Ť El movimiento zapatista, alternativa para luchar contra la globalización, afirma
González Casanova: la izquierda debe retomar su alianza con la sociedad civil para salir de la crisis
Ť Dice que sin cumplir los acuerdos de San Andrés la reforma del Estado estará incompleta
ALONSO URRUTIA
Tras señalar que en el escenario político actual las diversas vertientes de la izquierda enfrentan una crisis, Pablo González Casanova sostuvo que para superar esta etapa es necesario que se retomen las alianzas con los movimientos sociales, con la sociedad civil y con los trabajadores, para impulsar un nuevo proyecto acorde con esta nueva realidad. "Ahí hay una cultura de resistencia impresionante y altos niveles de politización que permitirán a la izquierda retomar espacios de lucha", expresó.
Al participar en la presentación del libro Después del 2 de julio, Ƒdónde quedó la transición? Una visión desde la izquierda, González Casanova subrayó que en la actualidad desde la selva chiapaneca ha surgido un proyecto muy bien estructurado que se opone a las tendencias globalizadoras mundiales. Esta línea de pensamiento surgida desde comunidades indígenas, puntualizó, permitiría avanzar en la solución de los problemas sociales en esta etapa de globalización; "recientemente un amigo italiano me decía: no se puede entender Génova sin la selva chiapaneca", en alusión a las protestas antiglobalización que se dieron en Italia recientemente.
En su reflexión sobre la situación de la izquierda el académico también habló de que México no puede pasar a otra etapa de democratización ni avanzar en lo que se denomina reforma del Estado sin el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés Larráinzar.
Más adelante comentó que el proyecto surgido desde Chiapas es visto con recelo hasta por quienes se dicen que no son racistas tan sólo porque provienen de los indígenas. "Baste ver la resistencia que hubo cuando se debatió si los zapatistas iban al Congreso y no, no era el apartheid de Sudáfrica, sino el del México actual". Añadió que el proyecto zapatista permite reflexionar sobre el hecho de que la utopía puede ser una expresión de los ideales, representar la vinculación real y no discursiva entre la ética y la moral.
Al referirse a la crisis de las diversas vertientes de la izquierda en el mundo, González Casanova dijo que éstas van desde la línea socialdemócrata -"baste oír a Tony Blair"- hasta los movimientos marxistas o los nacional revolucionarios, que provienen de la visión del Tercer Mundo.
Sólo Cuba permanece, apuntó, y subrayó la necesidad de ponderar la importancia histórica del régimen político de la isla, que ha sobrevivido a un contexto mundial muy adverso. Refirió que tras la caída de la Unión Soviética, en Cuba se discutió ampliamente sobre el futuro en un ejercicio democrático sin precedentes, en el que participaron 3 millones de personas.
González Casanova expuso que Cuba no ha sabido o no ha querido promover sus prácticas democráticas ante el mundo. Más adelante comentó que es necesario retomar el concepto surgido desde hace años entre la izquierda, el de la revolución democrática, y analizar lo que ha pasado con los movimientos populares y nacionalistas. Comentó que para retomar esa concepción surgida de grupos socialistas es preciso repensar en las alianzas con sectores populares explotados, con los trabajadores, entre quienes existe una rica experiencia de resistencia y altos niveles de politización.
Una alianza en la que se parta del reconocimiento del otro y se debata sin descalificaciones de oportunismo o radicalismo, como ha prevalecido en la izquierda. Es decir, explicó, un concepto socialista plural y que permita entregar el poder al pueblo.
Por su parte, el coordinador del libro, Arturo Anguiano, señaló que en estos momentos, cuando existe un capitalismo globalizado que parece ser arrasador, es necesario que desde la izquierda se retome la utopía, que no es ilusoria, de una sociedad igualitaria. Debemos oponernos a esa concepción que se nos quiere imponer de que la globalización es fatalmente irreversible y que los proyectos de una sociedad igualitaria son inviables y no existen.
Por su parte, Ramón Vera destacó que la transición no se agota en una democracia electoral, pues ello no pasa de ser una alternancia en el poder. La democracia va más allá y comprende la participación social en los diversos procesos sociales y políticos.
La transición, dijo, no se trata de un voto, sino que implica un nuevo pacto social, un ordenamiento de la vida pública y no sólo la mera alternancia en el poder.