ANASELLA ACOSTA NIETO

Las celebraciones de Navidad y Año Nuevo han inspirado la creación de historias fantásticas a varias generaciones de cuentistas. Las obras de Charles Dickens, Hans Christian Andersen, Theodor Amadeus Hoffman, Agatha Christie, Maurice Maeterlinck y Truman Capote son tan sólo una muestra de las historias que se inscriben en la época decembrina.

Ambientes fríos, apenas matizados por el calor de una fogata o un cerillo, convergencia de personajes inocentes y hostiles que se relacionan en las esferas del bien y el mal, así como acontecimientos mágicos o milagrosos ?los que más allá de la solución fácil, invitan a la reflexión del comportamiento humano? se conjugan para describir las tramas fantásticas de los cuentos navideños, convertidos en clásicos.

Por ejemplo, Scrooge es un personaje egoísta y tacaño que desprecia la Navidad, pero su agrio temperamento es transformado luego de la visita de tres espíritus que le muestran pasado, presente y futuro de su vida, y le enseñan a reír, cuenta Charles Dickens en Canción de Navidad, uno de sus cuentos más relevantes que logra asir, a través del enfrentamiento del ser humano consigo, ambientes típicos de la época.

Mientras Hans Christian Andersen relata en La niña de los fósforos cómo una infante pobre alcanza la muerte de una manera dichosa bajo la nieve el último día del año, luego de encender un cerillo y ver la imagen de su abuela muerta, a quien le pide llevársela. La primera mañana del nuevo año los transeúntes descubren el cadáver de la niña, pero ignora las maravillas que la infante contempló y la dicha con la que se cobijó en compañía de su abuela.

Navidades trágicas, de Agatha Christie, encierra la historia de un anciano rico, de carácter fuerte y despótico, que en la noche de Navidad reúne a su familia. El abuelo es asesinado y el audaz personaje creado por Christie, Poirot, emplea su natural sagacidad para descubrir al culpable.

De Ernst Theodor Amadeus Hoffman, Cascanueces y el rey de los ratones despierta la imaginación de una niña, Clara, que en la Nochebuena recibe un regalo de su padrino, el mago Drosselmeyer: un muñeco en forma de cascanueces. Esa noche, mientras todos duermen, Clara va en busca de su muñeco, pero ante ella se despliega un reinado de ratones, que será combatido por muñecos liderados por el Cascanueces, quien se ha transformado en príncipe.

El Nobel Maurice Maeterlink cuenta en El pájaro Azul cómo dos niños que viven en la pobreza comienzan una aventura fantástica, luego de contemplar el festejo de la Navidad de una familia rica. Su imaginación los lleva a comprender que la verdadera felicidad se encuentra en los goces sencillos.

Tres cuentos conjugan inocencia, amor y maldad en el infante protagonista de una trilogía autobiográfica contada por Truman Capote. Un recuerdo navideño, Una navidad y El invitado de acción comparten las navidades familiares desde la percepción de Truman niño.

Uno de los títulos más recientes con esa temática es Cartas de papá Noel, del autor del El señor de los anillos, John Ronald Reuel Tolkien. En una selección de las cartas ilustradas que Tolkien escribía a sus hijos cada año en nombre del mito de la sonrisa redonda y el traje rojo. El autor revela los secretos de papá Noel: la convivencia diaria con un oso polar, la vida de los elfos que lo ayudan a preparar los regalos y las batallas con duendes.

La lista de cuentos navideños no se agota. El frío, la nieve, la diferencias de caracteres y situaciones económicas, así como la conjugación de culturas que enriquecen los festejos, mezclada con la terquedad de los escritores a no reducir la celebración a mero consumo, continúan alimentando la creación de historias de ficción como acto esperanzador.