DOMINGO Ť 2 Ť DICIEMBRE Ť 2001

Angeles González Gamio

La Cruz Blanca

Hace unos días se conmemoró un aniversario más del inicio de la gesta revolucionaria, lo que hace propicio recordar a la Cruz Blanca, institución que seguramente pocos conocen en la actualidad y que tiene una interesante historia: al poco tiempo de iniciarse la lucha entre el Ejército federal y el libertador, doña Elena Arizmendi Mejía se encontraba en San Antonio, Texas, estudiando enfermería, y se enteró de la situación que prevalecía en Ciudad Juárez, donde los revolucionarios heridos no recibían atención médica, por lo cual se trasladó a la ciudad de México con el fin de organizar brigadas de auxilio.

Su entusiasmo contagió a un grupo de personas que estuvieron dispuestas a apoyarla, para llevar ayuda a cualquier mexicano, sin hacer distinción de ideologías. Al enterarse de una reunión de estudiantes de medicina con motivo de una huelga, se presentó y les expuso la idea, que tuvo buena acogida, formándose de inmediato una brigada de médicos y enfermeras que a los pocos días se trasladaron a Ciudad Juárez. Paralelamente se fundó formalmente la Asociación Mexicana de la Cruz Blanca Neutral, con la señora Arizmendi como presidenta.

Al advertir la importante labor que desarrollaba, el presidente provisional, Francisco I. Madero, decretó: "Que dicha institución quede reconocida como nacional, con todas las franquicias, derechos y obligaciones que tienen las asociaciones similares del país, disponiendo que se le guarden la protección y consideraciones que a su muy elevada y patriótica misión se deben".

Quedó constituida ante notario público el 23 de diciembre de 1911, organizándose de acuerdo con las leyes de beneficencia privada vigentes en ese momento, con el nombre de Sociedad de la Cruz Blanca Mexicana. La constituyeron personas de prestigio, como José Vasconcelos, Luis Cabrera, Manuel Urquidi, Fernando Arizmendi y varias señoras, entre otras, las esposas del presidente Madero y de su hermano Gustavo. Eso sí, todas tuvieron que contar con la autorización expresa de sus cónyuges, pues en esa época las mujeres no podían realizar ese tipo de actos.

Durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas se prohibió que prestara servicios de emergencia, ya que constantemente se suscitaban pleitos con la Cruz Roja en el afán de "ganar" al herido. A partir de entonces decidió dedicar sus esfuerzos a la protección de la niñez; esto se vio favorecido por la generosa herencia que recibió de don Fernando Michel, ciudadano francés que había radicado gran parte de su vida en México. En 1940 fundó su primer centro de asistencia infantil, en Xochimilco, brindando a los niños de la zona desayunos escolares y servicios médicos. Siete años más tarde estableció un club infantil en el que daba alojamiento y sustento a niños de la calle. Esto se suspendió cuando el jefe del Departamento Central, Ernesto P. Uruchurtu, conocido como el regente de hierro, estableció sitios con mejores instalaciones y más recursos que proporcionaban la misma atención.

Al cerrar el club infantil, la Cruz Blanca centró todos sus esfuerzos en la Policlínica Infantil Doctor Antonio Márquez, llamada así en homenaje a la memoria del médico, socio de la institución, que perdió la vida cuando prestaba sus humanitarios servicios en el Zócalo, durante los terribles días de la Decena Trágica.

Hace 22 años, estando al frente de la Cruz Blanca doña Esperanza Moreno de Brito Foucher, propuso suspender ese servicio, que brindaban otras instituciones de salud, y crear el Centro Infantil de Rehabilitación Nutricional. Esta idea surgió al advertir la enorme cantidad de infantes que ingresan a los hospitales con severos cuadros diarreicos, lo que ocasiona grave deshidratación que deja a los pequeños en un agudo estado de desnutrición. Por la presión de otros niños que requieren atención urgente, estos infantes desnutridos son dados de alta en un estado muy delicado, lo que provoca que en muchas ocasiones regresen a morir al hospital.

En México no había ningún sitio para atenderlos, por lo que la Cruz Blanca construyó un edificio en Coyoacán, donde en medio de jardines los pequeños, de recién nacidos hasta los tres años, son internados para lograr que recuperen el peso normal para su edad y fortalezcan su salud, además de que se instruye a las madres en su alimentación y cuidado. Una bien equipada clínica les da seguimiento hasta que cumplen 14 años, con el acompañamiento de una despensa como aliciente para que las madres no descontinúen la visita. Ahora lo conduce la hija de doña Esperanza Brito, del mismo nombre y apellido, quien además dirige la prestigiada revista feminista Fem, que en estos días cumple 25 años. šFelicidades!

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