Ť Aclara que no eludirá el compromiso económico, pero transferirá el asunto al Congreso
Rodríguez Saá jura como presidente argentino y suspende pago de deuda
Ť El mandatario anuncia la creación de una tercera moneda para inyectar liquidez al mercado
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 23 de diciembre. Luego de prestar hoy juramento como presidente, Adolfo Rodríguez Saá anunció que Argentina suspenderá el pago de la deuda externa que se eleva a 132 mil millones de dólares, lo que provocó una ovación en la Asamblea Legislativa.
Sin embargo, el mandatario aclaró que la moratoria no significa que Argentina desconozca sus compromisos, sino que transferirá el tratamiento del asunto al Congreso, pues es un atributo constitucional de ese cuerpo arreglar el pago de la deuda, aunque no aclaró si habrá una renegociación con los organismos internacionales.
Además anunció la creación de una tercera moneda para inyectar liquidez al mercado y tratar de revivir una economía en recesión desde hace cuatro años, así como un plan social con creación de empleos y medidas de austeridad gubernamentales para hacer frente a la emergencia social y que alimentó el estallido social.
También lamentó los muertos durante las revueltas y propuso una ley para indemnizar a todos aquellos que sufrieron pérdidas, aclarando que estaba de acuerdo con la legitimidad de las protestas pero que condenaba los actos de vandalismo y la violación de los derechos individuales que se dieron en el contexto de las mismas.
Rodríguez Saá, hasta ahora gobernador de la provincia de San Luis, fue elegido esta mañana para ocupar la presidencia hasta las elecciones de marzo, luego de la renuncia del radical Fernando de la Rúa, tras una rebelión popular que dejó una treintena de muertos.
Ovacionado discurso
El anuncio de la suspensión del pago de la deuda pública federal de 132 mil millones de dólares, equivalente a casi 50 por ciento del PIB, y cuyos servicios -que suman unos 20 mil millones de dólares anuales- fueron pagados religiosamente en más de una década, fue recibido entre ovaciones y gritos de "Argentina, Argentina".
En su discurso de investidura, Rodríguez Saá consideró que "no es justo definir a la llamada deuda externa argentina como el endeudamiento contraído por el Estado argentino", y añadió que "no podemos ignorar que la deuda externa, al menos parcialmente, es el negocio turbio más grande que haya existido en la historia del país".
También condenó que los arreglos de la deuda hayan sido negociados "en escenarios reducidos, oficinas a puerta cerrada y, lo que es más grave, se dio prioridad al pago de la llamada deuda externa frente a la deuda que este país tiene con sus propios compatriotas".
"Quiero ser muy claro: la deuda externa argentina se ha venido pagando sin cumplirse con el atributo constitucional" que está referido a la intervención del Congreso en este tema, señaló en su encendido discurso.
Luego de estas explicaciones, Rodríguez Saá prometió: "Vamos a tomar el toro por las astas. Vamos a dialogar con los organismos internacionales de crédito. Pero lo haremos en función de la justicia social".
A continuación hizo el anuncio esperado de que el Estado argentino suspenderá el pago de la deuda externa y que todos los dineros previstos para pagarla "serán utilizados en planes de creación de puestos de trabajo y el programa social".
También anunció la creación de una tercera moneda -además del dólar y el peso a la par por la Ley de convertibilidad- para "inyectar liquidez al consumo popular. Esto no perjudicará a nadie y llevará beneficios a los trabajadores", aseguró.
El sistema de cambio fijo no permite emitir pesos si no están respaldados por dólares del Banco Central, y al caer las reservas en los últimos tiempos, no se emitía circulante, lo que obligó a muchas provincias a pagar a sus empleados en bonos, como los llamados patacones, que no todos aceptan.
Plan urgente de empleos
Frente a la crisis social anunció un plan para la creación de un millón de empleos, y otro proyecto alimentario a escala nacional, una sustantiva rebaja de los sueldos de los funcionarios públicos por la cual nadie podrá ganar más de tres mil dólares, así como la venta de parte del parque automotor del Estado y del lujoso avión presidencial que compró el peronista Carlos Menem.
Asimismo, aseguró que ningún trabajador de la administración pública perderá su empleo.
