Ť Hizo cine, televisión y teatro con ''insolente autoridad''
Falleció el actor, director escénico y dramaturgo Adolfo Marsillach
El talento más polémico y audaz del teatro español, Adolfo Marsillach, falleció mientras dormía el pasado lunes, cuatro días antes de cumplir 74 años, tras una larga batalla contra el cáncer.
Actor, director, dramaturgo, novelista y político en algún momento, Marsillach nació en Barcelona y fue hijo y nieto de críticos teatrales.
A los 17 años entró al mundo del espectáculo y en 1950 se trasladó a Madrid, donde tuvo su primer éxito con En la ardiente oscuridad, de Buero Vallejo.
Ese éxito, publica El Mundo, le dio crédito suficiente para vencer los recelos centralistas que lo habían recibido y para empezar a transitar por el cine, el teatro y la televisión con insolente autoridad. Admirado, detestado y traicionado con frecuencia, según él, ''no sé en que orden y grado", Marsillach siempre mantuvo un enorme vigor intelectual que le permitió actuar en obras como Hamlet, Pigmalión y Después de la caída. En cine: Ramón y Cajal, Maribel y la extraña familia, Al servicio de la mujer española, Sesión continua, postulada al Oscar en 1985 como mejor película extranjera, y Esquilache, por la que obtuvo el premio Goya como mejor actor de reparto en 1990.
De su extenso trabajo como director escénico destacan Marat-Sade, de Peter Weis; Aguila de Blasón, de Ramón del Valle Inclán; Sócrates, sobre los diálogos de Platón; Tartufo, de Moliére; César y Cleopatra, de Bernard Shaw y El mal entendido, de Albert Camus.
Apoyo al Partido Socialista
Su única obra como dramaturgo Yo me bajo en la próxima. ƑY usted? constituyó uno de sus más grandes éxitos teatrales, representándose en España, México, Estados Unidos, Venezuela, Colombia, Perú y Argentina. Sus seis programas de televisión fueron como un ''purgante'' para la sociedad española de su tiempo.
Fue director del Teatro Español de Madrid y fundador del Centro Dramático Nacional, así como de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Dirigió el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música del Ministerio de Cultura, cargo al que renunció.
Desde la instauración de la democracia en España, apoyó al Partido Socialista y en varias ocasiones dejó claro que con el teatro no pretendía hacer historia, sino política. ''Amigos y colegas adquirieron la desagradable costumbre de traicionarme con agotadora insistencia", se lamentaba Adolfo Marsillach.