La televisión y el cine no sirven para trascender, afirma Edith González
Ť Me indigna cualquier actitud que busque segregar al ser humano, expresa la actriz
Ť La doble moral me confunde y veo que el bisexualismo se incrementa, señala
FABRIZIO LEON
La actriz Edith González interpreta por tercera vez a un personaje prototipo de la vida nocturna e inspirador de la bohemia: una cabaretera de los años cuarenta. Sólo que en esta ocasión la escena está situada en la época actual aunque, por lo menos en la ciudad de México, ya no exista el tipo de cabaretes que aparecen en la telenovela Salomé. La historia nada tiene que ver con la princesa judía que por sus bailes obtiene de su padrastro la cabeza de San Juan Bautista. Por el contrario, el personaje telenovelero es una amalgama de sinrazones que ha llevado a esta cabaretera a una vida próspera, con hijos que aparentan la misma edad de la madre, que sufre horrores y que por razones extrañas nunca se sabe quién es el hijo del hombre que ama. Con un guión disparejo y una dirección parca, este culebrón mediocre de Televisa se mantiene en los ratings más altos de la pantalla chica.
Luego de 20 años de trabajo profesional Edith González se piensa como un icono femenino "que trascenderá", como ella misma lo explica en la entrevista que concedió a La Jornada en el comedor y recámara de su casa.
"Hace años, cuando pensé en la trascendencia, quise que un gran pintor me retratase, porque tengo la impresión de que la televisión y el cine no sirven para ello. Por medio de unas tías que eran amigas de Alberto Gironella, le pedí que hiciera un cuadro mío... lo cual cristalizó en una obra que se llama Edith González como la Infanta Margarita, que actualmente es parte de la colección permanente del museo Getty en Alemania."
Ahí inició su relación con diferentes pintores los cuales le han pedido posar para pintarla. Sus trabajos se reflejan en la sala, estudio y pasillos de la casa donde la actriz enseña el último trabajo que acaban de obsequiarle, producto de sus impacientes horas posando frente al escrutinio, la imaginación y el deseo de los artistas. Es una obra gráfica de Jorge Marín donde aparece desnuda, sentada y con las rodillas recogidas por los brazos, en medio de escritos y de la partitura de una obra clásica. En la parte de arriba de su morada hay un acrílico del pintor oaxaqueño Sergio Hernández, donde los ojos de la modelo son el centro de atención. Un cuadro más del mismo artista juega con los tonos verdes que a su entender deben de llevar los elefantes, mientras los anafres y ranas vuelan. Todavía sin colgar aparece en una orilla la imagen desnuda de Edith González que el fotógrafo Cristian Besson ambientó en tonos cálidos. En su estudio, al lado del reposet, el dibujo de Raúl Anguiano es notable, mientras en el comedor, donde una ensalada verde y pechugas de pollo esperan a los comensales, una rana-sapo volteada de Toledo aguarda. Antes de subir a su recámara, donde la actriz posará para el fotógrafo, la imagen de ella misma representando a Hamlet nos advierte: es la mirada de Arturo Rivera.
Ella viste de negro con un ajustado pantalón y una playera que al centro muestra una piña, sólo unos centímetros arriba del ombligo que, al parecer, sonríe. Edith González nos habla de su cuerpo, de sus pies, pero sobre todo de la molestia que le causan el racismo, la doble moral, el maltrato a las prostitutas y el cambiarse de casa. "Alguna vez me contó Arturo Ripstein que el cambio de casa es una de las tres causas de suicidio. La primera es por problemas económicos, luego los amorosos y finalmente el cambio de hogar", asegura.
Con aire de diva y orgullosa de su relación con las artes plásticas, la actriz prefiere hablar del otro papel.
El papel
"Mi relación con el papel me estimula, me encanta su uso, las texturas... disfruto el papel, pero no su aroma. Por eso yo no entiendo el comunicarse por medio del e-mail, es impersonal. Las cartas de amor deben escribirse en papel con tinta."
-Con tinta china -completamos.
-Por supuesto. ¡La tinta es china! ?indica, al mismo tiempo que levanta la ceja izquierda.
-¿Y cómo haces para cuidar tu imagen y que la prensa no se la pase hablando de tu intimidad?
-No hablo. Cierro la boca.
