VIERNES Ť 7 Ť DICIEMBRE Ť 2001

CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

EN LA ciudad de México ya nos sabemos el cuento. Legal o ilegalmente las autoridades federales han tratado de intervenir con policías y hasta soldados para contener la ola criminal que desde hace un buen rato se siente en la capital.

EL RESULTADO más escandaloso fue el caso de la colonia Buenos Aires, donde cuando menos cinco jóvenes fueron ejecutados por el aparato represivo que en aquellos momentos actuaba en la ciudad, y que se componía de militares y policías en un híbrido inventado por el general Enrique Salgado Cordero, quien incluso llegó a amenazar a la ciudadanía con la posibilidad de implantar un toque de queda en bien de la seguridad.

CON ESTE militar se sembró un ambiente de terror en la capital que, por otro lado, no resolvió el problema de la criminalidad y sí dio pie a los abusos de autoridad. Nada más en 1997, el entonces jefe policiaco ordenó 10 mil redadas en las que fueron detenidas 50 mil personas, de las que 36 mil fueron canalizadas a jueces cívicos y 16 mil al MP.

COMO SE podrá notar, la mayoría de detenidos en aquellas redadas terminaron pagando multas menores por delitos muchas veces inventados y en otras simplemente se les dejaba ir porque no se hallaba causa en su contra.

LA MEDIDA fue del todo inútil. En febrero de aquel mismo año, en Iztapalapa dos mil soldados patrullaban las calles de la delegación, que en ningún momento dejó de ser la más peligrosa del DF.

POR ESO decimos que este cuento que ahora nos tratan de vender Fox y Gertz, con la complicidad de López Obrador, pretende sembrar terror y no plantea, de ninguna manera, una solución definitiva al grave problema de la inseguridad.

LAS SOLUCIONES extremas han fracasado una tras otra. Falta nada más recordar el muy lamentable RIMA (Reacción Inmediata Máxima Alerta), nacido y anunciado a la mitad de 1995 por el entonces regente Oscar Espinosa.

INSERTA EN el RIMA estaba la Operación Alerta, que pretendía "detectar y, si procede, asegurar a personas sospechosas, presuntos delincuentes o infractores, verificando si existe orden de aprehensión en su contra, procurando de esa manera erradicar a delincuentes que se dedican principalmente al robo de comercios, transeúntes y vehículos".

Y PARA poner en marcha tal fascinación represiva se constituyeron "células de patrullaje" con todos los miembros del aparato de seguridad del ex DDF. Desde policías auxiliares hasta un Ministerio Público móvil. Todos en montón.

ES DECIR, el cuento ya nos lo contaron y no fue posible, de esa forma, acabar con la delincuencia; por lo contrario, las bandas crecieron y se multiplicaron, se organizaron y se hicieron menos vulnerables a las acciones de la ley.

AHORA EL cambio prometido resulta para atrás, se recogen las piezas de aquel priísmo roto y se reinventan las fórmulas fracasadas por falta, desde luego, de talento, de inventiva, de una idea clara de lo que se quiere.

DURANTE LOS últimos días hemos hablado de la presencia de la PFP en la capital. De la extraña, muy extraña, complacencia de López Obrador ante el hecho y de este error que puede terminar muy mal para todos. Seguramente no pasará nada, pero el lector estará cuando menos enterado. Y eso sí vale.

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