Inauguran vitromural de alumnos de la escuela Integración

PATRICIA PEÑALOZA

Unos cortan el vidrio que dará forma a los miles de cuadritos del vitromosaico. Otros los adhieren con yeso al muro. Más allá, varias manos coloridas representan a cada alumno. Mauricio besa a su novia Chayo, por lo cual Rocío está enojada, pues está enamorada de él pero éste no le hace caso. Mónica, que pinta canas y arrugas pero conversa con el candor de una niña de 10 años, es quien mejor se explica: "Estoy muy contenta de convivir con mis compañeros, mis maestras, quienes nos ayudan y apoyan. Usar las pinzas, pegar los vidrios, es lo que más me gusta. No había vivido antes algo tan bonito".

Ellos tienen síndrome de Down y desde julio construyen el mural Ellos y nosotros, proyecto de la maestra María Luisa Velasco que hoy será inaugurado, elaborado por cerca de 30 alumnos de la escuela Integración Down.

Bajo el nombre de Dame un muro y te diré quiénes somos, la historiadora desarrolló este sueño desde que fue profesora de literatura en reclusorios femeniles, en los cuales nunca le fue permitido realizar el proyecto del vitromural. "Siempre he colaborado con grupos vulnerables, y trabajo la técnica del vitromosaico desde hace años. Me pareció que enseñarles este arte sería un buen estímulo para que tuvieran un oficio, y al salir fueran autosuficientes económicamente. El proyecto dice 'te diré quiénes somos', esto es, como mexicanos y como grupo vulnerable o marginado, capaz de hacer algo útil y valioso si se les brinda una oportunidad."

A principios de 2001, Velasco ofreció sus servicios como maestra de artes plásticas en Integraciónn Down. Una vez ahí, la enseñanza del vitromuralismo se desarrolló favorablemente: "Me sorprendió la facilidad con que aprendieron a cortar el vidrio, a manejarlo, que es lo más difícil, pues frecuentemente le temen. El uso de las herramientas, la precisión del corte es impecable. Pensé que sería justo que el tesoro de sus habilidades no se quedara ahí, sino que más gente lo viera, que se les admirara, pues muchas veces son relegados hasta por sus propias familias. Pensé entonces en exponer en un lugar público el proyecto que originalmente fue para las chicas del reclusorio".

María Luisa buscó el apoyo económico de la Delegación Tlalpan y de Conaculta. Y aunque ambos aceptaron respaldar el proyecto, la segunda instancia aún no concreta el apoyo económico. Las autoridades delegacionales aportaron la construcción de un muro ex profeso para tal propósito, con iluminación adecuada, en el parque Juana de Asbaje, ubicado en el centro de Tlalpan.

Como niños eternos

Es en tal área verde donde los muchachos trabajan y conviven con sus compañeros. No dejan de reír y hacerse bromas mientras cortan sus cuadritos. Se emocionan con las cámaras; inquietos, quieren participar en todo. Son como niños por siempre. A sus mesas de trabajo -de dos días a la semana los de 16 a 45 años, y de uno para los de 14 a 16 años- acuden con frecuencia chavos de las escuelas primarias y secundarias vecinas para apreciar y, literalmente, aplaudir su labor. Los muchachos artesanos, orgullosos, les muestran cómo emplear las herramientas.

El mural, de gran belleza, ya se concluyó y hoy se presenta al público a las 13 horas, con la asistencia del delegado Gilberto López y Rivas. Está fundamentado en una anécdota sobre la herencia cultural de los mexicas y lo que de ellos conservamos.

En el extremo izquierdo, la abuela Toxi narra mediante figuras, en forma de huellas humanas, lo que los antepasados nos legaron. Todo ello sobre un paisaje tlalpense: el Ajusco, el Pico del Aguila, las piedras volcánicas. A lo largo del mural, un códice representa cuadro por cuadro los elementos heredados: el quinto sol, el hombre definitivo en la figura de una cabeza olmeca, cultura antecesora a todas las mesoamericanas, acompañada por Quetzalcóatl; la cultura Cuicuilca que fue sepultada por la erupción del volcán Xitle; las cenizas que ayudaron a la fecundidad, representada por una mujer embarazada, unos caracoles, una coa y unas terrazas; la aportación al mundo del maíz, el cacao, el nopal, el aguacate; las bebidas oriundas como el chocolate, la chía, el tamarindo y la horchata de varias semillas; la variedad de chiles mexicanos, el metate de piedra volcánica, las calabazas, el tomate; las aguas brotantes, el águila real y el conejo teporingo, único en el mundo y original de estas tierras. Las manos coloridas al final de la historia pictórica son las de cada alumno saludando y agradeciendo a sus antepasados.

Los resultados

Entre otros resultados, María Luisa expresa que en particular dos alumnos que, a decir de sus familiares, no lograban integrarse o se mantenían en un nivel casi autista, han cambiado diametralmente su proceder: ahora hablan y conviven con todos, hacen bromas; desde temprano apuran a sus padres para que los lleven al mural, y no dejan de platicar de lo que hacen en el taller durante el día. Marcos, uno de los chicos más introvertidos, ahora llama a su abuela "la abuela Toxi".

Durante la entrevista, los alumnos de la clase de los mayores se acercan curiosos y no dejan de abrazar a su maestra. Cariñosos con ella y entre ellos, son muy abrazadores. Mauricio le presume a la reportera que trabaja en Burger King con Mónica, recogiendo charolas y cajas:

-Me gusta mucho la historia de la abuela Toxi, sus colores.

-¿Qué te gusta más, la escuela o venir al parque a hacer el mural?

-Venir al parque.

-¿Quiénes son tus
amigos?

-Tengo Tere, tengo la Rocío, tengo la Miche... y yo.

Dice Tere: "Estoy contenta. Me gusta porque trabajamos mucho".

Finalmente dice Gerardo: "Amigos, tengo a la Tere, la Moni, la Rocío y yo. A mí me gusta mucho el Sol, mucho. El Sol brilla siempre sobre nosotros".