La asunción del ex gobernador estaba prevista para anoche, pero el Partido Justicialista complicó el debate al introducir otros temas en el proyecto de resolución, que estuvieron a punto de hacer naufragar la propuesta y afectaron incluso la votación. Finalmente, después de una agotadora noche, esta mañana la asamblea culminó con 169 votos a favor y 138 en contra.
El nuevo mandatario, que remplazó al presidente del Senado, Ramón Puerta, calificó las circunstancias en que le corresponde asumir como uno de los contextos más dramáticos y difíciles.
"Hoy alumbra una nueva República, nada será igual, hay otra generación", sostuvo en sintonía con muchos de los discursos de la noche anterior donde se hacía referencia al parteaguas que significó la pueblada del 19 de diciembre, que llevó a las renuncias primero del ministro de Economía, Domingo Cavallo, y luego del presidente De la Rúa.
El nuevo mandatario condenó la represión contra las Madres de Plaza de Mayo y se preguntó "Ƒqué necesidad había de las muertes que se produjeron?" "Fue por nuestra desidia, ceguera y tal vez por nuestra irresponsabilidad que sucedieron estas pérdidas", añadió en un discurso que encendió aplausos pero en el que muchos también ven un virtual lanzamiento de campaña.
Así, este día se escucharon promesas que no se oían hace años, y el peronismo volvió al poder con cientos de simpatizantes saludando la llegada de Rodríguez Saá a la casa de gobierno.
Y cuando Rodríguez Saá recibió los atributos de mando cedidos por Puerta, quien asumió en forma automática el viernes ante el vacío de poder, se escuchó en el recinto legislativo la marcha peronista, la misma que retumbaron anoche al comenzar la asamblea.
Por la tarde, Rodríguez Saá tomó juramento a los nuevos miembros del gobierno, que fue reestructurado para dejar sólo tres ministerios -Interior, Trabajo y Relaciones Exteriores fusionado con Defensa- y 11 secretarías de Estado. El gabinete integra a distintos sectores internos del peronismo.
La estratégica cartera de Hacienda, Finanzas e Ingresos Públicos quedó a cargo de Rodolfo Frigeri, titular del estatal Banco de la Provincia de Buenos Aires, cuando el peronista Eduardo Duhalde, de la línea antimenemista del justicialismo, estaba al frente de la gobernación bonaerense.
El anuncio de la suspensión del pago de deuda fue apoyado ampliamente por los legisladores, incluyendo los de la Unión Cívica Radical del renunciante De la Rúa, así como por los principales dirigentes sindicales.
El perfil del nuevo mandatario
De la gobernación de su provincia, San Luis, donde cumplió 18 años de gobierno al ser elegido sucesivamente por el voto popular, el abogado Adolfo Rodríguez Saá -de 54 años- saltó a la presidencia como consecuencia de una interna peronista reñida, en la que este hombre se mantiene equidistante.
Aunque muchos lo definen como el caudillo de San Luis, también aclaran que es un "caudillo moderno" y se destaca que su provincia se ha convertido en la mejor administrada, con bajo desempleo, sin deudas y con una industrialización que cambió su pasado rural y minero.
Varias veces desde 1983, Rodríguez Saá intentó llegar a una candidatura presidencial por el peronismo, al que se afilió en la década de los setenta pese a que procedía de una familia conservadora del lugar. En 1999 apareció como candidato justicialista, pero fue un paso breve ya que estaba siendo utilizado por Menem en su enfrentamiento con el hoy senador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde.
Presidió el llamado Frente Federal que agrupa a los gobernadores peronistas de las provincias pequeñas, siempre relegados por los más fuertes que gobiernan las provincias más importantes, como Córdoba o Santa Fe.
Para unos, Rodríguez Saá ha demostrado que es un excelente administrador de su provincia, donde construyó en los últimos años viviendas populares, y se movió con audacia para lograr inversiones. Para otros, es un caudillo del interior que ha sido acusado también de corrupción, enriquecimiento ilícito y manejo feudal.
Poseedor de importante fortuna, su familia es dueña de casi todos los medios de comunicación de San Luis. A los 25 años Rodríguez Saá ya era diputado electo, dando inicio a una carrera política en la que se ha manejado con habilidad. En octubre pasado logró la cifra más alta de votación favorable en todo el país: 67.3 por ciento de los votos. "Desde 1983 no ha perdido ninguna elección en su provincia, a la que logró industrializar movilizandose y estableciendo relaciones en el exterior que otros mandatarios provinciales jamás visualizaron", señala un perfil del diario Clarín.
