VIERNES 7 DE DICIEMBRE DE 2001

El patriotismo en EU, coctel de ideologías

Los ataques terroristas contra Estados Unidos desataron el fervor nacionalista. Ahora se debate si debe ser obligatorio el Juramento de Lealtad en escuelas públicas, una fórmula cuyo origen pocos conocen

Nueva York, 6 de diciembre. Camino a la escuela pública en esta ciudad, un estudiante de cuarto año de primaria cuenta a su padre que en clase de computación están dibujando banderas estadunidenses y que cada día se escucha por las bocinas, o por voz de la maestra, el Juramento de Lealtad, una oración patriótica.

El mes pasado la Junta de Educación de Nueva York ordenó hacer el Juramento de Lealtad a la bandera de Estados Unidos cada mañana y en todo acto escolar, justificando esta práctica -que desapareció casi por completo en los años sesenta- como una forma de responder a los atentados del 11 de septiembre y de apoyar al país en este momento de crisis. Varios estados de la Unión están considerando una legislación para volver obligatorio el juramento (Pledge of Allegiance) en las escuelas públicas.

Pero hay un secreto que casi nadie conoce en este país. Cuidado con esta información, por alguna razón nadie desea divulgarla ampliamente. Pregunte a cualquier estadunidense y apueste -si desea ganar- si sabe el origen del juramento a la bandera. ƑEstá preparado para conocer la verdad? Este es un cuento que empieza con un socialista, pasa por ultraconservadores y acaba con Dios.

Los sermones socialistas de Bellamy

Resulta que el autor fue Francis Bellamy, un socialista cristiano, ministro bautista (tuvo que abandonar su iglesia en Boston por la oposición a sus sermones socialistas), y primo de Edward Bellamy, reconocido escritor y socialista utópico.

Los Bellamy compartían un compromiso con la reforma social para hacer de Estados Unidos un país con economía planeada, nacionalizada y con igualdad política, social y económica. Bellamy escribió el juramento en 1892, que fue utilizado por primera vez en la conmemoración de los 400 años de la llegada de Cristóbal Colón a América , el Día de Colón (Día de la Raza, en México) en las escuelas públicas.

"Juro lealtad a mi bandera y a la república que representa, una nación indivisible, con libertad y justicia para todos", rezaba el texto original. Lo de "lealtad" e "indivisible" fue en relación con la Guerra Civil y los principios de Lincoln por la unidad nacional. Consideró agregar la palabra "igualdad" al final, pero decidió que había demasiada oposición a la idea de la igualdad de las mujeres y entre las razas en ese tiempo.

El juramento de Bellamy fue, poco a poco, adoptado por las escuelas públicas, pero su significado cambió de una celebración de justicia y libertad a una promesa de obediencia y subordinación patriótica, a veces con tonos militarizados.

Los ritos patrióticos promovidos por el gobierno y agrupaciones educativas y sociales en este país se institucionalizaron entre la Guerra Civil y la Primera Guerra Mundial, indican los profesores de la Universidad Estatal de California Cecilia O'Leary y Tony Platt en un artículo publicado por Los Angeles Times.

Fue un maestro de kínder en Nueva York quien celebró lo que parece ser el primer Día de la Bandera, pero con la intención explícita de imponer disciplina y lealtad entre sus estudiantes, la mayoría inmigrantes. Este hombre escribió un juramento mediante el cual sus pupilos se comprometían a "ofrecer nuestras cabezas y nuestros corazones a Dios y a nuestra Patria. šUna nación! šUn idioma! šUna bandera!" El mismo maestro también escribió una guía para sus colegas sobre métodos para enseñar patriotismo.

Durante los últimos años -y hoy, más que nunca- decenas de millones de maestros y estudiantes recitan el jurameflag_j5trnto, y también se hace en asociaciones, como los Boy Scouts y otras, informa el profesor John Baer, quien ha escrito una historia de la evolución del juramento. Según este académico, sólo dos países en el mundo tienen un juramento a sus banderas, Estados Unidos y Filipinas.

Hace un siglo, la bandera estadunidense casi no estaba presente en las escuelas de este país. El empresario liberal James Upham cambió eso utilizando su revista Youth's Companion, con una enorme circulación nacional, para lanzar una campaña, en 1888, cuyo propósito era vender banderas estadunidenses a las escuelas públicas. Cuatro años después había logrado colocar pendones en unas 26 mil escuelas.

Upham, de acuerdo con la versión de Baer, tuvo la idea de festejar el 400 aniversario de la llegada de Colón a América para promover el uso de la bandera en las escuelas. Ese año, la revista contrató a Bellamy, miembro de un elitista movimiento socialista conocido como nacionalismo, cuyo principio básico era promover la nacionalización de gran parte de la economía estadunidense, y que ya había sido obligado a renunciar a su iglesia en Boston por sus actividades socialistas y por discursos como "Jesús, el socialista".

