Directora General: Carmen Lira Saade

México D.F. Jueves 24 de enero de 2002

Cultura

Ť Presentarán exposición del artista y libro que incluye poemas de Alberto Blanco

Vicente Rojo construye sus volcanes a partir de formas primigenias

Ť De Barragán me interesa su extrema limpieza, su delicadeza y su presencia firme, explica

Ť La casa-museo del arquitecto jalisciense albergará 15 esculturas del pintor y grabador

MERRY MAC MASTERS

De unos años a la fecha, en el trabajo de Vicente Rojo la arquitectura cobra mayor presencia. Sus obras más recientes en esta dirección son el ''ambiente exterior'' que el pintor, escultor y grabador diseñó para envolver el Aula Magna José Vasconcelos del Centro Nacional de las Artes, y una fuente y escultura que creó para el edificio Reforma Plus.

vicente_rojo_c53El volcán no es un tema nuevo para el artista plástico. Sus dibujos al respecto se remontan ''por lo menos'' a 1988. Sin embargo, las 15 esculturas en bronce con esa temática ?que Rojo realizó para un proyecto de Impronta Editores? están construidas posiblemente a la manera arquitectónica, pues las trabaja ''a base de capas que van creciendo'', con un punto de partida mínimo. El proceso mismo, desde que intuye algo, es fundamental.

La más reciente obra escultórica de Rojo, como el libro Quince volcanes, con igual número de poemas de Alberto Blanco (volumen que presentará Fernando González Gortázar), se darán a conocer este sábado a las 12 horas en la Casa-Museo Luis Barragán, en General Francisco Ramírez 14, colonia Ampliación Daniel Garza, dentro de los festejos por el centenario del natalicio del arquitecto jalisciense.

Sensibilidad delicada y sutil

Rojo nunca mantuvo una relación personal con Barragán, pero al igual que otros artistas cuya obra les ''impresiona'', supone que incide en su trabajo. Entonces, ''de Barragán me interesa su extrema limpieza, su delicadeza al mismo tiempo que su presencia tan firme. Es decir, los dos polos a los que también aspiro: que mi obra funcione entre una fuerza propia, más una sensibilidad delicada, suave y sutil''.

-¿Le hubiera gustado hacer una obra para un edificio de Barragán?

-Me hubiera sentido cohibido. Su obra es impresionante y no sé si hubiera podido estar a la altura de ese proyecto.

Los ''volcanes'' de Vicente Rojo no surgen de la realidad, sino de su imaginación. (La poesía de Blanco, en vez de descriptiva, dedica a cada escultura uno de los elementos que el volcán expulsa cuando hace erupción, como la pirita y la calcedonia.) Después los arma poco a poco al modo de una construcción, además con ciertas referencias a los juegos de infancia, algo que trabaja desde hace muchos años.

ROJOPor eso, cuando se le recuerda que Gerardo Murillo, el Dr. Atl, fue un amante del volcán, el artista plástico apunta:

''El sí se interesaba por los volcanes reales. Mi visión es totalmente opuesta a la del Dr. Atl, cuyo trabajo obviamente respeto. Prefiero hacer volcanes falsos. Los míos son irreales e inventados.''

Contemplación a distancia

-¿Haría un viaje para observar un volcán?

-No. Lo haría por el simple gusto de verlo, pero no como una inspiración. No sé trabajar sobre formas reales más allá del triángulo, el círculo, el cuadrado. Me interesa contemplar la naturaleza pero a distancia, no metido dentro de ella.

Para el entrevistado sus volcanes son una derivación de su serie Escenarios, en torno del triángulo que, luego, se convirtió en una pirámide y ésta a su vez se transformó en volcán. Al pasar a la escultura, ''básicamente es un cono con mucha movilidad''.

Los 15 bronces en cuestión se tornan primitivos, apagados y encendidos. Explica Rojo: ''Es una forma de acentuar el juego. Gusto de complicarme el trabajo. Podía haber hecho 15 volcanes independientes, pero quise agru-

parlos en esos tres aspectos. En particular me interesa un tema con el que también he trabajado que es lo primitivo. Me interesan formas muy elementales, incluso, antes de que la geometría existiera, de pueblos anteriores a lo que ahora conocemos, equivocadamente, como civilización. Me interesan esas formas primigenias, tan naturales, tan espontáneas, tan hermosas y tan creativas, hechas en una época en que el arte no existía propiamente, sino que eran formas útiles, necesarias, que lo mismo podían relacionarse con construcciones para habitarlas que a construcciones rituales. Luego creció la obra y empezaron los volcances apagados, que no están en erupción, y los encendidos que han hecho erupción. Bueno, esta es una cosa que forma parte de mi trabajo interno''.

Vicente Rojo no utiliza en realidad bocetos. Entonces, como el libro Quince volcanes pretendía incluirlos, el artista hizo unas ''postinterpretaciones'' de sus esculturas que califica de libres, sintéticas y muy gráficas.