JUEVES Ť 6 Ť DICIEMBRE Ť 2001

Ť Presentó la noche del martes en el Metropólitan su tercer álbum De vuelta y vuelta

Jarabe de Palo deja las tranquilitas y ofrece concierto más energético

Ť Sus nuevas canciones, enfocadas al estilo rocanrolero de fines de los sesenta

PATRICIA PEÑALOZA

Pau Donés da vueltas sobre su eje. Gira de contento, guitarra de palo en mano, jarabe de rolas rocanrumbasoneras. El tecladista Tony Fagi toca bárbaro. El guitarrista Jordi Tena no se diga. El Metropólitan está lleno: se cae de baile y optimismo españolito. Jarabe de Palo reventó sonrisas la noche del martes al presentar su tercer álbum De vuelta y vuelta.

Que no de ida, nomás de vuelta. Acaso porque sus canciones giran sobre tópicos similares y coros pegajosos. Acaso porque su nuevo disco, a diferencia de la tranquilidad y las estructuras inflexibles de los anteriores, se suelta más el pelo y rumbea hacia ritmos de mayor intensidad percusiva, con finales jameados, organito Wurlitzer y todo, al estilo rocanrolero de fines de los sesenta. La gente más que prendida, aún con los temas nuevos, no cejó un instante.

El cantautor líder de Jarabe de Palo transmite de principio a fin sencillez y alegría bucólica contagiosa. Y aunque hay a quienes les parece bobo, es un hecho que su halo ingenuo denota honestidad; es creíble, pues. Evoca una y otra vez en sus letras a las estrellas, la primavera, las flores, las caricias de la amada. Todo en lenguaje directo, a veces repetitivo; poca metáfora, mucho sentimiento. Y en esta nueva entrega hay más energía, menos tranquilitas.

Pocos adolescentes. Una mayoría de entre 20 y 35 abarrotó el recinto, quizá quienes muy chavitos escucharon ese rock español de guitarra acústica de fines de los ochenta, encabezado por Radio Futura, con todo y mezcla rocanhuapanguera, guardando distancias, aunque la voz de Donés recuerde a la de Santiago Auserón: para muchos es un fusil, pero para los fans que gozaron de una noche de euforia, no tanto... o es que talvez nunca escucharon a Auserón (del abismo existente en cuanto a letras, mejor no hablar).

"šBuenas noches México, bienvenidos a la fiesta!", augura con tino el vocalista. La banda abre con el tema que da nombre al disco y un son se enreda con una balada rítmica más actual donde el tecladero le tumbea muy bien. Luz de mi corazón lleva arreglos de reggae que hacia el final explotan en improvisaciones y solaz general. Apenas comienza y ya tiene a la gente en el bolsillo. Todavía no se acaba de acomodar el respetable cuando La Flaca llega sin rodeos; la gente canta a capella la introducción y Pau interrumpe: "No os oigo. Si no la cantáis bien no la vamos a tocar... Si la voz aguda no se canta con el corazón, no sale bien". Y para qué les cuento cómo se escuchó: "ššPor un beso de la flaca yo daría lo que fuera...!!"

Flacas guapas y gordos feos, todos bailando, coreando a pulmón. Mucho fresita abajo y mucha banda arriba, para variar. Aunque eso sí, incluso la banda estaba conformada por carnalitos que no se despeinan demasiado.

Las melodías del Jarabe son sencillas, de composición ligera aunque efectiva, levantadas por los arreglos y la interpretación soberbia de sus músicos. Qué decir del magnífico percusionista Danny Cummings. Viene luego Hay dos días en la vida, que Donés compuso a Celia Cruz, a petición de la diva: "Hay dos días para los que no nací, uno cuando te conocí.... el segundo cuando te perdí..." Entonces entra sabrosa guitarra bluesera en contraste con tumbao y congas... Cuánto le deben a Santana.

Te miro y tiemblo suena más rocanrolera, aunque al final entra a escena una especie de salsa. Los cantos van del amor a la reflexión simple, de "me faltan tus caricias" a "soy un completo incompleto, una persona a medias". Cambia la piel, tema inédito, es quizá el mejor tema del concierto. El jam es implacable, intenso; una batucada se fusiona con un piano muy latinjazz: Luego arriba el momento "únete a los optimistas" en Pura sangre: "al mal tiempo buena cara... no a la mentira" y en Depende: "...del cristal con que se mire, todo depende".

La gente se vuelve loca con los hits de la radio, como El lado oscuro: "y no me sonrojo si te digo que te quiero..." Ay, pura dulzura. Para las bandas de rock que están luchando por salir a la luz, dice Paulino, dedican la canción del Perro apaleado. El pilón musical deja solo con su yembé al percusionista, quien emite cantos guturales a lo africano, los cuales repite el público enardecido.

El grupo cierra con Mamá: "anoche no llegué a casa... ahora mamá ya no está", y con la más solicitada, espejo de lo ocurrido durante todo el concierto: "Grita, que habla sobre la amistad y la comunicación, que es justo lo que hemos logrado ustedes y nosotros esta noche". Todos se van sonrientes, bailados, gritados. Enamistados, sin problemas, todo es bello, todo es feliz, energético, con Jarabe de Palo.