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Ť Podría provocar una devaluación
hasta de 80%, estiman analistas
Arrastran a la bolsa de Buenos Aires los temores a
la nueva moneda argentina
Ť Su emisión encuentra oposición incluso
en las filas del Partido Justicialista, en el poder
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 28 de diciembre. Los temores e incertidumbres
respecto de la nueva moneda, el argentino, que se propone emitir el gobierno
interino de Adolfo Rodríguez Saá, giran en torno a que esa
emisión no se descontrole al grado de provocar una devaluación
hasta de 80 por ciento.
Es una advertencia de distintos sectores económicos
ante la gravedad de la situación fiscal, sumada a retrasos para
liberar depósitos y a la dramática incertidumbre cambiaria
que genera todo tipo de rumores, mientras muchos comienzan a retiquetar
precios y aceleran la angustia de la población.
Este sábado la bolsa de valores de Buenos Aires
se derrumbó en lo que analistas atribuyeron al menos en parte al
anuncio de que se emitirá una nueva moneda.
Los mercados argentinos tuvieron una baja de 7.82 por
ciento en el índice Mer Val, y el "riesgo país" se mantuvo
en torno a los 5 mil 172 puntos básicos (51.72 por ciento sobre
la tasa de interés).
"Los operadores están ajustando precios al tipo
de cambio que consideran más probable. La diferencia de precio entre
una acción argentina en Nueva York y en Buenos Aires era de 28 por
ciento en promedio", comentó la sociedad de bolsa Cohen.
Después de que Argentina fuera mantenida en un
corralito, como fue la convertibilidad impuesta en los 90 por el
ex ministro de Economía Domingo Cavallo, ahora la crisis podría
llevar a otros extremos si no existe un ajustado control, y esto exige
al gobierno provisorio que en la improvisada carrera de apagar el incendio
no se pierdan de vista los riesgos mayores.
Durante años la convertibilidad fue usada como
arma política y el ex presidente Carlos Menem y su equipo eran especialistas
en amenazar a los argentinos con la supuesta desaparición de la
paridad, que llevaría a la devaluación y la inflación,
si los peronistas no eran los ganadores en las elecciones.
Nunca se dijo que esa paridad peso-dólar no sólo
era artificial, sino que estaba produciendo la destrucción de toda
la industria nacional y hundiendo al país, y que otra de sus finalidades
era impedir el crecimiento del mayor intento de integración regional
en el Mercado Común del Sur.
La convertibilidad ficticia era parte de las relaciones
"carnales" de los gobiernos de Menem y Estados Unidos.
Un país saqueado y sacrificado
Ahora
todos entienden que Cavallo sacrificó a un país entero -después
de ser vaciado de todas sus pertenencias- para no dar su brazo a torcer,
favorecer a un sector del poder financiero y no demostrar el enorme fracaso
de sus inventos de salvataje.
El jueves Cavallo ofreció disculpas desvaídas.
El ex ministro volvió a encabezar la cartera de Economía
en marzo de este año de la mano del ex presidente Fernando de la
Rúa, cuyo partido, la Unión Cívica Radical, casi se
escinde por esa decisión.
Desde hace años los economistas más serios
recomendaban una salida ordenada y progresiva de la convertibilidad mediante
el establecimiento, por parte del gobierno, de controles en los precios.
Ahora hay que salir de esto en plena crisis, cuando ya
buena parte del país funciona gracias a los papeles, los bonos patacones,
con los que se pagarán todos los sueldos, jubilaciones, aguinaldos
en la provincia de Buenos Aires, los quebrachos en otros lugares
y los lecops a nivel nacional.
El anuncio de Rodríguez Saá sobre la emisión
de la nueva moneda, en pleno fervor peronista rodeado del sindicalismo
partidario, es la solución que han encontrado a los problemas de
liquidez.
Pronto será la moneda en curso, pero en este caso
las urgencias juegan en contra, por lo que es de esperar que haya una ma-yor
emisión de bonos hasta que se esté en condiciones de sacar
la nueva moneda.
El secretario de Hacienda, Rodolfo Frigeri, anunció
que los plazos fijos no sufrirán pérdidas y conservarán
su valor sin tocar el tipo de cambio, y agregó que los ahorristas
que quieran retirar sus ahorros de los bancos podrán hacerlo en
argentinos, que se pagarán a la paridad que exista en ese momento,
para evitar así que se les entregue una moneda devaluada.
Sin embargo, estos anuncios no logran calmar a la población,
que quiere soluciones a sus problemas y no promesas.
La idea gubernamental es que en 60 días se pague
100 por ciento de los salarios en el país con argentinos. Hay miles
de ideas circulando, como la de que los trabajadores podrían cobrar
sus salarios obteniendo hasta mil pesos y el resto de su paga en argentinos,
al menos durante un tiempo.
Pero de inmediato los comercios retiquetaron sus productos
y los laboratorios medicinales especulan con medicamentos que ya escasean.
En estos momentos el comercio está semiparalizado y está
del todo frenado el mercado inmobiliario.
Esto no es sino la intensificación de la parálisis
que comenzó hace mucho y se incrementó violentamente el 3
de noviembre pasado, cuando Cavallo decidió la bancarización
y tomó rehenes a los pequeños ahorristas y a los asalariados.
El argentino, futura moneda del país, que se dice
ostentará motivos patrióticos, en-cuentra oposición
aun dentro del gobernante Partido Justicialista.
El gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, uno
de los posibles candidatos justicialistas en las elecciones del 3 de marzo,
estima que la emisión de esta moneda no puede ser decisión
de un gobierno interino, en momentos en que sectores de su propio partido
insisten en obviar las elecciones y permitir que Rodríguez Saá
gobierne hasta el año 2003.
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