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Ť Obtuvo el Premio de Novela José Rubén Romero por De amor y lujo
La China se define como escritora independiente
Ť No formo parte de ninguna ''congregación de notables o poderosos'', expresa
CESAR GÜMES
María Luisa Mendoza, La China, es una mujer dura consigo y con su entorno profesional: "No formo parte de ninguna congregación de notables, importantes o poderosos". Pero también es una mujer que se permite invadirse por la emoción, como ahora que obtuvo el Premio de Novela José Rubén Romero por su obra De amor y lujo.
-ƑQué haces al saber la noticia?
-Lloré de alegría media hora, recostada sobre mi escritorio. Yo, que casi nunca lloro, lo hice y lo acepto y lo digo.
-Con un reconocimiento como el Rubén Romero, Ƒvences sobre el ninguneo que has señalado en ocasiones respecto de tu obra?
-Algo así. Nunca participo en ningún concurso porque sé, y no es una paranoia, que quienes pueden fungir como jueces si bien no son mis enemigos porque tampoco soy monedita de oro como para que me odien tanto, tampoco me apoyarían a ciegas porque no formo parte de ninguna congregación de notables, importantes o poderosos. De lo que formo parte es de un grupo de escritores independientes que somos tomados en cuenta muy de cuando en vez, somera y milagrosamente por parte de las mafias. Es más, eso de las mafias es un concepto tonto, porque pienso que uno no debe caer en la superficialidad de creer que si no se tienen los premios, las becas y si no se es invitado a los grandes congresos eso implica que no escribimos.
''Cuando empecé en la literatura tuve gran apertura para representar a México, las cosas eran distintas. Fui a Montreal, a París y a otras partes del mundo. Ese trato desapareció. Siempre hemos creído los independientes que quienes triunfan son los Rasputines y eso nos lleva a tener mucha precaución y hasta cierta metodología de negación para tomar parte en los concursos. Pero hay veces, como ahora, que me quedé un poco en el limbo de la cesantía luego de que terminó mi periodo dentro del Sistema Nacional de Creadores. Con ese apoyo hice Fuimos es mucha gente y ahora De amor y lujo, eso demuestra que con lo que se me da respondo con las obligaciones, tal como lo hice hace ya tiempo en el Centro Mexicano de Escritores. En fin, en la andadura de mi vida fui comprobando que no tengo muchos amigos dentro de los poderosos de la literatura mexicana, no voy a sus saraos zaristas, ni a sus cenas o desayunos elegantes. Esa fruslería contamina mucho a los jurados en México. Sin embargo, a pesar de tantos pesares, estaba tan necesitada de materia económica para seguir adelante que me atreví a participar en el certamen".
-De amor y lujo tiene una subtrama que es directamente la historia de la familia Romanov, en la Rusia zarista. ƑTe acercas a ella por lo que tiene de trágico, de simbólico?
-Todos los finales de las dinastías me atraen en una forma muy apasionada y venturosa. Lo mismo el caso de Maximiliano y Carlota como el de los Romanov. Estoy muy acostumbrada al final en todos los actos de mi vida, incluyendo desde luego mi existencia propia. Toda mi generación está en una etapa muy estremecedora: sabemos que entre más años vivimos, más nos acercamos a la muerte, ese gran final operístico y bachneriano. Los Romanov siempre me interesaron mucho por su debilidad inmensa, su carencia de sentido político, por figuras del impecable padre que fue y el tirano autócrata en que se convirtió Nicolás II, que nunca deseó ser zar y vio llegar el poder como una maldición porque lo alejaba de su frívola vida cotidiana.
"Sobre ello es la investigación que hice a partir de hemerografía e incluso de cortos de televisión que fui adquiriendo. Claro, no soy historiadora, así que aunque tengo muy bien estudiadas las fechas y los nombres a que hago referencia en el libro, me gusta la imprecisión. Así que la novela no tiene una relación directa con la historia en sí, soy atropellada en mi fantasía, me gusta mucho inventar hechos. Por eso, qué mejor que me ciña a mi personaje, una mujer que inventa una vida que no le corresponde y ella sí la aborda de manera directa, casi ridícula para sus contemporáneos. A Nicolás y Alejandra, de los Romanov, se refiere como si fueran sus compañeros de infancia o sus amistades en los bailes del casino de Guanajuato.
-Justo donde transcurre la novela.
-Guanajuato es mi Macondo, y sin decirlo en efecto ahí pasan los hechos. Soy una esponja de mi estado, de algún modo representante de toda mi sangre que se crió en Salvatierra, Celaya, Acámbaro y la propia ciudad de Guanajuato.
-La protagonista de la novela vive, entonces, en dos sitios.
-Sí, Lisandra Eduviges Ceballos Notario tiene ahí su casa. Tengo un poco la obsesión de García Márquez con los nombres, le dan juego, vuelo y entusiasmo al perfil del personaje. Ahora, es muy raro que yo que tengo tan poca predilección por las mujeres me refiera siempre a personajes femeninos. Claro, los hombres que se enamoran ellas son preciosos, son los ideales de varón que yo quisiera para mí. Casi les tengo celos a mis protagonistas femeninas.
-ƑPara ti es lo mismo el amor y el lujo?
-ƑQué otra cosa hay en la tierra mejor que el amor? En cuanto al lujo, es un regalo que la existencia le dio al personaje. Para mí estar en este pequeño estudio lleno de maderas viejas y múltiples figurillas sin ningún valor, es un lujo.
-ƑQué te deja el premio?
-Solidifica mi escritura a la que veo suntuosa, tornasolada, de veinte patios y cien ventanales.
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