-Este nuevo personaje que interpretas ¿es una prostituta?
-No, es sólo una cabaretera.
-¿No es una puta?
-No digas esa palabra, me molesta. Y este personaje no lo es, sólo es una cabaretera.
-¿Qué te molesta?
-Me molesta que se califique así a un ser humano, sólo por ejercer un tipo de profesión. Se me hace que cada quien tiene su derecho; tú puedes pensar si está bien o no, pero no tienes derecho de hacer menos a un ser humano porque ejerce una profesión con la cual tu no estás de acuerdo. Aparte es una palabra peyorativa, medio racista. Prefiero decirles sexoservidoras, suena más bonito. Cualquier cosa que se incline por segregar a un ser humano me indigna.
-¿Cuál es tu opinión sobre las prostitutas y las cabareteras?
-Yo he abordado este tipo de personajes con mucho respeto, con mucho cariño. Un día fui a un lugar llamado Savoy para conocerlas y platicar con ellas y me aceptaron muy tranquilas. Yo las respeto muchísimo, no solamente porque soportan a hombres borrachos y tienen un tipo de vida dura, sino porque la mayor parte de ellas son madres y porque cuando tú eres leal con ellas, ellas son leales contigo. Siempre me ha confundido la doble moral de un señor que por el hecho de contratarlas para un servicio se siente con la libertad de poderlas llamar de esa forma tan despectiva. No soporto que hablen mal y así de una mujer frente a mí; no entiendo esa doble moral, de verdad. Tratan como algo inmaculado a su noviecita santa y a una chava que está haciendo un servicio, que está trabajando por circunstancias que muchas veces ella no escogió, la tratan como si fuera un objeto.
?¿Esa doble moral se refiere también a las mujeres que andan con hombres casados?
?Sí, pero también hay hombres cansados de andar con mujeres y viceversa, o sea... ¿me entiendes? Cada día cuestan más trabajo las relaciones. De un lado y del otro. La constante es que las mujeres están teniendo más relaciones bisexuales, igual que los hombres. Ya ni sé si estamos hablando de homosexualismo. Veo que todo el mundo quiere encontrar el amor de su vida por fax, y a los tres meses ya terminaron con él; existe un gran incremento de bisexualismo de un lado y del otro.
''La gente no me quiere ver de villana''
-¿Tú escoges a tus personajes?
-No, lo que pasa es que Televisa hace un estudio y decide sobre las gentes que, digamos, le rinden más frutos. En este estudio yo estoy del lado de las más buenas y entre las más guapas el público elige verme como buena.
-¿Buena de carácter o porque está muy bien tu cuerpo?
-No sé qué quisieron decir, lo que sé es que no me quieren poner en personajes de villana. Hace tiempo yo quería hacer La Colorina y estuve peleando con varios ejecutivos de Televisa, porque ellos no querían. Me decían que según los estudios la gente me quiere ver de buena. Yo les dije ''bueno, pues sí, pero tengo que crecer, hacer otros personajes''. Cambiar a tiempo, no cuando ya no te queda de otra.
-¿Por qué no estás haciendo cine?
-Tengo los tiempos cruzados con el cine nacional. He pasado esperando un buen proyecto por dos años. Terminé en Aventurera y luego la telenovela Nunca te olvidaré; en ese momento me llegaron propuestas cinematográficas, pero ninguna me atrapó, excepto un corto que hice con Guillermo Arriaga. Me han llegado varios libretos, no te digo que no, pero ninguno me ha atrapado.
-¿Cómo está tu cuerpo?
-Me gusta mi cuerpo, es un cuerpo sensual. Se me hace un cuerpo que me sirve, me funciona, es un cuerpo que es gracioso. No es un cuerpo tosco y en primer lugar está completo. Tengo todo completo, cinco dedos en cada mano y en cada pie. Tengo problemas digestivos pero nada grave, y después de esto te digo que es un cuerpo bien hecho. A mí me gusta el cuerpo delgado, no me gusta el voluptuoso, pero que tenga las cosas que debe tener; pues sí... creo que es un cuerpo que tiene gracia al moverse.
-¿Cómo son tus sueños?
-¿Mis sueños? ¿Sueños de a deveras o los sueños que yo quisiera?
-Pues nada más los sueños.
-Mis sueños en este momento tienen nombre y apellido.