Ť El ex auditor Duncan compareció ante congresistas, apelando a la Quinta Enmienda
Atroz, el uso de prácticas contables en Enron, afirma el presidente de la Reserva Federal
Ť Los documentos que destruyó la firma Arthur Andersen habrían evitado la quiebra
REUTERS Y DPA
Washington, 24 de enero. El colapso del mayor comercializador de energía, Enron, no socavará la confianza en la economía de Estados Unidos, aseguró este jueves el presidente de la Reserva Federal (Fed), Alan Greenspan, en momentos en que el Congreso comenzó las audiencias para investigar la quiebra de esa empresa.
''Realmente no tengo esa preocupación'', sostuvo Greenspan al presentarse ante la Comisión de Presupuesto del Senado, en respuesta a una pregunta del demócrata Jon Corzine. La caída de Enron muestra, sin embargo, que existen debilidades en el sistema contable de las empresas de Estados Unidos, añadió el jefe de la Fed.
Consideró que ''las estructuras de incentivos... en comisiones de auditorías, dentro de la empresa, dentro de los contadores no son, al menos a mi juicio, óptimos para la apropiada distribución de capital'', y calificó de ''acto atroz'' el uso de prácticas contables por parte de Enron, incluido un frecuente cambio en los informes de ganancias. Greenspan señaló que la única explicación sobre eso ''fue que pretendían impulsar el panorama contable de la firma en quiebra''.
El escándalo de Enron, que reportó mayores ganancias de las que obtuvo meses antes de la quiebra ocurrida el 2 de diciembre pasado, creó cuestionamientos sobre si a las firmas de contabilidad se les debe permitir tener un doble papel: ser tanto auditores como consultores de las compañías.
A la firma de auditoría Arthur Andersen se le responsabiliza de haber tenido conocimiento de los problemas financieros de Enron y de haber destruido documentos contables, los cuales habrían permitido evitar la quiebra que dejó a miles de empleados en la ruina por invertir sus fondos de retiro en acciones.
David Duncan, auditor despedido de la consultora Andersen, acusado de destruir documentos comprometedores de Enron, se negó a responder en la comparecencia ante el comité de la Cámara de Representantes que investiga la bancarrota.
Duncan citó sus derechos de la Quinta Enmienda de la Constitución para no proveer información que podría perjudicarlo sobre su presunto papel en la desaparición de documentos, que habrían puesto al descubierto la complicada situación financiera de Enron.
Los congresistas le preguntaron si conscientemente destruyó documentos contables. Duncan, visiblemente nervioso, respondió que ''por consejo'' de sus abogados no respondería.
El ex ejecutivo de Andersen era jefe de cuentas encargado del expediente de Enron y fue despedido la semana pasada por la empresa auditora, una de las cinco más grandes de Estados Unidos.
En la sesión, el republicano Jim Greenwood, presidente del Comité de Comercio y Energía de la Cámara de Representantes, se dirigió a Duncan y resumió: ''Enron robó el banco, Andersen condujo el automóvil de la fuga, y usted estaba al volante''. Incluso ex compañeros de Duncan lo culparon de dirigir la destrucción de documentos y señalaron que actuó solo y ''organizó los esfuerzos'' con miras a eliminar documentos internos de Enron. Un reporte de The Wall Street Journal señala que Duncan advirtió en octubre a los directivos de Enron contra un comunicado que contenía informaciones ''que podían inducir a un error''.
La audiencia de los representantes y otra en el Senado, realizada también este jueves, se centraron en el papel de Andersen y en si en los organismos reguladores pudieron haber evitado el colapso de Enron.
Las audiencias son las primeras de nueve que están programadas para las próximas seis semanas y ocurren un día después de la sorpresiva renuncia del presidente de Enron, Kenneth Lay, amigo personal e importante contribuyente a la campaña presidencial del mandatario George W. Bush en 2000.
Un mensaje interno de Andersen dado a conocer este jueves tras la audiencia, señala que a los empleados de la auditora se les pagaron horas extra para abocarse a la destrucción de documentos, informaron fuentes del Congreso.
Un correo electrónico del 24 de octubre indica que la empresa espera que ''la gente se encuentre en condiciones de (retener y destruir documentos) en horas extras, si es necesario, por el resto de la semana, o por el tiempo que le tome a cada uno de ustedes sentirse cómodo''. El 10 de noviembre se instruyó a los empleados detener la trituración de documentos.
Andersen cayó en la tormenta por haber avalado a mediados de 2001 las cuentas del grupo de distribución de energía y, según expertos, la compañía podría tener que llegar a pagar cientos de millones de dólares para evadir demandas colectivas y sobrevivir al escándalo.
Antes de las audiencias, el legislador Billy Tauzin, presidente de la Comisión de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes, señaló que Andersen fue informado con bastante antelación de los problemas financieros de Enron y la destrucción implicó al menos a 80 personas.
''La destrucción plantea muchas interrogantes que preocupan sobre los vínculos'' entre la firma auditora y la empresa energética, dijo Tauzin.
Durante la audiencia en el Senado, los parlamentarios interrogaron al ex presidente de la Comisión de Operaciones Bursátiles (SEC), Arthur Levitt, para saber si las autoridades federales habrían podido proteger mejor a los inversionistas estafados.
''La confianza de los inversionistas en el mercado bursátil fue sacudida'', declaró el presidente de la Comisión de Asuntos Gubernamentales, el ex candidato demócrata a la vice presidencia Joseph Lieberman, quien habló de un ''huracán financiero sin precedentes que lesionó a miles de estadunidenses''.
Lieberman añadió que investigaría más los vínculos de Enron con el gobierno del presidente George W. Bush, pues señaló que la compañía fue descrita como ''un castillo de naipes construido a través de una escandalosa ambición y engaño''.