudo y del gas natural.

Con todo estiman ya el tope de la caída y -con reservas- la próxima apertura de la recuperación, cuya primera fase significaría -hay que tomarlo muy en cuenta para ser cuidadosos al pensar en las consecuencias para nosotros-, cinco o seis meses de tasas negativas menores en los indicadores económicos, luego de los cuales -entonces sí- empezaría cierta recuperación.

Se trata de la dinámica natural del ciclo económico. No más. Hay que tenerlo muy en cuenta para no imaginar prematuramente el comienzo del crecimiento. El descenso a tasas cada vez menores es importante, pero no se identifica con el reinicio del crecimiento. El moderado optimismo de los analistas es exclusivamente por lo primero, tasas negativas menores que les hacen pensar en tasas positivas dentro de seis o siete meses y con ello -se espera- en cierto aliento para la recuperación de la economía mundial.

ƑQué efectos tiene esto sobre la demanda regional y mundial de crudo, factor clave en el debate parlamentario sobre el nivel presupuestal del precio de la mezcla mexicana de exportación para el año 2002? Primero, que se prevé para este año una caída de la demanda petrolera menor a la estimada. En agosto se pensaba en un consumo de 79 millones de barriles al día para este cuarto trimestre de 2001, y un promedio anual cercano a 78 millones para 2002; luego del 11 de septiembre se pensó en una caída cercana a un millón de barriles al día para el mismo cuarto trimestre y a 600 mil para el promedio de 2002. Las previsiones que consideran los indicadores más recientes de la economía y las estimaciones preliminares de noviembre concluyen en señalar que la demanda de este cuarto trimestre sólo descenderá 700 mil barriles al día y no un millón, aunque -también concluyen- el nivel esperado para 2002 puede resultar similar, por el largo tiempo que, en este caso, supone la recuperación. Y, sin embargo, se asegura un crecimiento del orden de 100 mil barriles al día en el caso de Estados Unidos y de 600 mil para la demanda mundial.

La conclusión respecto al nivel de precios es relativamente sencilla. Si los productores se adaptan al nivel estacional actual de la demanda de invierno, y al descenso estacional de primavera, es posible la recuperación del precio. Esto significaría un precio para el crudo marcador WTI de entre 20 y 23 dólares de diciembre a marzo; y un promedio anual cercano a 25 por la elevación tanto estacional como estructural del segundo semestre de 2002. Para nuestra mezcla mexicana representaría precios de 15 a 18 dólares por barril de diciembre a marzo, y un promedio anual cercano a 18 en 2002. Si hay racionalización de productores tanto OPEP como independientes (Rusia, Noruega, Egipto, Omán y México, sin duda), pudiera ser exagerada y prematura una estimación de 14 dólares por barril para 2002. Bajo esa base de racionalización de la oferta, la estimación preliminar de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público puede resultar buena. Aunque por precaución, convendría que el Congreso elaborara una alternativa para un escenario bajo que, en mi opinión, estaría en alrededor de 15.50 dólares por barril. Si el precio fuera mayor, ya el Congreso dijo hace dos años qué hacer, para eso está el Fondo de Estabilización Petrolero, actualmente con cerca de mil millones de dólares.

NB. Recuerdo con nostalgia una conversación radiofónica de hace cerca de 15 años en un pequeño estudio de la XEB (creo...), justamente sobre precios del petróleo, con una amable conductora de voz maravillosa, Verónica Rascón. Mi recuerdo afectuoso y mi solidaridad con su familia, especialmente con Marco su hermano.

 

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