019a1pol Gustavo Leal F. ¿Todos ganan? La urgencia para ampliar el debate público sobre la relección de nuestros legisladores es evidente. ¿Cómo y por quién "deciden"? ¿A quién rinden cuenta de sus procederes y maneras? La "transición democrática" iniciada con el reciente proceso electoral debe aún expresarse en la naturaleza de las decisiones tomadas por las cámaras del Congreso de la Unión. Con toda su indiscutible novedad, la calidad de las tareas del Poder Legislativo sigue siendo uno de los pendientes fundamentales en el proceso de la modernización política de México. Después del 2 de julio de 2000, el tratamiento legislativo de la "reforma constitucional en materia indígena" constituyó un decepcionante primer aviso sobre la capacidad y entendimiento histórico de los senadores "realmente existentes", particularmente de Fernández de Cevallos, Bartlett y el morriñoso perredista Jesús Ortega. Igualmente, el muy desaseado proceso que aprobó reformar y adicionar la Ley del Seguro Social el pasado 14 de diciembre confirma que, frente al tenebroso senador panista Fauzi Hamdan, al ubicuo priísta Genaro Borrego Estrada o al diputado madracista Samuel Aguilar Solís -a quien los mexicanos debemos la existencia de las instituciones de seguros especializados en salud (ISES)-, el electorado del año 2000 no dispone absolutamente de recursos para "controlar" los intereses que representan los legisladores. A pesar del claro mandato puesto en manos de la Alianza por el Cambio el 2 julio, el presidente Vicente Fox Quesada entregó la dirección del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a Santiago Levy, insigne representante de la tecnocracia zedillista, quien apoyado en su coordinador de asesores, el priísta Jorge Estefan, aprovechó los sobrecargados tiempos legislativos que discutían el derrotado reformón foxista y el escuálido Presupuesto de Egresos 2002 para introducir al Senado -el 2 de octubre- una deshumanizada iniciativa de reformas esencialmente financieras del IMSS. Esta iniciativa, firmada por el propio Fox, atropellaba cuatro minutas previamente aprobadas por la Cámara de Diputados de la 57 Legislatura, relativas a pensionados, riesgos de trabajo, discapacitados y candados frente a la subrogación de servicios. ¿Por qué el Jurídico de la Presidencia de la República no remitió esta iniciativa a la Cámara de Diputados, su cámara de "origen", sino al Senado? Dada su naturaleza básicamente fiscal, ¿contaba el Senado con las facultades del caso? A la iniciativa Fox/Levy le "brotaron" de inmediato ¡otras tres iniciativas más!: una, la iniciativa Hamdan, firmada por 11 senadores panistas y tres priístas; otra, la iniciativa Madero, firmada por siete senadores panistas, y una final, del senador panista Samaniego. El dictamen del Senado sobre las "diversas iniciativas de reformas" (estas cuatro iniciativas y las minutas de la 57 Legislatura) fue remitido en diciembre a la Cámara de Diputados. Una vez cursado el debate parlamentario entre diputados, fue preciso que el priísta Salvador Rocha recordara que constitucionalmente el Senado carece de competencias fiscales. Pero repartiendo al panismo lecciones de "alta" política, Jorge Stefan resolvió el reto con audacia: las comisiones competentes de la Cámara de Diputados emitieron nuevas iniciativas, las votaron fast-track y remitieron turbo al Senado, que las votó por unanimidad a las 6 de la tarde del día siguente. Aunque el tenebroso Fauzi Hamdan se apresuró a declarar que la Cámara de Diputados "hizo una interpretación muy discutible de las reformas que trabajó y aprobó el Senado", la mañana siguiente el PAN desplegó una campaña de prensa -calificada por los priístas de auténtica "piratería parlamentaria"- en la que, montándose en la precaria situación de los jubilados, sostuvo que "con las reformas a la Ley del Seguro Social el gobierno del presidente Vicente Fox cumple su promesa de velar por los más desprotegidos". El Ejecutivo recibió la "nueva" Ley del IMSS ese mismo día para su consecuente promulgación: apareció en el Diario Oficial el 20 de diciembre. Horas después el Banco Mundial otorgó préstamos para financiar proyectos de salud, mientras, en desplegado, el Consejo Técnico del IMSS comunicaba que "con las reformas... todos ganan". En realidad lo que votaron los legisladores de ambas cámaras al otorgarle al IMSS el estatuto de organismo fiscal autónomo fue iniciar el Fondo Nacional de Salud (recomendado a Fox por el Banco Mundial y la Fundación Mexicana para la Salud de Guillermo Soberón), fondo que "comprará" servicios a las "áreas médicas de gestión desconcentrada" así como "fortalecer" al Consejo Técnico del instituto para que dé cabida al "seguro popular" que publicita desesperadamente Julio Frenk, secretario de Salud del foxismo. ¿Merecen estos partidos la relección de esos legisladores, felices pasajeros de su inflada burbuja parlamentaria?
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