005n1pol ¤ PAN, PRD, PVEM y Convergencia por la Democracia imponen condiciones Bloque de diputados deja fuera al PRI en la asignación y el manejo del presupueso ¤ No habrá más viajes del presidente Fox al extranjero, advierten legisladores priístas ROBERTO GARDUÑO Y CIRO PEREZ SILVA La negociación del Presupuesto de Egresos 2002 golpeó la unidad de la bancada del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Cámara de Diputados y propició la división del tricolor. Por vez primera los priístas ya no fueron el fiel de la balanza en la tarea de asignar recursos a los programas sociales y dependencias del Ejecutivo federal, porque el bloque PAN-PRD-PVEM-Convergencia por la Democracia impuso condiciones en la distribución y manejo de los recursos públicos. Igual a como sucedió en 1923, 1925, 1930 y 1948, el país había quedado sin presupuesto al superarse la barrera de las 24 horas del 31 de diciembre. Por esa razón, quizá, la presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Beatriz Paredes Rangel, ordenó desconectar el reloj electrónico del salón de plenos en San Lázaro para detener el tiempo. Las primeras nueve horas del Año Nuevo no existieron para los legisladores hasta que aprobaron los montos del gasto que habrá de ejercer el gobierno de Vicente Fox durante el presente año. Las diferencias entre los grupos priístas durante las semanas recientes impidieron que los diputados de ese partido en la Comisión de Presupuesto lograran consensar propuestas con otros partidos en las resignaciones y el aumento de montos que deseaban para los sectores que representan: "Su unidad se partió, buscaban darle a sus intereses recursos por más de 120 mil millones de pesos que ni en la realidad existen", aseguró el coordinador parlamentario del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Martí Batres. PAN-PRD, el factor La pinza que apretó al PRI en la negociación del Presupuesto de Egresos se cerró desde la semana pasada cuando el líder de la bancada perredista en la Cámara de Diputados; la presidenta nacional de ese partido, Amalia García, y el senador Jesús Ortega iniciaron acercamientos con el secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, y con el coordinador parlamentario del Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón, para formalizar un acuerdo de "cooperación" que implicaba el compromiso del blanquiazul de retirar su propuesta de gravar el consumo de alimentos y medicinas, garantizar que el techo de endeudamiento solicitado por el jefe de Gobierno del Distrito Federal alcanzara 5 mil millones de pesos y que se incluyeran las demandas de reasignación de recursos del gasto del Ejecutivo federal en las áreas de inversión productiva, educación y salud que elaboraron los perredistas. A cambio, los legisladores del sol azteca apoyarían las propuestas recaudatorias del PAN, incluidas en la miscelánea fiscal, para captar en favor del erario un monto aproximado de 70 mil millones de pesos. El panorama de ese acuerdo se aclaró el domingo pasado, al reunirse los diputados del PRD con Martí Batres, Amalia García y Jesús Ortega en San Lázaro. Los dirigentes de este partido aseguraron que el acuerdo caminaba y se ajustaba a los intereses del PRD. Aquella toma de posición coincidió con el acercamiento del panista Fernando Martínez Cue con Bernardo de la Garza, el coordinador del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), para negociar que éste se sumara al bloque, que a la postre habría de imponerse en la reasignación de recursos, y así fue, al grado de que el único representante de Convergencia por la Democracia, José Manuel del Río, también aceptó participar. Ayer, la suerte del presupuesto estaba echada, pero el tiempo se agotaba, toda vez que el plazo constitucional obligaba a su aprobación antes de las 24 horas del lunes. A contracorriente de la fuerza que tomaba el grupo opositor al PRI, el diputado Guillermo Hopkins cabildeaba con sus compañeros priístas -que para entonces ya estaban divididos- y con los del Partido del Trabajo (PT), Alberto Anaya y José Narro. Y fue en las tareas de negociar donde los diputados del PRI quedaron rezagados, porque el estilo de imponer montos del presupuesto con base en su mayoría formaba parte de su historia en los congresos anteriores, pero no en el actual. Ayer el consenso partidista distinto al del PRI fue el que se impuso. Tarde, pero ganó. Tres horas antes de agotarse el plazo para la aprobación del presupuesto la crisis alcanzó al PRI porque, además de la incapacidad y falta de oportunidad para meter las manos en la negociación del presupuesto, en el Senado de la República sus compañeros propinaban la puntilla a los diputados del tricolor al incluir en la Ley de Ingresos un artículo transitorio que implicaba gravar con 5 por ciento -adicional al 15 por ciento de IVA ya existente- los artículos de lujo, hecho que había sido descartado casi como dogma de fe por los priístas. El reducido tiempo para aprobar el presupuesto provocó que los subsecretarios de Hacienda, Agustín Carstens y Carlos Hurtado, se presentaran junto con un numeroso grupo de abogados y asesores para cabildear y encontrar