VIERNES Ť 7 Ť DICIEMBRE Ť 2001
Ť Prometió destruir a EU "a corto plazo", y ahora negocia la rendición de Kandahar
Perdió al mullah Omar no entregar a Bin Laden; también su interpretación estricta de la ley islámica
Ť El líder talibán está unido por vínculos familiares con el dirigente fundamentalista saudita
AFP
Kabul, 6 de diciembre. El líder de los talibanes, el mullah Mohammad Omar, que este día aceptó la rendición de su milicia en Kandahar, su último bastión en el sur de Afganistán, prometió la "destrucción de Estados Unidos a corto plazo".
Utilizando frecuentemente un discurso con tintes apocalípticos para amenazar a Occidente, el enigmático Omar es conocido por su interpretación estricta e implacable de la ley islámica y por su empeño de no entregar a Estados Unidos a Osama Bin Laden, su "huésped de honor" y presunto autor intelectual de los atentados del 11 de septiembre.
Estas reiteradas negativas de entregar a Bin Laden, al que le unen vínculos familiares, le valió el apoyo y la admiración de los islamitas más radicales, pero supuso el aislamiento internacional de su país, devastado por la guerra y la sequía.
"Conoceréis terremotos y tornados de Dios, el todopoderoso Alá, y después os sorprenderéis de lo que os pase", advirtió a finales de 1999, cuando el Consejo de Seguridad de la ONU impuso sanciones a Kabul por su rechazo a extraditar a Bin Laden.
El mullah Omar, comandante de los mu-jaidines afganos, fue educado en las madrazas o escuelas donde se enseña el Corán en Pakistán y se alistó en la jihad o guerra santa contra las tropas soviéticas en 1979, en la que perdió un ojo.
Diez años después de contribuir a la derrota de los soviéticos, creó un movimiento musulmán radical en su región natal en el sur afgano al que los refugiados educados en Pakistán se unieron rápidamente.
Su verdadero poder llegó en 1994, cuando sus "estudiantes de religión" o talibanes conquistaron Kandahar, ante el alivio y la alegría de la población, cansada de la guerra civil que despedazaba Afganistán desde 1992. Desde entonces el mullah se hizo de una doble reputación: autoridad religiosa incontestable y jefe militar temible.
Los combatientes talibanes, apoyados directamente por Pakistán e indirectamente por Estados Unidos, llegaron a Kabul en 1996. Los ciudadanos esperaban que la milicia restableciera el orden, pero además impuso una interpretación estricta del Corán, lo cual transformó a las mujeres en esclavas y sumergió a la población en el terror.
En agosto de 1999 Omar sobrevivió a un supuesto intento de asesinato cuando un ca-mión estalló en Kandahar y mató a varios de sus guardaespaldas. A pesar de su gran po-der, no se sabe gran cosa de este hombre que tendría alrededor de 40 años.
El mismo delegó la responsabilidad de los contactos con el exterior a su ministro de Relaciones Exteriores, Wakil Ahmad Mutawakil, salvo en una o dos ocasiones, en las que recibió personalmente a una delegación china o a un enviado especial de la ONU.
El resto del tiempo Omar evitó Kabul, donde sólo ha ido dos o tres veces, y reside la mayor parte del tiempo en Kandahar. Allá vive recluido en una casa construida para él por Bin Laden, uno de sus mejores discípulos, que también vive, o vivía, cerca.
Según Josef Bodansky, autor de un libro sobre Bin Laden, el vínculo entre éste y Omar es familiar desde 1998, cuando el mullah se casó con la hija primogénita del fundamentalista islámico, a quien tomó como cuarta esposa.
El mullah vive modestamente y se autodenomina "servidor del Islam". Se dice que preside reuniones desde la cama y suele dar instrucciones escritas en trozos de papel.