JUEVES Ť 6 Ť DICIEMBRE Ť 2001
Ť De contrapoder, la prensa pasó a ser la voz del poder, opina el director de Autodafe
Con la globalización, la autocensura se vuelve más poderosa, coinciden escritores disidentes
Ť En el comunismo era comprensible mentir, porque los periodistas estaban amenazados, asegura Cerovic Ť ''Los medios de desinformación son más grandes e importantes''
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
La libertad de los medios de comunicación en Occidente se ha convertido en una farsa absoluta, y hoy la autocensura es todavía más grave de lo que era la censura en los países comunistas, afirma el escritor y periodista Stanko Cerovic, autor del libro Dans les griffes des humanistes (En las garras de los humanistas, París, 2001).
En su libro, aún sin publicar en español, ''la guerra de la OTAN'' en Yugoslavia, es decir, la guerra en la provincia separatista serbia de Kosovo, se convierte en el pretexto para analizar la política occidental: ''en realidad se trata de la política de Estados Unidos, que es seguida por el resto de los países occidentales, pero con ciertos matices''.
Cerovic, director de la redacción serbo-croata de Radio Francia Internacional, sostiene que ''la censura en Occidente es algo verdaderamente grave. Profesional y moralmente imperdonable, porque no es la consecuencia o el resultado de la amenaza de un régimen. Hoy nadie está amenazado de nada'', al contrario de lo que sucedía durante el comunismo, cuando ''era totalmente comprensible aceptar la censura, mentir, hacer cosas moralmente inaceptables, porque los periodistas estaban amenazados por un régimen policiaco muy severo''.
Integrante de la disidencia anticomunista liberal en la ex Yugoslavia, Stanko Cerovic recuerda que en esa época no podían asumirse ''riesgos drásticos'' sin el peligro de perder el trabajo, la familia y ''enredarse en miles de problemas. No era justo pedirle a todo el mundo que se comportara como héroe. La mayor parte del tiempo esos periodistas sabían que estaban haciendo algo mal y deshonesto, pero en privado se disculpaban''.
Hoy, añade, vivimos en una época de mercado y esta fuerza se ha impuesto en la vida intelectual, sobre todo en el sector de los periodistas. ''Hay autocensura en todos los grupos poderosos y vitales dentro de la sociedad, y existe una especie de oportunismo: olfateamos dónde se encuentra el centro del poder, sabemos cuáles son los hombres de influencia y sabemos cómo ingresar a la corriente para agradarlos.''
Esta autoncensura es evidente en la política, pero también en el medio artístico y pone como ejemplo el de los críticos de cine, quienes, ''si quieren que prospere su carrera, están obligados a hacer publicidad a las películas. No hay una crítica que se atreva a decir que Titanic era una mierda, pero sí destripan los filmes marginales de escaso financiamiento''.
La ''maldita'' intervención estadunidense
El director de la revista Autodafe, Christian Salmon, advierte en este punto que la prensa, llamada durante muchos años el contrapoder, ''se ha vuelto finalmente la voz del poder'', y señala que no es sólo el caso de los periodistas, sino también el de los escritores e intelectuales, sobre todo ahora con la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo en Afganistán.
En este conflicto, añade, los escritores e intelectuales son movilizados para que el público ''se crea y se trague'' la idea de ''acciones imperialistas con la fachada de acciones humanitarias. Es la primera vez en toda la historia que se le ha dado a un ejército una misión humanitaria, cuando un ejército es una maquinaria de muerte. Cómo de repente se le da una misión humanitaria es una cuestión aberrante''. Los intelectuales, periodistas, escritores y todas las fuerzas tienen ahora el papel de legitimar y justificar ''la maldita intervención estadunidense en Afganistán que, lejos de resolver el problema, va a crear un tremendo desequilibrio'' en esa parte del planeta.
Sin embargo, cuando algún escritor levanta la voz en contra del conflicto o de de la política estadunidense, hay reacciones ''totalmente brutales y agresivas''; baste citar el caso de Susan Sontag, Noam Chomsky y el conductor del programa Politically incorrect, Bill Maher.
Cerovic y Salmon -autor del libro Tumba de la ficción (Anagrama), en el que hace un análisis de la censura- coinciden en que ésta se ha desarrollado y es más poderosa con la globalización, porque ''los centros de poder ya no son nacionales, sino trasnacionales: medios, pensamiento, arte, están concentrados en las manos de unos cuantos y obviamente los medios de desinformación son más grandes e importantes'', puntualiza el director de Autodafe.
Para Cerovic, nacido en 1951 en Montenegro -que junto con Serbia integra la República Federal de Yugoslavia- ''la globalización es otro nombre de la forma de imponer el modelo de la sociedad estadunidense que, como todos los proyectos imperialistas de la historia, se aplica de manera muy sucia, violenta y agresiva, por lo que es necesario cubrir esta política con una fachada que se vuelve aceptable y es lo que llamamos derechos humanos, moral o humanismo''.