Ť Optaron por una actitud avara y no los perdonó el destino
Tigres, más cerca de la lona; Cruz Azul les ganó 1-0 en monótono juego
Ť El tanto de los diezmados cementeros fue de Marinho Ledezma
MIGUEL ANGEL RAMIREZ
Los Tigres están más cerca de la lona que
de la cumbre, porque el diezmado Cruz Azul le puso más corazón
y vergüenza, y recibió su recompensa con el triunfo de 1-0
en el estadio Azul.
Los regiomontanos, en el primer momento decisivo de esta
semifinal, optaron ayer por una actitud avara, carente de audacia, y no
los perdonó el destino.
La Máquina no puso sobre la mesa sus mejores armas, pero que José Luis Trejo haya recurrido a Miguel Angel Gómez e Ignacio Flores no fue ninguna bandera de confianza para sus seguidores.
Tampoco que después "de seis años" desempolvara a Sergio Almaguer como centro delantero.
Durante casi media hora del trámite parecía que este camino los conduciría al desastre. No sólo por estériles avances, sino porque el suspendido Trejo tuvo que acomodar desde las tribunas al equipo.
Flores apareció por el extremo izquierdo y luego se recorrió al centro, mientras Pinheiro se adelantó más por esa banda y Tomás Campos se fue a apoyarlo.
Los cementeros tenían tiempo de esto y más, porque los Tigres jamás estuvieron a la altura del lugar de privilegio que ocuparon durante el torneo regular.
Tal vez pensaron que sin el Matute, Zepeda, Victorino, Mora, Galdames y Hernández cualquier murmullo iba a ser un rugido para Cruz Azul. Pasaron de la gloria al fracaso sin escalas.
Y el público, que hizo una buena entrada en el Azul, pagó las consecuencias. El partido alteró el ritmo de los corazones, pero de desilusión.
Cruz Azul se tiraba adelante pero sin fuerza, sin recursos, sin darle vuelo a la fantasía, mientras Tigres no hacia otra cosa que esperarlos en su cancha. No perder era su consigna.
La monotonía se interrumpió hasta el minuto
29, cuando Ignacio Flores envió un servicio directo al área
desde la banda derecha, mismo que techó a Claudio Suárez
y dejó completamente sólo a Marinho Ledezma, quien controló
el balón y fusiló al portero Oscar Dautt.
El cementero estaba ligeramente adelantado, pero el árbitro
Gilberto Alcalá como que no quiso desentonar con el pobre espectáculo
(estuvo frecuentemente muy lejos de la jugada) y no marcó el fuera
de lugar.
Los anfitriones se animaron y al minuto 32 Campos cobró una falta por la banda izquierda; Almaguer prolongó la pelota en el área para la llegada de Víctor Gutiérrez, quien para su mala fortuna remató a un lado de la meta regiomontana.
Para el segundo tiempo una parte del público ya no tuvo que aguantar el inclemente sol, pero todos siguieron padeciendo la pesadilla del juego.
Para colmo de males de los cementeros, Víctor Gutiérrez abandonó su lugar por lesión. Su lugar lo ocupó Norberto Angeles, quien estuvo a punto de repetirle dosis a los Tigres al minuto 55.
Apareció solo por la derecha en el área, tras un largo pase, pero aunque tarde el abanderado señaló fuera de lugar que los aficionados no tardaron en reclamar.
La única señal de vida de los Tigres la dieron un minuto después, al 56, cuando Antonio Sancho se animó a disparar y el balón se estrelló en el travesaño.
Al minuto 71 entró el delantero argentino Rodrigo Astudillo, quien pronto justificó que Trejo haya echado mano de Almaguer en el ataque.
El sudamericano se engolosinó en el área y en lugar de ceder el balón a un compañero mejor perfilado lo envió cerca del tiro de esquina, en lugar de a la puerta defendida por Dautt.
Por cierto, el arquero visitante acompañó en los bostezos al respetable, pues la pelota se le fue de las manos tras el cobro lejano de una falta por parte de Melvin Brown. Afortunadamente para él todo terminó en tiro de esquina.
En la agonía del partido tuvo otro susto, pues un cabezazo de Almaguer salió a un lado de su poste izquierdo.
Total, ganó el que desenfundó primero y aunque el sábado hay revancha, el Tigre se fue herido.