Tiene cinco hijos y en su trato es un hombre simpático, como lo mostró cuando siendo candidato en 1999 dialogó con este periódico.
En su momento dijo a La Jornada: "No importa lo que se diga de mí. Así es siempre en la política. Yo sólo invito a todos a ir a mi provincia que ha sido siempre relegada y ver lo que sucede allí, con toda una obra que ha permitido mostrar que se puede si uno quiere cambiar a una cenicienta como era San Luis."
Su sueño presidencial llegó cuando menos lo esperaba. Ahora está en la mira de 36 millones de argentinos, aunque sólo sea hasta abril, cuando asuma el presidente que debe ser elegido en elecciones el 3 de marzo y para las cuales ya se han anotado varios gobernadores peronistas.
Ť La moratoria no sorprende; los acreedores no tienen nada que embargarle a Argentina
Lucha política por tomar el timón del Titanic
Ť ONG investigan denuncias de tortura durante la revuelta que provocó la renuncia de De la Rúa
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 23 de diciembre. El anuncio del cese del pago de la deuda externa no tomó hoy a nadie por sorpresa aquí o en Wall Street, aun cuando se trata de la mayor moratoria de la historia. Y es que no podría ser respondida con acciones legales ya que los acreedores no tienen nada que embargarle a Argentina, la tercera economía latinoamericana, o el país que fuera conocido como "el granero del mundo".
Mientras ahora todos enfocan su atención a la cuestión de la moratoria, los organismos humanitarios investigan las denuncias de torturas a manifestantes y surgen las denuncias sobre cómo algunos políticos se habrían aprovechado del hambre y la angustia de la población.
En cuanto a la deuda externa, la mayoría de los economistas locales no esperan sanciones por la moratoria de parte de los acreedores u organismos multilaterales tras el anuncio hecho por el nuevo presidente Adolfo Rodríguez Saá. De todas maneras, no se pueden descartar las consecuencias de declarar un default (suspensión del pago) sobre eventuales negociaciones de crédito u operaciones similares.
Decisión "realista"
La moratoria fue calificada aquí como una decisión "realista" del mandatario, en vista de la terrible situación social que atraviesa el país y que llevó a una pueblada que obligó a la salida del gobierno de Fernando de la Rúa.
Pero el atomizado Partido Justicialista (peronista) al que pertenece Rodríguez Saá, no parece estar a la altura del momento que vive Argentina, ya que no dudó en demorar el debate para elegir presidente para tratar asuntos partidarios que apuntan a asegurar el triunfo en marzo próximo, en una lucha política por timonear el Titanic.
En medio de este lanzamiento para la carrera presidencial y los anuncios del nuevo gobierno, ha quedado poco tiempo para saber qué pasa con las familias de las casi 30 víctimas del estallido social que este domingo seguían siendo enterradas en algunos barrios, la mayoría humildes, del país.
Organismos de derechos humanos están haciendo un seguimiento de todos los sucesos para conocer exactamente el número de víctimas y la cantidad de heridos, en momentos en que además se reciben denuncias porque varios manifestantes fueron torturados, incluso en la calle, con las llamadas "picanas portátiles".
La justicia comenzará una investigación que está a cargo de la juez María Servini de Cubría, la magistrada que el día de la violenta represión, el pasado 20 de diciembre, se presentó en la céntrica Plaza de Mayo y ordenó al jefe de la Unidad Antiterrorista de la Policía Federal que sacara a la policía montada y cesara la represión. "Me sacás los caballos de acá", fue la orden de Servini de Cubría, pero la policía montada volvió luego a la plaza.
También se ha revelado que en el momento crucial de los saqueos varios gobernadores justicialistas, como el de la provincia de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, llamaron al presidente Fernando de la Rúa aconsejándole que impusiera el estado de sitio, el cual finalmente sólo terminaría dinamitando la violencia y provocando los hechos más graves de represión desde la última dictadura militar (1976-83).
Se sabe ahora que el ex secretario de Seguridad de De la Rúa, Enrique Mathov, no aceptó gendarmes para controlar la situación y el propio jefe de esa institución armada (policía de fronteras) reconoció que no hubo participación en los saqueos por parte de piqueteros, como se llama a los desocupados organizados.
