Ť Estuvieron 7 días en sótanos del fuerte de Qalai Janghi, entre cadáveres de sus compañeros
Emergen de entre las ruinas 80 extranjeros sobrevivientes de la matanza de Mazar-e-Sharif
JUSTIN HUGGLER/ THE INDEPENDENT
Mazar E Sharif, 1º. de diciembre. Más de 80 sobrevivientes emergieron este sábado de las ruinas de la fortaleza de Qalai Janghi, en el norte de Afganistán, donde las fuerzas británicas y estadunidenses participaron, la semana pasada, en la matanza de al menos 160 prisioneros de guerra talibanes que estaban en poder de combatientes de la Alianza del Norte.
Los hombres salieron en pequeños grupos, con heridas abiertas en piernas o pecho. Casi todos, al parecer, eran voluntarios extranjeros que se enrolaron en el talibán y, según se cree, son leales a Osama Bin Laden. El olor a carne humana en estado de descomposición que provenía de los sótanos era tan penetrante que era casi imposible respirar.
Los hombres lograron sobrevivir siete días en los sótanos del fuerte entre los cadáveres calcinados de decenas de sus compañeros. Siguieron luchando aun cuando aviones estadunidenses bombardearon las edificaciones que estaban por encima de ellos, las cuales quedaron reducidas a escombros.
Después se arrastraron hasta la oscuridad fétida mientras se pensaba que todos los prisioneros habían sido asesinados, y mientras trabajadores rescatistas se mo-vían en la superficie, recogiendo los cuerpos de los muertos.
El pasado jueves estábamos a unos cuantos metros de distancia cuando los sobrevivientes mataron a tiros a un rescatista que trató de bajar al sótano para recoger más cuerpos.
La Alianza del Norte reaccionó lanzando 20 cohetes dentro del sótano.
La primera persona en salir fue un voluntario paquistaní que decidió que ya había tenido suficiente. Otros lo siguieron, y los soldados de la Alianza del Norte los convencieron de regresar al sótano y sacar a los talibanes que quedaban. Lentamente, llenos de recelo, los prisioneros salieron a la superficie. Los abarrotaron en un vehículo contenedor y se los llevaron.
Los pocos que no estaban gravemente heridos o exhaustos serán interrogados, según informó la Alianza del Norte, pero se teme por su suerte. En combates que tuvieron lugar en zonas aledañas a Mazar-e-Sharif, algunos prisioneros extranjeros fueron también obligados a abordar contenedores y fueron llevados al desierto a morir.
Grupos defensores de los derechos humanos han expresado serias dudas sobre si los derechos de los combatientes talibanes extranjeros, según la Convención de Ginebra, han sido violados. También existe el temor de que las fuerzas especiales de Estados Unidos hayan reaccionado de manera exagerada ante la revuelta de prisioneros talibanes cuando ordenaron bombardeos aéreos.
Los estadunidenses insisten en que se vieron obligados a reaccionar de esa manera cuando los prisioneros talibanes se apoderaron de lanzacohetes y morteros y atacaron a sus carceleros. Incluso, un agente de la CIA estadunidense, quien estaba en el fuerte interrogando a los prisioneros, murió.
Sin embargo, aún se cuestiona si el levantamiento de prisioneros se debió a que eran maltratados.
En un incidente separado, tres voluntarios extranjeros leales al talibán fueron hallados ayer en un escondite en Mazar-e-Sharif. Al parecer, estuvieron ocultos en una casa casi tres semanas después de que fue capturada la ciudad. Soldados de la Alianza del Norte rodearon la casa y mataron a los hombres que, se cree, venían de Uzbekistán. No quedó claro si se les dio oportunidad de rendirse.