Ť Presentaron la reproducción del Códice Florentino
Sahagún se acercó al mundo indígena para detectar idolatrías: León-Portilla
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
Fray Bernardino de Sahagún comenzó sus investigaciones ''para acercarse a comprender el mundo indígena'', señaló el historiador Miguel León-Portilla el jueves en el Aula Magna de El Colegio Nacional.
Las declaraciones de León-Portilla cerraron el acto en el que se presentó la reproducción del Códice Florentino, coeditado por Libros Más Cultura y Aldus, el jueves en el Aula Magna de El Colegio Nacional. Ahí, el director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, César Moheno, advirtió que esta edición no puede ser considerada un facsímil debido, entre otros aspectos, a su ilegibilidad y la mala calidad de la impresión de las imágenes.
El acercamiento de Sahagún al mundo indígena, agregó León-Portilla, no era sólo para comprender el mundo de los nativos de esta tierra sino también ''para detectar sus idolatrías. Nosotros ya no hablamos de idolatrías, pero vamos a concederle la gracia a los frailes, que si veían algunas imágenes podían realmente impresionarse y asustarse''.
En el mundo de flor y canto
Recordó que Sahagún, en sus últimos años, recayó en la enfermedad de ver idolatrías por todas partes. ''Yo temo que esto sea el renacer de la idolatría'', dijo el fraile en ese entonces al narrar que ''en el rumbo del Tepeyac se adoraba a la diosa madre con el nombre de nuestra madre, y que la gente iba en grandes peregrinaciones desde muchas leguas a la redonda, y ahora otra vez se le da culto a la Virgen de Guadalupe y muchos le dicen Tonantzin''.
Este tema llevó a León-Portilla a referirse al debate sobre la existencia de Juan Diego y las apariciones de la virgen de Guadalupe. Ambos, asentó, forman parte del mundo de flor y canto, de un relato fundacional ''que dio base para que muchísimos mexicanos de tiempos antiguos y recientes vieran eso, una gran belleza y una raíz en lo que concierne a Tonantzin Guadalupe y, claro, a Juan Diego. De manera que preguntar si hubo apariciones o no son necedades que no interesan.
''En resumen me parece que si lo canonizan podemos ver en ello otro símbolo, un reconocimiento para los pueblos indígenas que les hace falta y que nuestros diputados, incluso los de extrema izquierda, que dicen serlo, quien sabe si lo sean, ésos no reconocieron las demandas de San Andrés''.
Moheno, quien se refirió especialmente a esta edición del códice, desmintió de nuevo a la directora de Libros Más Cultura, Marcela Alvarez del Castillo, acerca de un litigio entre la editorial y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (La Jornada, 21/01/02).
El director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia indicó que el permiso del INAH tardó sólo 18 días naturales y la biblioteca sólo sugirió que en la primera página del tomo I se suprimiera la frase ''en facsímil''. Explicó: ''facsímile deriva del latín facire: hacer y símile: semejante. Y como señala el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, se trata de 'una perfecta imitación o reproducción de una firma, escrito, dibujo, impreso, etcétera'''.
Añadió que después del análisis de los documentos que les envió la editorial ''en la biblioteca llegamos a la suposición de que tal edición no era sino el resultado de escanear el facsímil que editó el Archivo General de la Nación en 1979''.
Moheno advirtió que el escaneo ''no reproduce con fidelidad, por ejemplo, los colores de las imágenes'', herramienta invaluable para los investigadores pues cada color representa información, ''y saca de registro y no refleja fielmente los textos manuscritos en español y náhuatl, lo que impide a ojos vistas su lectura''.
Una joya historiográfica acompaña al códice, dijo, y es el ensayo de Miguel León-Portilla.