Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 21 de enero de 2002
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Ť El disparo fue hecho a 10 centímetros del pecho; ocasionó dos perforaciones

Singular método quirúrgico salva a un hombre que recibió un balazo en el corazón, en Sinaloa

Ť Estaba sin presión arterial, en premortem, dice médico del IMSS que lo intervino

JAVIER VALDEZ CARDENAS CORRESPONSAL

Culiacan, Sin., 18 de enero. A Jesús Andrés Sandoval Valenzuela, una bala disparada a menos de diez centímetros del pecho le penetró por debajo de la tetilla izquierda, zigzagueó entre músculos y tendones, le perforó el pulmón y el corazón y le hizo perder cerca de cuatro litros de sangre.

Cuando fue llevado al hospital su presión arterial era casi inexistente. En vez de los 72 u 80 latidos por minuto que corresponden a un corazón normal, el suyo apenas alcanzaba los 45. El médico que lo revisó lo declaró "prácticamente en premortem".

El galeno usó entonces hebra de Teflón, material inusual en operaciones del corazón. De su uso quirúrgico apenas había escuchado pláticas de otros profesionales de la medicina, no más. Ese material, dice, se utiliza solamente en cirugía vascular.

Eran los primeros días de diciembre. Poco antes, los compañeros de trabajo de Jesús escucharon sus gritos, pues un atentado contra su vida lo tenía tirado en el piso. Estaba consciente, y del pecho y boca le brotaba sangre.

De inmediato llamaron a la Cruz Roja. La ambulancia llegó en minutos, cuyos paramédicos le brindaron los primeros auxilios mientras lo trasladaron al área de urgencias del hospital regional del IMSS.

Enfermeras y doctores que lo recibieron lo entubaron, inyectaron y canalizaron. Arturo Niño de Rivera le puso la sonda, Jesús Alberto Laura y Elsa Patricia Rodríguez convinieron con Joel Valdez Jiménez, especialista en cirugía de tórax y neumólogo, en abrirle el pecho.

Cuando lo seccionaron, no sangró. Los escasos 2.5 litros de sangre que aún tenía su cuerpo no alcanzaba para irrigarlo todo, y el corazón, lento, lerdo, no bombeaba.

"Era una situación sumamente crítica, prácticamente en premortem, sin presión arterial", explicó Valdez Jiménez.

El reto, en ese momento, era ir directo al corazón: suturarlo, evitar más hemorragias y echarlo a funcionar.

-šSeñorita, páseme algo para suturar el corazón! -ordenó el especialista a unasin-corazon-2 enfermera.

-šComo qué! -respondió la auxiliar.

-šTeflón!

-ƑTeflón?

-šSí!, šTeflón!

Una vez taponados los dos orificios del corazón, los médicos trabajaron quirúrgicamente sobre el pericardio y después en el pulmón. Los signos vitales respondían satisfactoriamente. Habían transcurrido dos horas 45 minutos en la sala de cirugía.

Seis días estuvo Jesús en el área de terapia intensiva. Después fue trasladado a piso, donde sumó otros siete días.

Al día siguiente de los hechos, al filo de las 10 de la mañana, Jesús recobró el conocimiento. Vio acercarse a un tipo alto, de pelo ondulado y bata blanca.

"ƑCómo estás, Jesús?", le preguntó el galeno que lo había operado.

A Jesús se le iluminó la mirada: no pudo evitar mojar los ojos y agradecer al médico la osadía de rescatarlo de la línea divisoria.

"Todo se dio para que saliera adelante y le dije: estuviste prácticamente en la línea, pero ya pasó, ya pasó todo", refirió el doctor Joel Valdez Jiménez.

Nunca había usado Teflón

En su carrera profesional -18 años operando y 11 practicando la cirugía de tórax-, Valdez Jiménez nunca había usado el Teflón. Este material, dice, se utiliza en cirugía vascular, pero tiene aún poca aplicación y por lo tanto no hay mucho.

-Entonces, Ƒcómo se le ocurrió en ese momento la opción del Teflón para suturar?

-Así nada más, se me ocurrió.

-ƑHubo un momento que haya pensado que se le iba a morir?

-Sí, desde el principio, desde que llegamos, porque el paciente estaba inconsciente... en ese momento dije: puede fallecer. Pero no perdí las esperanzas, siempre trabajé para salvarlo; porque yo nunca pierdo las esperanzas. Cuando tengo un paciente de esas características hago la lucha hasta lo imposible.

Sólo 10 por ciento sobrevive

En su trayectoria profesional, Valdez Jiménez ha experimentado múltiples casos de suma complicación -como apuñalados en el órgano cardiaco, de corazones inertes o con heridas diversas-, pero ninguno como éste.De cien casos, aseguró, 90 pacientes mueren, y lo más lógico es pensar que un balazo en el corazón provoca una muerte instantánea, que en Jesús no ocurrió.

"Hay que recordar que estas lesiones son de las más graves y es difícil que un paciente de estas características sobreviva. Estamos hablando de una mortalidad de aproximadamente 90 por ciento", manifestó.

Sandoval Valenzuela recibe seguimiento médico de Joel Valdez, un cardiólogo y un siquiatra, que le dan atención integral.

Ahora, casi con orgullo, muestra los 29 puntos de sutura que delimitan en dos su tórax. Adentro, rescatados, trabajan a su anterior ritmo el corazón y pulmones.

"Estoy muy agradecido con el personal de urgencias, de cirugía, de terapia intensiva y de piso; antes yo pensaba que el Seguro (Social) era lo peor, pero todos ellos me taparon la boca", remata.

 

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