TUMBANDO CAÑA

Ernesto Márquez

Don bolero

SI HAY UN GENERO MUSICAL que sintetiza los sentimientos y motivaciones más íntimas y románticas de nuestros pueblos, éste es el bolero, que sobrevivió el siglo pasado a pesar de haber sido relegado por las jóvenes corrientes musicales.

UNA SITUACION ENTERAMENTE casual, como fue la edición del primer álbum bolerístico de Luis Miguel, sirvió para que de manera inesperada don bolero tuviera un alentador resurgimiento.

SU VUELTA A PRIMEROS PLANOS de popularidad en Latinoamérica, y en especial en México, fue evidenciado por un creciente interés en las nuevas generaciones, cosa que no fue desaprovechada por los interesados en vender viejos materiales de archivo.

REDICIONES DISCOGRAFICAS de antologías, programas especiales de televisión, emisoras radiofónicas dedicadas sólo a pasar boleros, artículos en revistas y libros sobre el tema son ejemplos del marketing que se desató.

INSPIRADO POR EL EXITO comercial de la primera producción bolerística de Luis Miguel, muchos jóvenes se volcaron a los estudios de grabación siguiendo su ejemplo, pero dejando mucho que desear, pues al igual que el intérprete de Cuando calienta el sol no supieron dar la talla a la hora de su tratamiento e interpretación, escuchándose por demás superfluos, impostados y distantes.

PARA CONFIRMAR LO ANTERIOR escuche tan sólo a Charlie Zá, Enrique Iglesias o los integrantes del Tri-o y se dará cuenta de que no cantan bolero, por más que insistan e intenten, sino una especie de pop con esencia melódica del bolero.

MUCHOS OPINAN que gracias a los trabajos discográficos de estos niños el bolero adquirió una especie de revitalización. Sin embargo, están los que bien saben de esto y entienden que no basta un rostro joven ni una voz bonita para entrarle y hacerle llegar como se debe.

Expresar el mensaje, la clave

LA FUERZA DEL BOLERO RADICA en saber expresar su mensaje, que a veces surge de la propia experiencia.

POR EJEMPLO, el enunciado "te odio y te quiero" sintetiza muy acertadamente la esencia del bolero: la entrega amorosa perdida; el regodeo sobre esa unión no fructificada envuelve a las mayorías de los temas, y esa vaina hay que sentirla y saberla transmitir.

EN LOS SENTIMIENTOS está el fondo del asunto o el principio del bolero: amores frustados, odios contenidos y, en el mejor de los casos, romances felices... el engaño, la traición, los celos, la duda, el conflicto, desarrollados todos con una buena dosis de ingredientes melodramáticos, no libre de culpas y cierta brisna machista y quejosa es como se debe de interpretar a don bolero.

POR ESTOS DIAS Luis Miguel dio a conocer su más reciente producción bolerística, Mis romances, álbum en el que destaca, como en sus anteriores producciones del género, una colección de joyas de antaño, que tiene encandilada a la chamacada que gozan, aprenden y cantan con gran pasión estos temas que, piensan, son totalmente nuevos.

EN ESTE DISCO, como en los anteriores, Luis Miguel va en contracorriente de lo que sería la interprentación sentimental de la canción. El, lejos de recogerla, interiorizarla y magnificar el drama que encierran los textos, los hibridiza de sentimientos a fuerza de gritos y expresiones discordantes. El es, y siempre ha sido, un cantante frío, poco histriónico e histérico. Todo lo contrario para la interprentación del bolero, que requiere sentimiento, hondura y expresión.

EL ALBUM DE MARRAS se ha movido bien en el mercado y ha generado espléndidos espacios periodísticos, gracias a las consabidas y argumentadas estrategias de marketing, ajustadas a una figura como Luismi, que es paradigma de los jóvenes y excelente vendedor de celofán. Sin embargo, su éxito comercial y mediático no va de la mano con el de la calidad artística. La interpretación no es la más adecuada para los boleros y los arreglos orquestales siguen siendo pomposos y vacuos.

EN RESUMEN, los sentimentos de Luis Miguel no son los que sugiere e impone don bolero.

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