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Ť El homenaje en Berlín a la actriz alemana
incluye exposiciones y retrospectiva fílmica
Reconocimientos y escándalos en el centenario
de Marlene Dietrich
Ť La protagonista de El ángel azul se suicidó
con somníferos, según versión de una amiga
YANIRETH ISRADE
Dama del embeleso convertida en símbolo sexual
al amparo de la industria cinematográfica, la actriz berlinesa Marlene
Dietrich cumple hoy su aniversario 100 y justo en ésta, su más
celebrada efeméride, la noticia de su presunto suicidio alimenta
una biografía no exenta de escándalo, como aquel que produjo
cuando declaró que odiaba a los alemanes. Claro, eran los días
del nazismo en la Segunda Guerra Mundial; no obstante, mucho después
de concluida la conflagración sus compatriotas la consideraban todavía
una traidora por adquirir la nacionalidad estadunidense y ofrecer su talento
para la causa de los aliados, que combatieron contra el nacionalsocialismo
de Adolfo Hitler.
Este, sin embargo, es día de reconciliaciones,
y así parece demostrarlo la capital germana con un homenaje en el
que participará el presidente Johannes Rau, quien calificó
a la Dietrich de "artista sin par que se comprometió en favor de
la libertad y de la democracia en la época de la dictadura nacionalsocialista.
Marlene fue exponente de esa otra Alemania, mejor y cultivada, en los años
de la atroz barbarie".
Exposiciones, retrospectiva en la filmoteca y otras actividades
complementan el festejo que ofrece su país a la intérprete
de la emblemática cinta El ángel azul (1930), quien
trabajó como cineastas como Josef von Sternberg, Ernst Lubitsch,
Fritz Lang, Orson Welles y Alfred Kitchcock.
Destacan
en el programa la muestra Marlene y el tercer sexo, dedicada a la
bisexualidad de la diva y sus amores lésbicos, mientras el Museo
del Cine, donde se alberga su legado de objetos personales, vestidos y
cartas, presenta la denominada Forever Young.
El Teatro Friedrichstadpalast le rendirá culto
con una gala, mañana viernes, encabezada por la "heredera sentimental"
de la Dietrich, Ute Lemper, de acuerdo con reportes de agencias informativas.
La tumba de Marie Magdalene von Losch -el verdadero nombre
de Marlene- en el cementerio de Friedenau será convertida también
en uno de los principales escenarios para la conmemoración.
Sorpresivas y fuera de todo programa, las declaraciones
de una cercana amiga y confidente de la actriz acerca de su posible suicidio
con somníferos no modificarán la organización de los
festejos, si bien contribuirán a exaltar la leyenda de Marlene,
fallecida en 1992 a los 90 años.
Dietrich, según detalló la estadunidense
Norma Bosquet, podría haberse quitado la vida "porque quería
evitar a toda costa un traslado a un asilo de ancianos".
Bosquet, esposa de un escritor francés, fue la
única persona que visitaba diariamente a la actriz en sus últimos
años de vida, informa la agencia Dpa en despacho fechado en París.
La diva sufrió una hemorragia cerebral dos días
antes de su muerte, ocurrida el 6 de mayo. A su edad no podía permanecer
sola en su casa.
"Me pidió que le dejara un paquete de somníferos
junto a su cama", añadió la mujer, quien entonces trabajaba
de secretaria privada de la actriz y cantante.
Junto con el nieto de Dietrich, Peter Riva, Bosquet buscó
sitio en una residencia de ancianos, pero no halló ninguno. "Cuando
regresamos, las pastillas para dormir había desaparecido. Posiblemente
se las tragó".
Marlene vivió los últimos doce años
aislada de la vida pública en la elegante Avenue Montagne de París.
La sepultaron según sus propios deseos en Berlín, su ciudad
natal, sin que se le practicara una autopsia.
Fue la culminación de un mito, en un retiro voluntario
sin el glamur de su años de temprana madurez, cuando cantaba "estoy
hecha para el amor, de la cabeza a los pies / Soy así, eso es todo
lo que quiero..." Esas estrofas, compuestas especialmente para ella por
Friedrich Hollander en el filme El Angel Azul, la consagraron como
mujer fatal. Ella aparecía en la pantalla sentada en un rústico
barril de un puerto de utilería, con sus célebres piernas
en primer plano, posición de sugerente atrevimiento que constituyó
una impronta en su carrera.
Ese largometraje fue su pasaporte a Hollywood, adonde
viajó con Josef von Sternberg, el director de El Angel Azul,
hombre que la convirtió en estrella con personalidad propia (la
hizo adelgazar 15 kilos y le cambió el maquillaje para acentuar
la palidez de su rostro).
Hija de un oficial de la policía de la aristocracia
prusiana y descendiente de joyeros, la Dietrich fue sometida a una estricta
educación y pronto demostró sus magníficas aptitudes
para la música y el canto. Pensaba seriamente convertirse en concertista.
Se casó una sola vez (con Rudolf Sieber, quien
también trabajaba en el mundo cinematográfico de ayudante
de dirección) y de ese matrimonio nació su única hija,
María, apodada Heidede, quien escribió un libro en el que
asegura que Marlene odiaba el sexo pero lo utilizaba para mantener su corte
de amantes: "casada durante unos cincuenta años con el mismo hombre,
mantuvo a éste al corriente de sus líos amorosos con otros
hombres y mujeres. Lesbiana prácticamente desde su adolescencia,
Marlene era la más hábil en humillar, hundir a las personas,
pisotearlas y contar mentiras que nadie ponía en duda por ser ella
la diva que era. Hasta su muerte practicó su papel de dama aristocrática
y pisoteó sin piedad a quien más la quiso: su hija".
A finales de 1939, Marlene conoció en París
a Jean Gabin y vivió con él uno de sus más intensos
romances, que finalizó después de rodar La bella extranjera.
La última película que filmó fue Gigoló.
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