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Ť El libro de la gramática interna,
escrita por el periodista judío
En una novela de David Grossman, los entretelones del
conflicto árabe-israelí
Ť Un niño atrapado en el cuerpo de un adolescente
protagoniza esa historia Ť La falta de diálogo es el mayor error
en el conflicto de Medio Oriente, advierte
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
Aharon Kleinfeld es un adolescente atrapado en un cuerpo
de niño, vive en el Jerusalén previo a la Guerra de los Seis
Días (1967), pero su conflicto nada tiene que ver con balas: él
quiere crecer, ser como los demás y que las personas, sobre todo
su familia y sus amigos, dejen de verlo como un fenómeno; tampoco
desea abandonar sus juegos, sus historias de espías, su perro imaginario
y su admiración por el escapista Harry Houdini.
Aharon es el protagonista de El libro de la gramática
interna (Tusquets) del escritor y periodista David Grossman, nacido
en 1954, en Jerusalén. Es ahí, en un barrio de clase media,
donde se desarrolla la historia de este chico de 12 años que, como
Peter Pan, se niega a entrar en un mundo de adultos lleno de contradicciones.
Búsqueda de una salida
Más
que una novela sobre la familia, la amistad o el amor, Grossman presenta
en toda su magnitud el inevitable paso de la niñez a la adolescencia,
de cuando la traición de un amigo es el suceso más terrible
de toda la vida, del dolor que significa no ser como los demás,
de no tener vello, de pensar, sentir y sufrir de forma diferente.
A la cabeza de un grupo de amigos, en el que sobresalen
Guidon y Tsaji, Aharon inventa juegos de espías que a todos gustan,
pero con el paso de los meses y la llegada de la adolescencia esta forma
de divertirse pierde importancia para Tsaji quien empieza a alejarse, mientras
Guidon trata de seguir unido a su amigo:
''Tsaji dice que ya está un poco harto de todos
esos juegos, empezó a decir Guidon, cumpliendo con su deber, y añadió,
muy de prisa, con dignidad 'tan fantasiosos' (...)''. La discusión
avanza hasta el punto en el que Aharon le exige a su mejor amigo que le
explique en qué momento todo cambió. Guidon le pide ''escúchame,
tienes que tomarte en serio a ti mismo'', algo que para Aharon significa
abandonar su mundo, hasta cierto punto seguro.
Aharon enojado se aleja de Guidon y grita que ''siempre
será así, que entraría en las casas, que seguiría
saliendo de baúles, maletas y coches, que se quedaría así
para siempre jamás'', pero eso nadie llega a entenderlo ni siquiera
su madre y su padre que se enroscan en sus propios problemas, mientras
la única que tal vez le ofrece algo de comprensión es su
hermana Yoji, quien poco a poco encuentra una forma de huir de su familia
y decide adelantar su entrada al ejército en lugar de ir a la universidad.
En esta trama el conflicto bélico entre árabes
e israelíes de 1967 (cuando Israel ocupó la meseta del Golán,
Gaza y Cisjordania) pasa a un tercer plano y sólo se sospecha cuando
Aharon empieza a desconocer a su amigo porque ''no hablaba de otra cosa,
sólo de la guerra''. Para ese entonces Guidon cometió la
peor traición que Arik (diminutivo de Aharon) pudo soñar
jamás: creció, no cumplió el pacto que Aharon dio
por hecho que había entre ambos.
En medio de todo ese torbellino, Aharon lucha contra sus
pensamientos; se cuestiona cosas que a los demás ni siquiera se
les ocurren; analiza todo palabra por palabra y trata de encontrar una
salida.
El terrorismo amarga la vida
David Grossman es considerado uno de los autores israelíes
más importantes de los últimos años y mantiene una
posición crítica sobre el conflicto palestino-israelí
en el que reconoce los errores de ambas partes; el mayor de todos: la falta
de una voluntad clara de diálogo para resolverlo. En una entrevista
reciente con Newsweek, Grossman habló sobre la escalada de
violencia en Medio Oriente, antes de los ataques en Estados Unidos, y sentenció
que ''todos somos prisioneros de nuestra historia, de nuestra sicología''.
Acerca del conflicto escribió El viento amarillo, serie de
reportajes sobre su encuentro con palestinos previo a la Intifada
de 1988, y Presencias ausentes, conversaciones con palestinos en
Israel.
El pasado 21 de septiembre, diez días después
de los ataques en Washington y Nueva York, Grossman escribió en
un artículo publicado por el diario británico The Guardian:
''Una sombra cayó sobre los ciudadanos de Estados Unidos y Europa.
Como un israelí que ha vivido siempre temiendo un ataque terrorista
puedo decir simplemente: el terrorismo amarga la vida'', y justificó
la respuesta estadunidense a los ataques:
''Nosotros, todos, tenemos mucho que perder. Lo que es
lo más valioso también es muy frágil. Un país
que lucha contra el terror pelea por su razón de vivir, por su humanidad,
por todo lo que lo hace humano y civilizado.''
Entre sus novelas más importantes se encuentran
Chico
Zigzag, La sonrisa del cordero, Véase: amor y
por supuesto El libro de la gramática interna.
Crónica palestina
El realizador Miguel Littín eligió el pasado
Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (España) para estrenar
su más reciente filme, Crónica palestina, que ofrece
una visión testimonial sobre la vida cotidiana en los territorios
palestinos.
En busca de locaciones para el rodaje de su próxima
película La última luna (acerca de dos jóvenes,
uno palestino y el otro judío, que se encuentran en el año
catorce) el cineasta chileno visitó el pasado mayo esa zona de conflicto
con Israel, y se preguntó por qué no registrar a modo de
diario de viaje lo que allí ocurre y de lo cual fue testigo.
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