El ahora concejal por el Polo Social de La Matanza (localidad de la provincia de Buenos Aires), Luis D'Elía, y el dirigente piquetero Juan Carlos Alderete reconocen que fue una reacción desesperada de gente que ya había llegado a un límite ante la falta de dinero para adquirir lo más básico.
Pero, por otra parte, denuncian "una acción de los servicios de inteligencia y un 'dejar hacer' de altos funcionarios del gobierno bonaerense". Ambos dirigentes advierten sobre sectores -aunque aclaran que no todos del justicialismo- que buscaban un estallido social para que se impusiera el estado de sitio y poder imponer entonces nuevos ajustes, ya que temían que una verdadera rebelión de empleados estatales los obstaculizaran. D'Elía y Alderete denunciaron además que los políticos "usaron pandillas" en las villas para alentar saqueos y sembrar el terror.
Por lo pronto, la represión contra las demostraciones pacíficas que desafiaban el estado de sitio, en pleno centro porteño, le costaron ya el cargo al jefe de la Policía Federal, Rubén Santos, quien enfrenta una denuncia por crímenes y excesos.
La Plaza de Mayo, escenario de la represión del jueves que incluyó cargar contra las madres de desaparecidos que realizaban ahí su ronda habitual, lució hoy vacía, mientras asumía el nuevo gobierno.
La euforia estalló sólo entre algunos peronistas que esperaban a Rodríguez Saá en la Casa Rosada. Justamente, la diputada Elisa Carrió, de las pocas voces en la cual creen los argentinos, según demuestran las encuestas, advirtió que hay que buscar soluciones en vez de cumplir ambiciones políticas, para que la gente no piense que "tantas muertes" no sirvieron para nada.
En este contexto, esta tarde juró el nuevo gabinete con la reducción de algunos ministerios ocupando la jefatura del mismo, el ex gobernador de Santa Fe Jorge Obeid. Los cargos fueron repartidos entre los diversos sectores justicialistas, e incluso hubo lugar para un menemista, Daniel Scioli, ahora a cargo de Deporte y Turismo.
Pero tanto la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA) como la Unión de Docentes Argentinos (UDA) anunciaron que reclamarán la revisión inmediata de la medida que eliminó el Ministerio de Educación y lo fusionó con Salud y Desarrollo Social. También durante la tarde llegaron a reunirse con el nuevo mandatario los dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT, oficialista y disidente), después que el nuevo mandatario anunció la posibilidad de aumento del salario mínimo a 400 pesos (dólares).
Y en algunas provincias ya comenzó la entrega de alimentos, como en Santa Fe, donde aún se mantiene el estado de sitio por disposición del nuevo gobierno. La situación en la ciudad era calma en las últimas horas.
Carta de Bush
El embajador de Estados Unidos aquí, James Walsh, entregó una carta en la que el presidente de su país, George W. Bush, felicita al nuevo mandatario argentino, pero no se conoció comentario de Washington sobre la moratoria de la deuda. Asimismo, el jefe del gobierno español, José María Aznar, y el presidente de Italia, Carlo Azeglio Ciampi, confiaron en que Argentina se recuperará "plenamente" de la actual crisis, al respaldar a Rodríguez Saá.
Desde Brasil llegaron señales diversas: el presidente Fernando Henrique Cardoso afirmó que la crisis argentina "no afectará a Brasil", aunque en declaraciones a la prensa de su país pareció sugerir una devaluación del peso, al considerar que si Buenos Aires toma una decisión "respecto del cambio más próxima del modelo que adoptamos aquí" se podría crear una moneda del Mercado Común del Sur.
Sobre la moratoria, fuentes económicas en Brasilia coincidieron en que era esperada y por ello "no causará un fuerte impacto internacional", como sostuvo Edmar Bacha, presidente de la Asociación Nacional de los Bancos de Inversión de Brasil.
La mayoría de los analistas internacionales recordaron que funcionarios estadunidenses incluso se habían expresado porque Argentina sincerara su situación, ya que no se veía solución que pudiera esquivar la cesación de pagos.
"Tenemos tiempo de estar diciendo que Argentina iba a la bancarrota, así que esta noticia no va a sorprender a nadie", dijo a Afp un economista que prefirió guardar el anonimato. "Nadie ponía en duda (la cesación de pagos). La única divergencia era que unos decían que iba a ser a principios de enero y otros que sería más tarde", añadió.
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