Directora General: Carmen Lira Saade

México D.F. Jueves 24 de enero de 2002

Política

Adolfo Sánchez Rebolledo

Está cañón

Ninguno de los tres grandes partidos metidos en la tarea de renovar sus dirigencias parece interesado en ganar la atención de sus adeptos mediante una campaña de ideas. Dan la impresión de que su máxima aspiración es convencer a los ciudadanos de que ellos sólo saben de rituales mediáticos, golpes bajos y grillas internas, como si se esforzaran por hacer valer el prejuicio derogatorio que ya pesa sobre los políticos en general. No es casual que el fantasma de la división ronde por algunas casas partidistas.

Ninguno de ellos, si se quiere por razones muy diversas, nos ofrece un examen serio sobre la situación nacional y sus perspectivas, un mínimo balance de la historia reciente que permita diseñar algunos trazos al futuro. En cambio, prevalecen las frases de corto alcance y las denuncias para alborotar la gallera. Todos, por supuesto, hablan de "su" proyecto, pero ésta es la hora que nadie adivina qué quieren decir con ello. Como se ha perdido el antiguo perfil que los definía, la búsqueda de la identidad perdida aparece en el primer plano de las preocupaciones. Perdidos en las minucias, no atinan a mirar el bosque.

A muchos nos gustaría que los partidos aprovecharan la ocasión para debatir acerca de los grandes temas de nuestro tiempo, comenzando por los asuntos de orden global y terminando con un análisis puntual de la coyuntura nacional. Quisiéramos conocer sus propuestas (si las tienen) y no sólo sus quejas o, peor, sus pleitos internos.

La agenda nacional no se concluyó con la alternancia ni tampoco depende de un simple ajuste de cuentas con el pasado, sino de proponer nuevas y más profundas reformas a la vida social, política y económica de la nación.

Están pendientes numerosos cambios en el orden institucional de la República, en el gobierno, en las relaciones entre los poderes. Es preciso modernizar el Estado para que cumpla sus tareas eficazmente sin la carga del viejo presidencialismo, pero de esto nada hablan los partidos, mucho menos los candidatos que se disputan el liderazgo.

ƑQué nos dicen las dirigencias políticas en disputa sobre el futuro de la economía, que no sean las generalidades socialcristianas sobre el "humanismo" o las críticas nostálgicas de estatismo contra cierto neoliberalismo ideal que a fuerza de genérico está en todo y en ninguna parte? ƑNo va siendo hora de preguntarnos en voz alta cómo diablos resolverá México el problema de atender en los próximos años las demandas de varias decenas de millones de pobres? Por desgracia estos asuntos no pesan en las campañas internas de los partidos, lo cual no sorprende, pues tampoco importan mayormente en el debate público, siempre tan exasperado como superficial.

En las próximas semanas seremos testigos del recambio de las direcciones partidarias. Ojalá y los procesos, sobre todo en el PRI y el PRD, logren encarrilarse hacia una contienda civilizada, pero esto depende menos de pactos y compromisos internos que de la necesidad de elevar la mira. Y eso está cañón.