Jueves 3 de enero de
2002a |
Hasta Adentro Pa' todo el a�o n Marko Castillo |
Plet�ricos de
felicidad y de hartazgo de la buena comida y la abundante
bebida que afortunadamente riega nuestras mesas de fin de
a�o, despu�s de comer hasta pensar que la hambruna es
una invenci�n de los pesimistas y de beber hasta cambiar
de sexo, nos despertamos crudos desconsolados y sobre
todo desconcertados ante las noticias del asalto en
descampado del que fuimos objeto. En tanto nos abraz�bamos exultantes de jolgorio contando los �ltimos 12 segundos del a�o que se va, aumentaron el impuesto. Mientras nos atragant�bamos con las 12 tradicionales uvas bajando el mosto atorado en el gaznate con un buen vaso de vino tasaban un impuesto fijo a los licores. Cuando repic�bamos gozosos una campana para llamar a la felicidad, en los o�dos de los representantes populares resonaba el tintinear de las monedas que se recauda al subir el impuesto a los refrescos (bien sabido es que los mexicanos bebemos m�s refrescos que leche). Re�amos encontrando a los vecinos que al igual que nosotros sacaban sus maletas a pasear por la cuadra para llamar a los viajes durante el a�o, cuando sabemos que va a subir la gasolina. Apretamos supersticiosos el calz�n rojo en nuestro pu�o con la esperanza de encontrar al amor verdadero en los pr�ximos 12 meses, y a quien nos vamos a enfrentar es a la crisis. Barrimos el agua en nuestras banquetas para ahuyentar el dolor y las l�grimas de nuestras vidas, mientras cercenan limpiamente nuestra econom�a. Pudimos encontrar el momento melanc�lico para, al sabor de un cigarrillo, reflexionar acerca de nuestra existencia en este mundo y la suerte que tenemos al poder respirar y mirar la luz del universo, sin imaginar que ese humo de cigarrillo se elevaba en un 110 por ciento de impuesto, o sea, hasta las nubes. Soy artista, apol�tico pero no pendejo. Cabe preguntar; �nuestros representantes populares a qui�n representan? �Tengo que agradecer a mis diputados y senadores su preocupaci�n acerca de mi abstenci�n alcoh�lica o mis vicios pulmonares? �Acaso mi silueta les debe reconocer que ya no pueda ingerir refrescos? �Mi paladar debe dar gracias por hacer prohibitivos determinados manjares? �O mi disposici�n f�sica no requiere del golf, la pesca o el buceo? De todas maneras no lo practico; gravan actividades a las que muy pocos tienen acceso. Esto lo hacen con el fin de no recortar presupuesto o, como ellos mismos declaran, para no cargar impuestos sobre alimentos, medicinas y libros. Las repercusiones que tiene sobre la cultura la falta de estudio de estos problemas por parte de nuestros representantes son absolutas. El primer rubro que sufre con estas restricciones es el de las instancias de cultura de cada entidad. �Qu� va a pasar con la endeble infraestructura que sostiene las pocas posibilidades de hacer arte en nuestro pa�s? (m�s grave, �en nuestra provincia?). Somos mexicanos y fiesteros, y un pueblo aguantador por naturaleza. Pero cuando se vive �pocas de crisis es cuando se empieza a gestar movimientos art�sticos independientes de val�a; las propuestas generadas a partir de los problemas del pa�s se ver�n reflejadas en las producciones art�sticas. Nuestra comunidad de artistas est� preparada para defender sus derechos como corresponde en su papel de term�metros culturales de cada pueblo. Creo que nuestras autoridades culturales locales deben hacer un plan de emergencia para no perder lo poco que se ha ganado. |