Futbolistas y aficionados de Pachuca, unidos por la alegría del campeonato

Ť "Esto no me lo perdería por nada", afirmó radiante el argentino Walter Silvani

MARLENE SANTOS A. Y CARLOS CAMACHO ENVIADA Y CORRESPONSAL

Pachuca, Hgo., 17 de diciembre. El desfile del campeón Pachuca para celebrar el título conquistado el sábado arrancó un tanto desangelado, pero terminó en un divertido maremágnum en la Plaza Juárez, precedido por un largo trayecto por avenida Revolución, donde aficionados y jugadores se trenzaron en una guerrita de espuma artificial.

La desigual lucha dejó por varios momentos a los monarcas convertidos en Yetis -albos hombres de las nieves- que reían y saludaban con la mano en alto. No estuvo todo el plantel tuzo debido a que muchos, incluido el técnico Alfredo Tena, optaron por disfrutar un día más de vacaciones. Pero los que acudieron a la cita con la gente gozaron en grande el bullicio. "Esto no me lo perdía por nada", repetía feliz el argentino Walter Silvani.

De los presentes, Francisco Gabriel de Anda se aferró al trofeo y fue el mejor librado del pegajoso baño, pues a su izquierda se parapetaba con el cuerpo de Alfonso Sosa, y a la derecha, era Marco Antonio Sánchez Yacuta quien recibía la descarga de los atomizadores.

A las 12:45 horas arrancó la marcha que organizaron las autoridades civiles en colaboración con una cervecería, la aportación de ésta no fue desinteresada, pues las camionetas utilizadas lucían por los cuatro costados la marca Sol, al igual que los banderines y paños blancos que obsequió.

El desfile partió del Poliforum hacia el centro y en dos kilómetros lo que más se escuchaba eran los cantos de la porra trepada en un vehículo. La gente comenzaba a juntarse en los puentes peatonales y a lo largo del bulevar agitando banderas del equipo.

Ilusiones y amarguras

Los claxonazos hacían más grande el alborto, pero cuando la comitiva tomó Revolución se vislumbró la dimensión del festejo. Las aceras estaban tapizadas de escolares recién salidos de primarias y secundarias. Las adolescentes descubrían con desilusión amorosa la ausencia del colombiano Andrés -"no está Chitiva, no lo veo", decían-, pero hallaron consuelo y lanzaron gritos histéricos dedicados a De Anda y Silvani.

El grito de "¡Tuzos-Tuzos!" se hacía unánime y sólo cedía paso a otro canto: "Y ya lo veeen, y ya lo veeeeen, somos campeones otra vez". El repertorio de la Ultra tuza mostró su variedad, la gente su fidelidad y el equipo su satisfacción. Los balcones de los edificios públicos y privados estaban atiborrados de empleados armados de cámaras de video o fotográficas para guardar la imagen.

Los jugadores se pasaban un micrófono inalámbrico y acompañaban a todo pulmón los cantos, principalmente el abogado Alfonso Sosa.

Entre los directivos iban el estoico Rubén Ratón Ayala, que aceptaba sonriente el interminable baño. En cambio, Andrés Fassi cuando pudo repeler el ataque lo hizo y además se encargó de surtir de atomizadores a Yacuta, a Sosa, a Gabriel Caballero a Hugo Brizuela y a José Juan Hernández.

La cegadora espuma no impidió que los jugadores se alborotaran al descubrir a una joven hidalguense desnuda de la cintura hacia arriba. No fue lo generosa que ellos reclamaban, pues con los brazos cruzados se cubrió el pecho y sólo les mostró la espalda, donde tenía impreso en tinta azul el escudo del equipo.

Al llegar a la sede del gobierno, los futbolistas saludaron desde el balcón a su gran afición. Antes, De Anda había lanzado su chamarra azul marino, y desde el balcón otros aventaron playeras, una rosa roja, una cachucha y muchas frases de gratitud.