Durante la guerra con España, a finales del siglo XIX, y en la Primera Guerra Mundial, el gobierno y las autoridades educativas promovieron iniciativas para nutrir el patriotismo. Estudiantes de todos los niveles se vieron obligados a jurar lealtad a la bandera. En los años veinte, con la preocupación de que algunos inmigrantes y hasta ciudadanos podrían tener lealtades duales, se cambió el texto original para incluir específicamente el juramento "a la bandera de los Estados Unidos de América". Antes de la Segunda Guerra Mundial, el juramento se hacía con el brazo alzado en una actitud muy semejante al saludo militar nazi.

Entre ambos conflictos bélicos hubo varios casos de persecución de estudiantes y padres opuestos a un saludo obligado a la bandera y a una fórmula de lealtad impuesta por el gobierno. En 1943, la Suprema Corte falló que el juramento de lealtad obligatorio era inconstitucional, pero aun con esto, con la presión social para subordinarse a estos ritos -como hoy día-, es difícil enfrentar la crítica para cualquiera que decidiera, por diversos motivos, no participar.

En 1954, respondiendo a demandas de algunas asociaciones nacionales patrioteras, el presidente Dwight Eisenhower nuevamente enmendó el texto para incluir "una nación bajo Dios", a fin de diferenciar a este país frente a su enemigo ateo de la guerra fría. El juramento empezó a desaparecer de escuelas públicas y otras instituciones en los sesenta, con el gran debate social y cultural de ese periodo, cuando la idea de una nación multicultural y pluralista en todos los rubros cobró vigencia.

Pero con el 11 de septiembre de 2001, el fervor patriótico desatado por los ataques y la ''nueva guerra" resucitó el juramento de lealtad, entre otras expresiones. El himno nacional, la canción America the beautiful, casi un himno alterno, y los símbolos patrióticos invaden el país, y la expresión nacionalista en lugares públicos alcanza niveles no vistos desde los momentos más duros de la guerra fría.

Este, se repite por todos, es un país de inmigrantes provenientes de todo el mundo. El gran debate de cómo integrar una nación diversa, pero unida por ciertos principios fundamentales compartidos, donde los extranjeros pueden convertirse en participantes plenos en la construcción nacional, ha continuado durante por lo menos 150 años. Pero la diferencia entre la celebración de una sociedad diversa y unida en torno a ciertos principios y un país que obliga a jurar lealtad a un símbolo como la bandera está ahora en juego. Especialmente cuando "la libertad, la igualdad y la justicia para todos" son principios consagrados en la Constitución y la Declaración de Independencia, los dos documentos sobre los cuales está fundada esta república.

Pese a todo ello, hay expresiones disidentes en varias partes del país. Hace un par de semanas, la junta local de educación del distrito 3 de Nueva York rechazó la orden de la Junta de Educación de esta ciudad, y se manifestó por permitir que cada escuela decidiera si desea o no iniciar cada día con un saludo a la bandera.

"Obligar a estudiantes a repetir ciegamente el juramento no es nada diferente de que el talibán obligue a los niños a memorizar el Corán y repetirlo automáticamente, sin entender por qué o qué es lo que están repitiendo", declaró Larry Sauer, miembro de la junta local.

Pero muchos no comparten esta posición. "A mí me parece que no tiene nada de malo que los niños escuchen o reciten el juramento todos los días", declaró una profesional liberal y madre de un alumno de primaria a La Jornada. Otra señala que tiene que ver con enseñarle a los niños a celebrar "las libertades de nuestro país y tener orgullo de él". Para otro padre, este fervor patriótico en las escuelas no es sorprendente. "Estamos en guerra", explica.

Ninguno de ellos conoce los orígenes del Juramento de Lealtad o de los debates sobre su uso en la historia. O sea, con tanta atención a cómo educar a los niños de este país, esta ignorancia, y más, la falta de debate sobre qué tienen que ver los ideales de la nación con un juramento de lealtad, no se abordan.

Un país que dice amar la libertad de expresión, respetar el derecho ajeno y la diversidad, de pronto está listo para subordinar a sus hijos a un ejercicio ritualizado y militarizado en el que preguntar y, peor, no participar, es considerado de inmediato como sospechoso, si no bien traición, todo lo contrario a lo que se dice celebrar con el juramento: la democracia.

Tal vez esto no sea tan sorprendente, ya que, como señala Gore Vidal, "el hecho de que Estados Unidos nunca tuvo la intención de ser una democracia es tan bien conocido que ahora es olvidado completamente".

ƑO es que acaso los padres de familia no están preocupados de que sus hijos se estén sujetando a la ideologización socialista?