fórmulas jurídicas que no hicieran naufragar la autorización del gasto gubernamental. En una mesa del restaurante Los Cristales, los funcionarios platicaron largo con Guillermo Hopkins y David Penchyna. Al concluir la reunión, el subsecretario Carstens informó que después de las 24 horas del 31 de diciembre la Cámara de Diputados tenía 10 horas para aprobar el presupuesto o, en caso contrario, se presentarían problemas en el cumplimiento de las obligaciones de deuda que México tiene con el extranjero: -Si no se aprueba el presupuesto antes de las 12, ¿qué pasará? -se le preguntó. -Es un asunto técnico muy complicado. En la práctica nos afectaría, porque no podríamos cumplir compromisos de pago, algunos de corte internacional. -¿El Congreso tiene, también, el primero de enero? -No, no. Tenemos unas 10 horas. -¿Por qué no sale el gasto? -Aquí en la Cámara no tenemos problema. Hablé con Hopkins y Penchyna; el problema está allá, en el Senado, donde está atorando. Para entonces el panista Fernando Martínez Cue, quien forma parte de la Comisión de Presupuesto, había terminado la primera fase de su trabajo. Negoció con Bernardo de la Garza, del PVEM. Se reunió con Tomás Torres, del PRD, con quien estableció las bases de acuerdo para las reasignaciones. Convenció a José Manuel del Río, de Convergencia, y con el independiente Humberto Mayans llegó a un acuerdo. Todo para sacar un presupuesto distinto al que los priístas deseaban. "Es la primera vez que el PRI no decide. Le estamos dando al presidente Vicente Fox los recursos y la capacidad para que cumpla las necesidades de la sociedad y se ajuste a las demandas de los votantes de todos los partidos políticos. Se garantiza con ello la construcción de carreteras para el desarrollo y casas para más mexicanos", dijo. Esa visión fue distinta a la de Josefina Hinojosa, del PRI, quien sostuvo que el trabajo de su partido para reasignar fue muy importante. "Trabajamos con seriedad y bajo proyecciones reales; conseguimos más recursos para los estados, para el campo, a las universidades públicas se les darán mil millones más. Para la UNAM, 300 millones; al IPN, 200, y a la UAM, 100." Cincuenta minutos antes de la media noche, los priístas, entre chunga y enojo, ya reclamaban a los perredistas su sociedad con el PAN. El diputado del PRD Emilio Ulloa bromeó con Efrén Leyva, del PRI: -Efrén, ¿cómo se sienten? -¡Traidores! -replicó Leyva. -Lo hicimos por la patria -respondió Ulloa. -Nada, ahora comprobamos que los polos (PAN-PRD) se juntan. Reloj... sin tiempo A las 24 horas, sin la aprobación de Ley de Ingresos y mucho menos del Presupuesto de Egresos, el reloj electrónico que daba cuenta de la hora nacional -como sucedió en la Asamblea francesa- se apagó por orden de la mesa directiva. La presidenta Beatriz Paredes interrumpió la sesión. Felicitó a todos los presentes en el salón de plenos y decretó un receso de tres minutos, que duró más de 30, "para darse el abrazo de Año Nuevo", dijo. Y desde entonces el tiempo que regía a todos los mexicanos fuera del Palacio Legislativo de San Lázaro no existió para los legisladores, quienes olvidaron por momentos sus diferencias políticas y los ya irreconciliables panistas y priístas se abrazaban. Otros tomaban la sidra que Bernardo de la Garza obsequió a los reporteros. Aquella escena no se había visto por lo menos desde hace 53 años, cuando se registró la última aprobación del presupuesto fuera del plazo legal. La interrupción del reloj significó un golpe estratégico para bajarle presión a la aprobación del presupuesto que, como sostuviera el subsecretario Carstens, tenía un plazo de 10 horas para salir. Pocos diputados se dieron cuenta de que en el salón de plenos no había tiempo que rigiera la última sesión extraordinaria y la mesa directiva salvó un escollo. Presión del sector empresarial A la cuestión de forma se agregó la crítica de los priístas contra los métodos para alcanzar las reasignaciones del presupuesto. Manuel Añorve, del PRI, recordó que en las administraciones surgidas de su partido el cabildeo con los empresarios "se hacía en Los Pinos, y no aquí, en el restaurante Los Cristales". El reclamo del priísta se extendió a los diputados y senadores de su partido, porque "nos metieron una zancadilla, hay compañeros que están ligados a los grandes empresarios y la hacen de sus cabilderos, y eso fue lo que nos metió ruido. Rompió el equilibrio y ahora nos tienen sin haber metido las manos en el gasto del gobierno; pero que no se le olvide al PAN que en el PRI hay muchos talibanes. Y sólo hay que esperar unos pocos días para que se acabe ese pernicioso maridaje entre los panistas y los perredistas. Nosotros le mandamos un mensaje a Felipe Calderón: no entramos a la negociación del gasto, pero sí le decimos que no habrá más viajes del presidente Fox al extranjero". En uno de los recesos de la última sesión que comenzó el sábado pasado a las 12 horas, el coordinador del PRD, Martí Batres, fue lapidario al referirse al tricolor: "El día de hoy, el PRI pasó a la oposición. Cambiaron las interlocuciones, ya perdió la interlocución central".
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