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MEXICO S.A.
Ť Carlos Fernández-Vega
SI ALGO HAN RECIBIDO los estados y municipios de
la República en estos tiempos de amor, paz y cabildeo han sido promesas,
promesas y más promesas. Con la zanahoria de la reforma fiscal en
la mano, tirios y troyanos de los poderes Ejecutivo y Legislativo prometen
y comprometen recursos inexistentes que -aseguran- se adicionarían
a los dineros presupuestales -que ya fueron recortados- e irían
a parar directamente a las enclenques arcas de dichas entidades.
LO CIERTO ES, SIN embargo, que cualquier monto
ofrecido por unos u otros se traduciría -en el lejano, muy lejano
caso de que la promesa se convirtiera en realidad- en simples aspirinas
para combatir un cáncer prácticamente en fase terminal, toda
vez que el gran problema económico y financiero de los 31 estados
y los 2 mil 500 municipios de la República sólo se resolvería,
de una vez aunque quién sabe si para siempre, con la nada despreciable
cifra de 462 mil 601.5 millones de pesos.
LA CIFRA ANTERIOR, de acuerdo con las estadísticas
de la Secretaría de Hacienda, corresponde, nada más y nada
menos, que al saldo de la deuda de los estados y municipios del país
a septiembre del presente año del cambio, y equivale a 50 mil millones
de dólares, o lo que es lo mismo, a casi cuatro veces la captación
fiscal extraordinaria que promueve la iniciativa fiscal del presidente
Fox, mejor conocida como la pomposa y fracasada nueva hacienda pública
distributiva. El monto referido excluye el débito del peje
Distrito Federal, mismo que -también al cierre de septiembre de
2001- se aproxima a los 30 mil millones de pesos.
EL
DATO, POR SI SOLO, es realmente espeluznante, pero trasciende ese calificativo
y se convierte en un elemento digno de una película de terror cuando
se conoce que en los últimos siete años -de diciembre de
1995 a septiembre de 2001- el saldo de la deuda de estados y municipios
se incrementó en mil 250 por ciento, a pesar de que en algunas entidades
de la República (por ejemplo, Zacatecas y Nuevo León) el
Superfobaproa hizo acto de presencia y, desde luego, llevó
a cabo su salvamento respectivo. Entre una fecha y otra dicho indicador
pasó de 37 mil 99.6 millones de pesos a 462 mil 601.5 millones.
Si se consideran los efímeros tiempos del primermundismo a la mexicana
(Salinas dixit), el citado aumento se aproximaría a 2 mil
por ciento, tomando como punto de partida 1993.
CON ESA BRUTAL REALIDAD sobre sus hombros, los
estados y municipios del país destinan al pago del servicio de su
deuda -en promedio- 35.7 por ciento de las participaciones económicas
que el gobierno federal les destina. Sin embargo, algunas entidades utilizan
prácticamente el total de esas asignaciones para paliar la situación
derivada del endeudamiento, como en los casos del estado de México
(112.3 por ciento con respecto a las participaciones federales), Sonora
(83) y Nuevo León (99.2), que reportan un débito de 24 mil
934.7, 4 mil 908.6 y 8 mil 719 millones de pesos, en cada caso.
OTROS EJEMPLOS SOBRE la proporción que de
las participaciones federales destinan las entidades de la República
al pago del servicio de su deuda son las siguientes: Baja California, 37
por ciento; Baja California Sur, 49.2; Durango, 42.3; Guerrero, 36.8; Jalisco,
42.9; Querétaro, 44.2; Quintana Roo, 43.1, y Sinaloa, 50.1 por ciento.
SIN CONSIDERAR EL débito del peje
Distrito Federal, el estado de México ocupa la primera posición
en esta materia y su saldo ha reportado un crecimiento de 814 por ciento
de diciembre de 1993 a septiembre de 2001. En orden decreciente le siguen
Nuevo León, con adeudos por 8 mil 719.4 millones y un incremento
acumulado de 585 por ciento; Jalisco, 5 mil 85.3 y 225 por ciento, respectivamente;
Sonora, con el monto citado y un avance en el periodo cercano a 100 por
ciento, y Sinaloa, 2 mil 437.2 millones y 406 por ciento, en cada caso.
LOS ESTADOS MAS pobres de la República reportan
los siguientes saldos en sus respectivos crecimientos con respecto a 1993:
Chiapas, 977.5 millones y 360 por ciento; Oaxaca, 241.5 millones y 33 por
ciento; Guerrero, mil 575.9 millones y 220 por ciento; Hidalgo, 137.1 millones
y 357 por ciento.
CASOS EXCEPCIONALES son los de algunos estados
de la República que en el periodo citado han reducido sus saldos
de débito. Tales son los casos de Zacatecas, que en 1993 reportaba
una deuda de 132.4 millones de pesos y en septiembre registraba un nivel
de 12.9 millones; Yucatán, que pasó de 224.6 a 136.3 millones
en el lapso de referencia; Aguascalientes, de 283.6 a 123.1 millones; Campeche,
de 127.1 a 90.2 millones; Nayarit, de 118.2 a 96.5 millones y Tlaxcala
68.8 a cero millones.
ALGUNAS ENTIDADES DE la República tienen
que afrontar una doble realidad que en nada las beneficia. Al abultado
saldo de deuda que reportan hay que agregar los plazos un tanto apretados
para su pago. En promedio, dicho periodo no va más allá de
los 12.5 años, pero en casos específicos como los de Hidalgo,
Yucatán, Zacatecas, Oaxaca y Campeche, los plazos se reducen y fluctúan
de tres a cinco años para cubrir el ciento por ciento de los pasivos.
COMO SE PUEDE constatar, el nivel de deuda de los
estados y municipios de la República hacen prácticamente
imposible su desarrollo. Aun si se concretaran los cacareados apoyos extraordinarios
que tanto Los Pinos como los partidos políticos representados en
San Lázaro han prometido a los gobiernos de las entidades mencionadas,
las posibilidades de una mejor expectativa socioeconómica serían
parte del mismo cuento.
CON ESTE PANORAMA, los 31 estados y los 2 mil 500
municipios del país, sin contar al defelagarto, concluyen
este 2001, año del cambio simbólico.
PERO EN ESTE PAIS todo es cuestión de enfoque,
toda vez que a juicio del presidente Fox en los últimos 12 meses
se alcanzaron "importantes logros económicos, ya que a pesar de
un entorno internacional francamente adverso, se logró una estabilidad
económica y financiera que no se había visto en décadas
y que no se ha observado en un año de cambio de gobierno hace más
de un cuarto de siglo".
DESDE LUEGO QUE los gobernadores y los presidentes
municipales no estarían muy de acuerdo con esa visión optimista
de las cosas y de los tiempos, pero qué más da si estamos
mejor que nunca, de acuerdo con el inquilino de Los Pinos.
Las rebanadas del pastel:
ORIGINALMENTE, EL AUTOR de México S.
A. se tomaría unas inmerecidas vacaciones a partir del próximo
viernes. Sin embargo, acontecimientos de carácter familiar impiden
respetar los tiempos establecidos. Por ello, la entrega de hoy es la última
del primer año del cambio, con la esperanza de reencontrarnos en
este mismo espacio el lunes 7 de enero de 2002. Felices fiestas a todos
y denle duro al bailongo.
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